Fuente: Público.es, 26-08-2013
Desde
2003, unos 65.000 seguidores de las doctrinas del EZLN conviven en comunidades
autogobernadas en las montañas mexicanas
"Servir y no servirse; representar (al pueblo) y no
suplantar (sus decisiones); construir
y no destruir...". Estos son tres de los siete principios de las comunidades indígenas que, desde 2003,
conviven bajo una forma de gobiernos autónomos al margen del poder
establecido. Son los llamados "Caracoles",
municipios mexicanos donde unos 65.000 seguidores de las doctrinas del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) han celebrado
recientemente sus diez años de independencia. Mientras, su líder, 'el Subcomandante Marcos', ha seguido lanzando sus
mensajes desde las montañas del Sureste de México al Gobierno. ¿Sus peticiones?
Las mismas de hace 20 años: "democracia,
libertad, tierra, pan y justicia para los indígenas".
Nacido el 1 de enero de 1994 en Chiapas como una plataforma
en la que dar voz a las comunidades indígenas mexicanas, el EZLN ha pasado por
numerosas etapas en estos años. Las peticiones de libertad, justicia,
democracia, paz, educación, tierra, alimentación, trabajo, techo e
independencia, que durante los primeros años tomaron un cariz de guerrilla
y lucha armada frente al Gobierno Federal de la nación de México, poco a poco han abandonado los
enfrentamientos para continuar con su trabajo de construir un gobierno autónomo.
Desde 1994 a 2001, el movimiento ha negociado
continuamente con el Gobierno Federal de México, para lograr un acuerdo social
y político que les permitiera ser reconocidos como nación y con derecho a la
autodeterminación, como se materializaba en los Acuerdos de San Andrés, que
el Congreso posteriormente no aprobaría. Un hecho que se convirtió en detonante
para el desarrollo y la puesta en práctica de los gobiernos autónomos
zapatistas.
Durante estos años de llamada tregua, el año 2005 marcó un
antes y un después en la historia del movimiento, al emitir la Sexta
Declaración de la Selva Lacandona -conocida como La Sexta- por la que el EZLN asegura que depone las armas y
comienza a hacer política, además de ser una llamada para construir un
movimiento para combatir el neoliberalismo y, en el caso de México, construir
una nueva Constitución.
Para ellos, la política dictada por el neoliberalismo
actual no sirve como tal y organizan su propio gobierno comprometiéndose a "no hacer ningún tipo de relación
secreta con organizaciones político-militares nacionales o de otros países y
defender, apoyar y obedecer a las comunidades indígenas que lo forman y son
su mando supremo, sin interferir en sus procesos democráticos internos y en
la medida de sus posibilidades, contribuir al fortalecimiento de sus autonomía,
buen gobierno y mejora de sus condiciones de vida".
Hoy en día el movimiento se organiza en lo que ellos
denominan Caracoles (de la Realidad, Morelia, la Garrucha, de Robertdo
Barrios y de Oventik), que nacieron entre los días 8 y 10 de agosto de 2003
recogiendo lo suscrito por el EZLN y el Gobierno federal en los Acuerdos de San
Andrés, donde se reconocía -entre otras cosas- el derecho a la autonomía. Como
explica Luis Saracho desde Uníos
-una de las oficinas de apoyo al movimiento EZLN en la ciudad de México-, han
creado una estructura de gobierno en el que un conjunto de pueblos ha
generado un municipio cuyo conjunto, a su vez, conforma una región
administrativa o Caracol.
Recientemente, durante los días 12 a 16 de agosto ha tenido
lugar la llamada Escuelita zapatista en San Cristóbal, en la que no sólo
se ha celebrado el décimo aniversario de la formación del gobierno autónomo,
también se ha impartido un curso bajo el nombre de La libertad de l@s
Zapatistas, en torno a una década de gobierno autónomo. En ella, repartidos
en los cinco caracoles administrativos, más de 1.700 invitados de todo
el país (acompañados cada uno de su guardián) compartieron durante esos días la experiencia autónoma de
gobierno, poniendo en práctica el trabajo desarrollado durante los
últimos años y estudiando los materiales impartidos por las comunidades.
"Ellos no han
sido preparados para ser gobernantes", apunta Luis Saracho, "pero lo fundamental de esta
experiencia es que nos encontramos ante una sociedad indígena, con una cultura
mesoamericana, con cinco idiomas en cinco pueblos distintos, que comulgan con
una cultura local y que, a partir de siete principios, han construido su
sociedad", prosigue. Los siete principios se resumen de la siguiente
manera: servir y no servirse (los que gobiernan viven de la solidaridad
del resto), representar y no suplantar (la decisión del pueblo), construir
y no destruir (consensos), obedecer y no mandar, proponer y no
imponer, convencer y no vencer y por último, bajar y no subir
(trabajar desde el último a los más encumbrados).
La mujer, "igual ante las balas"
Las
dinámicas de la Escuelita han pasado por vivir el día a día de los pueblos,
alojarse en sus casas, involucrarse en sus actividades, trabajar sus tierras,
compartir sus necesidades y vivir en igualdad hombres y mujeres, como
establece la Ley de Mujeres Zapatistas, que dio un nuevo
estatus social a la mujer. Las mujeres se volvieron visibles con ésta norma,
que les permite "ser iguales ante
las balas", pero también educarse, trabajar o ser milicianas,
entre otras cosas.
Alrededor de 6.000 personas pudieron comprobar durante estos
días de agosto cómo se está resistiendo frente a los ataques sin éxito del
Gobierno Federal. A pesar de sus intentos de corromper a la sociedad indígena, no lo está consiguiendo,
según revela Luis Saracho desde DF. "Calculamos
que en la actualidad el movimiento debe estar formado aproximadamente por
unos 65.000 zapatistas", añade. En las zonas del movimiento hoy la
población está creciendo, no hay desnutrición, nadie se encuentra sin
escolarizar, la salud es primordial, todos tienen un lugar en la sociedad
y en ese marco, para mantener la resistencia autónoma, están construyendo las
condiciones necesarias para sustentar las estructuras de gobierno, algo que
pudieron comprobar los asistentes a la Escuelita.
Desde las montañas del Sureste mexicano, donde el 'Subcomandante Marcos'
-convertido en asesor y puente entre los dos mundos- sigue lanzando sus mensajes y misivas,
se hizo eco del poder de las redes sociales, algo que aunque pueda
suponer una paradoja, el movimiento zapatista ha sabido utilizar eficazmente
como arma para mantenerse visible. En el 2006, junto con La Sexta
Declaración nació una iniciativa denominada La Otra Campaña, cuyo
planteamiento no iba más allá de identificar a quiénes luchan, dónde están, qué
piden y cómo les trata el Gobierno.
En esas circunstancias se generó un movimiento mediático muy
importante y nació la Red Contra la Represión, que ha generado un movimiento de defensa de las libertades de los
presos políticos, apoyado hoy en día por las redes sociales. A
través de ellas se lanzan los comunicados que hoy sirven para reconstituir la
politización del movimiento.
"En un primer
momento el movimiento se veía por parte de la sociedad civil como un
acontecimiento anecdótico, pero el próximo 1 de enero cumplirá 20 años y pocos
movimientos que se presupongan anecdóticos se mantienen durante tanto tiempo", reflexiona Luis
Saracho.
Habrá que esperar a ver cómo afecta a los asentamientos
zapatistas la actual Reforma Energética propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto, que se debate
estos días en la Cámara de Diputados en la ciudad de México, debido a la
riqueza e importancia de los recursos que allí se encuentran. De momento,
los asentamientos siguen manteniéndose al margen y caminando en sus
dinámicas, sus proyectos y circunstancias de gobiernos autónomos, tratando de
generar un movimiento social y político basado en el anticapitalismo.
Y, como resume Luis Saracho, "la Escuelita ha sido una muestra de la determinación del
pueblo, demostrando que la autonomía es importante, que tiene un precio dispuesto a pagarlo y que no hay marcha atrás, con una nueva
generación de muchachos preparados con un pie en el pasado y otro en el
futuro".
Un horizonte resumido, de nuevo, en palabras del 'Subcomandante Marcos': "¿La toma del poder? No, apenas algo
más difícil: un mundo nuevo".
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