El
desastre no cuantificado: comunidades de Guerrero quedan fuera de los reportes
oficiales
Por Gloria Marvic García
¿Alguien
sabe de mis abuelos?, necesitamos datos de la familia, de mis padres: mensajes
que circulan en las redes sociales, todos en busca de familiares en
Quechultenango, municipio de Guerrero, el pueblo fue arrasado por la mitad con
la creciente del río Huacapa: luz, comunicaciones, animales y cosechas fueron
arrastradas y luego sepultadas por el lodo. A casi dos semanas del desastre,
los caminos continúan atascados, la putrefacción de los animales se resiente en
la salud y más de mil personas esperan ayuda en los albergues improvisados en
las escuelas del poblado.
La gente acude al Internet ante la total invisibilización de la tragedia en
esta región, opacados por las noticias de Acapulco y por la incapacidad de los
órdenes de gobierno, son los mismos habitantes los que tratan de informar de la
necesidad de un pueblo que ha perdido todo. Algunas personas, desesperadas ante
la falta de información tomaron la ruta incierta para buscar a su familia,
muchos de ellos han tenido que pasar de vehículo en vehículo, tramos a pie para
llegar al pueblo y de boca en boca se genera la comunicación: no hay pérdidas
humanas, pero todos están desperdigados; cuando vino la creciente cada quien
corrió a donde pudo y así se fueron creando los albergues en las escuelas, en
los barrios de Manila, La Españita, San Sebastián, Buena Vista, los Insurgentes
y de la localidad de San Martín.
La peor inundación en 50 años, en un pueblo que ha soportado las plagas, la
marginación, el narcotráfico y del que ahora queda menos de la mitad, sólo las
zonas altas, el resto es un lodazal donde se atascan los automóviles, y quedan
aún por saberse la suerte de las decenas de comunidades y cuadrillas asentadas
junto al río Huacapa a donde no llega el ejército, la ayuda o si quiera alguna
promesa de atención. Para la gente sólo queda organizarse, el apoyo de los migrantes,
los que salieron a buscar suerte a la ciudad o a Estados Unidos y que ahora
regresan a buscar con su familia y a transportar, en camionetas y a pie los
víveres que se recolectan con el apoyo solidario, a veces desconfiado, de los
demás mexicanos.
Para aportar víveres destinados al municipio de Quechultenango se han
colocado los siguientes puntos de acopio: Frente a la Facultad de Filosofía y
Letras de la UNAM: jueves y viernes de 16 a 19 horas, en la Dirección General
del Colegio de Bachilleres (departamento de Diseño) de lunes a jueves de 10 a
15 hrs y en Pacífico 223 int. 103 A, Col. Los Reyes Coyoacán, frente a Jardín
de las Rosas. Informes: 5542493290
La
tragedia de la sierra de Atoyac en la comunidad de la pintada un hecho que
quedara para la historia
Por Francisco Robles
Todo
empezó el día domingo 15 de septiembre en la comunidad de La Pintada, municipio
de Atoyac, poblado tan sólo habitado por 600 personas que vivían “un día normal”, comenta el señor Rafael
Rodríguez Arizmendi. “Aquí fue un
desastre, quizás en dos minutos sería cuando mucho, nada más se escuchó un
zumbido y arrasó todo el centro del poblado, el templo que estaba en lo alto en
una peña, se observó cuando fue a dar a un rió, carros y lo más grave que ese
día como estaba la lluvia y no había comunicación pusieron una planta de luz
para poder hacer llamadas telefónicas desde una caseta que estaba a un
costado del templo para avisar a sus familias que estaba mal el clima en el
poblado y en ese momento se desgajo el cerro llevándose gente y todo lo que
encontraba a su paso”.
Al preguntarle cuantas familias pensaba que estaban sepultadas ahí, él sólo
se limitó a decir que “cantidades”.
El día miércoles por la noche llegó un pelotón del ejército mexicano con 30
elementos dispuestos a subir caminando, con la mira de llegar a este pueblo.
Fue hasta las 2 de la mañana que el secretario de Seguridad Pública del
municipio de Atoyac les facilitó el transporte en tres patrullas del
ayuntamiento para que lograran llegar lo mas cerca del poblado. Llegaron
hasta una comunidad de nombre San Vicente, a una hora en vehículo de la
cabecera municipal. Ya con una obscuridad suficiente aunque alumbrados en parte
gracias a la luna, emprendieron el camino a pie pasando por deslaves de
cerros que estaban en la carretera, después de dos horas de camino llegaron a
la comunidad del Paraíso una zona que sufrió daños severos en las viviendas
-aunque ninguna pérdida humana- y siguieron su camino a la comunidad de La
Pintada.
Después de 8 horas de caminata y de atravesar la sierra llegaron a las 10
de la mañana donde fueron recibidos por algunos pobladores que esperaban la
ayuda, con llantos en los ojos les daban las gracias, por venir a
ayudarlos. Ahora sólo esperan el rescate de sus vecinos y familiares para
darles una sepultura digna en la misma comunidad.
A la 1 de la tarde llegaron los helicópteros con despensas y medicinas así
como personal para realizar las labores de rescate.
Emanuel
deja a cientos de comunidades indígenas de la Montaña incomunicadas y el
apoyo gubernamental continúa sin llegar
Por Karla H. Mares
Hasta
el momento no se conoce con certeza el número de muertos a causa de las
afectaciones que el huracán Emmanuel e Ingrid causaron en Guerrero. La
principal razón es que las labores de rescate y envío de acopio
mayoritariamente se han realizado para la zona de Acapulco, por lo que sólo se
tienen datos de esta región.
Guerrero está compuesto otras 6 regiones: Norte, Tierra Caliente, Centro,
Costa Chica, Costa Grande y la Montaña[1].
Sin embargo, como desde hace más de 30 años, la inversión y apoyo gubernamental
se ha enfocado en la zona turística de Guerrero, dejando en el olvido las demás
regiones .Una de las regiones con los más altos índices de pobreza del estado,
es la Montaña de Guerrero. Conformada por 600 comunidades y 19 municipios, donde
el 76.61% de su población es indígena -de los pueblos naa savi, me’phaa y
nahua-, con altos índices de marginación y “rezago
educativo, en salud, empleo, así como de constantes violaciones a sus derechos
humanos, sociales y laborales como es el caso de los jornaleros agrícolas que
trabajan en el noroeste o en otros estados de la República Mexicana”[2].
Si a ello le sumamos que hoy se encuentra la mayoría de sus comunidades
incomunicadas a causa de los estragos del desastre natural, podremos tener el
panorama desolador de la Montaña. Deslaves que han dejado enterradas a decenas
de viviendas, caminos y puentes destrozados, gente desaparecida y/o enterrada
bajo el lodo, esa es la constante. Los municipios de Iliatenco, San Luis Acatlán,
Malinaltepec, Tlacoapa, Acatepec, Copanatoyac, hasta el momento sólo son
accesibles a pie. Por lo que se ven cientos de personas caminando durante horas
en busca de ayuda.
Según información del Centro de Derechos Humanos de la Montaña de Guerrero
Tlachinollan, de los municipios más afectados son los 4 más pobres de la
región, -uno de ellos Cochoapa, es considerado como el más pobre de América
Latina por Naciones Unidas[3]-
Atlamajalcingo del Monte, Cochoapa, Metlatonoc y Alcozauca. Lo peor, es
que no existe un sólo apoyo, ni del gobierno federal, ni estatal, y el nivel
municipal está completamente rebasado. Los únicos apoyos que se tienen es la
gente solidaria que tiene familiares en la región y están comenzando a llevar,
hasta donde es posible en camionetas –para caminar el resto del camino- comida
y medicinas.
Las comunidades comienzan a organizarse, para una vez más ayudar a los
suyos, sin ningún tipo de apoyo del gobierno. Los comisarios de cada una de las
comunidades buscan recorrer los kilómetros que sean necesarios para obtener los
víveres que se han recopilado en la Universidad Pedagógica Nacional de Tlapa de
Comonfort –la cabecera de la región-. Las terribles condiciones quedan invisibilizadas
ante los medios masivos que se han concentrado en difundir información sobre
Acapulco, y los miles de turistas que quedaron varados durante sus vacaciones,
comenta el CDHM Tlachinollan. Muchas de las comunidades sólo podrán accesarse
por helicóptero o avioneta, es por ello que, Tlachinollan enfatiza la
importancia de que el gobierno no sólo descentralice sus apoyos, sino que tome
en cuenta a la población indígena de la región de la Montaña en esta
emergencia.
Comentarios