Bangladesh: Enterradas bajo los escombros. Cicatrices de la tragedia en talleres textiles (por Naimul Haq)
Fue el peor accidente industrial en la historia de Bangladesh, con al menos 1.127 muertos. Crédito: Naimul Haq/IPS
IPS, 23-05-2013
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2013/05/cicatrices-de-la-tragedia-en-talleres-textiles-de-bangladesh/
“Estaba
oscuro y caluroso, con un asfixiante polvo por todos lados. En el aire dominaba
el olor de los cuerpos descomponiéndose”, recordó Nasima, de 24 años,
una trabajadora textil que pasó cuatro días enterrada bajo los escombros del
edificio que colapsó en abril en la capital de Bangladesh
La
joven recordó el terror que ella y otras cuatro trabajadoras sufrieron cuando
quedaron sepultadas por restos de vidrios, hierros y concreto del inmueble de
ocho plantas.
Los
equipos de rescate las encontraron entre las ruinas del quinto y del sexto piso
del edificio Rana Plaza, en el suburbio de Savar, donde funcionaban cinco
talleres textiles.
Nasima
dijo a IPS que estaba “demasiado
asustada” para recordar todos los detalles de esas 96 horas. “Mis colegas murieron una tras otra a pocos
metros de mí”, contó. Se dio cuenta de que habían fallecido cuando dejó de
escuchar sus voces llamándola en la oscuridad.
Nasima
comenzó a trabajar en Ether Garments, una de las muchas compañías que
funcionaba en el Rana Plaza, solo 20 días antes de la tragedia. Se trató del
peor accidente industrial en la historia de Bangladesh, en el que murieron al
menos 1.127 personas, según los últimos conteos.
Mientras
las familias de las víctimas comenzaban a llegar desesperadas al lugar de la
tragedia, surgían a la luz informes de falencias en las medidas de seguridad y
de negligencia de parte de los responsables.
Rápidamente
quedó claro que los dueños de la fábrica habían sido alertados sobre la
posibilidad de un colapso del edificio, al que solo se le había autorizado
operar hasta el quinto piso.
Cuando
los sobrevivientes comenzaron a hablar, denunciaron que sus empleadores habían
ignorado las recomendaciones de los ingenieros de cerrar las fábricas el 24 de
abril, el día del desplome, y que incuso amenazaron a los trabajadores con el
despido si no concurrían a trabajar.
Estas
revelaciones desataron una indignación internacional y pusieron al descubierto
la situación de la industria textil de Bangladesh, el sector que genera más
divisas al país, unos 20.000 millones de dólares al año.
Empresas
transnacionales como la sueca H&M, la irlandensa Primark y las
estadounidenses Gap y Wal-mart, que subcontratan la mayor parte de su
producción en Bangladesh para aprovechar la mano de obra barata, en su mayoría
femenina, ahora son blanco de duras críticas por no haber adoptado los
estándares de seguridad.
Aunque
estas acusaciones no son nuevas, grupos de derechos humanos esperan que la
tragedia sacuda a la industria lo suficiente para que implemente mejores leyes
laborales y adhiera a las reglas de seguridad.
Activistas
destacaron, como contraste, que alrededor de 2.500 personas se ofrecieron para
ayudar en el rescate, en su mayor parte mujeres.
Prueba viviente de la
negligencia
Shapla,
de 19 años, cuyo brazo izquierdo resultó tan gravemente herido que debió ser
amputado en el mismo lugar del accidente, habló con IPS desde su cama en el
hospital del Instituto Nacional de Traumatología y Rehabilitación Ortopédica de
esta capital.
La joven recordó haber sobrevivido por varias horas atascada
entre las ruinas del segundo y el tercer piso del edificio, “con sangre y cadáveres por todo alrededor”.
Mehedul, esposo de Shapla y quien trabajaba como operador de
una máquina de coser en el mismo piso, dijo a IPS que sobrevivió por pura
suerte, pues se encontraba en la parte de atrás edificio en el momento en que
la estructura se vino abajo.
La mayoría de los trabajadores que se encontraban en la
parte delantera del centro textil quedaron aplastados.
Algunos de los sobrevivientes, como Razia, de 21 años,
sufren tanto dolor que preferirían la muerte. “¡Que alguien me dé veneno, quiero morir”, clamaba en la sala del
hospital donde ella y otros 121 heridos son atendidos gratuitamente.
La joven dijo a IPS que simplemente escuchó una gran
explosión y de pronto todo se puso oscuro.
En las siguientes 14 horas, tuvo que luchar para poder
respirar a través del espeso polvo que la cubría.
Al lado de su cama en el hospital yacía Shamsul Alam, un
inspector de calidad, de 28 años, quien sufrió heridas en su espina dorsal que,
según los médicos, son “demasiado
difíciles de operar” y podrían terminar siendo fatales.
El trabajador dijo a IPS que ahora sabe “cómo es estar dentro de un ataúd”, al explicar lo que se sentía
estar postrado en una cama.
Mientras, el trauma borró por completo la memoria de otros
sobrevivientes. Un operador llamado Runu estuvo dos días bajo los escombros
antes de ser rescatado. Hoy es incapaz de recordar nada de la jornada de la
tragedia.
Los que sí recuerdan, prometieron no volver a trabajar en un
taller. “Recurriré a mendigar si tengo
que hacerlo, pero nunca volveré a trabajar en una fábrica textil”, dijo a
IPS la joven Mariam, de 25 años, cuyas piedras y brazos fueron destrozados por
el concreto y las barras de hierro.
“Nací de nuevo”, reconoció la
trabajadora Shakhina. “No cometeré el
error de volver a una trampa mortal”.
Mientras, grandes exponentes de la industria están
finalmente adoptando medidas de seguridad.
A.K.M Salim Osman, presidente de la Asociación de
Fabricantes y Exportadores de Tejidos de Punto, dijo a IPS que el incidente de
abril era un “gran toque de atención”.
“Si seguimos ignorando
estrictos estándares éticos de seguridad, nos equivocaremos de nuevo”, admitió.
Osman dijo que la ratificación por el sector textil del
Acuerdo por la Seguridad de los Edificios y contra el Fuego es un paso en la
dirección correcta.
Según el convenio, un comité tripartito conformado por
representantes de cada compañía, por trabajadores y por un inspector neutral,
elegido por la Organización Internacional del Trabajo, debe vigilar la
implementación de los estándares de seguridad establecidos en los desatendidos
protocolos vigentes.
“Si es necesario,
obligaremos a las fábricas (con defectos) a
cerrar hasta que se cumplan esas pautas”, dijo Mohammad Shafiqul Islam,
expresidente de la Asociación de la Asociación de Fabricantes y Exportadores de
Ropa de Bangladesh, en diálogo con IPS.
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