Escrito por Pedro
Echeverría
Jueves, 24 Octubre 2013
1. Que existen las
clases sociales y que la lucha de clases es a muerte, es una verdad evidente.
Marx decía hace 160 años que la historia
de la humanidad es la historia de la lucha de clases y que esta
confrontación entre ellas sólo acabará cuando los trabajadores entierren a
quienes los explotan y oprimen. Parece un grito de desesperación, pero es una
verdad indiscutible que el moderno capitalismo trata de enmascarar. ¿Cómo va a
ser natural que un puñado de jóvenes que luchan a favor del pueblo, sean perseguidos,
torturados en las mazmorras, asesinados, mientras a otro puñado de funcionarios
–con salarios mensuales de medio millón de pesos, que sirven al gobierno-
después de laborar apenas 6 años estén siendo agasajados con más de 4.6
millones de pesos cada uno?
2. Se dice que
aunque el Instituto Federal Electoral (IFE) no tiene previsto otorgar un
“bono de marcha” a los cuatro consejeros que concluirán su gestión el próximo miércoles, de acuerdo con las disposiciones del organismo, las prestaciones que tiene el personal más las posibilidades de ahorro durante el periodo de gestión, con aportaciones similares de la institución y otras, cada uno de los salientes podría recibir 4.6 millones de pesos, antes de impuestos. ¿Puede olvidarse que cada uno de los miembros del IFE –organismo nada independiente que vigila a nombre del gobierno las elecciones- representa a uno de los partidos que ocupan el poder? ¿No se recuerda que al terminar su gestión cada uno se afilia y se hace funcionario del partido a que sirvió?
3. Es una mentada de
madre de gobierno y empresarios contra los trabajadores que en México –los que
tienen derecho de jubilación- después de trabajar 30 años y cuyo salario
mensual es de 1,800 pesos, reciben cuando mucho el equivalente de un mes. ¿Quién
entonces que no sea un imbécil puede decir que las clases sociales no existen y
que todos somos iguales? Como han dicho los jóvenes calificados de anarquistas:
es necesario profundizar la lucha de clases y hacer entender a los trabajadores
que si se quedan en sus casitas a ver televisión, si sólo escuchan los consejos
del cura y sólo piensan en el futbol, los seguirán engañando, explotando,
manipulando por el gobierno y los empresarios y jamás se liberarán de esa
terrible carga que llevan en la espalda como animales.
4. Denuncian
jóvenes: “Armas paralizantes se han
utilizado contra algunos de los presos y presas políticas del 2 de octubre.
Nueve activistas por los derechos estudiantiles en la UNAM y/o en los CCH
fueron detenidos antes de llegar a la marcha
del 2 de octubre y acusados de ataques contra la paz pública”. ¿Será que la
gente insulsa cree a los medios de información que tachan a estos jóvenes de
vándalos y delincuentes? Hasta la fecha ninguna autoridad ha dado la cara para
explicar cómo estos jóvenes podrían ser culpables de ataques que nunca
ocurrieron. Las y los nueve activistas fueron sometidos a torturas y
tratos crueles, inhumanos o degradantes durante cinco días, tanto por los
policías preventivos, granaderos y de investigación del Distrito Federal así
como por los custodios de los penales.
5. Se ha querido
engañar a los trabajadores diciendo que todos somos iguales ante dios y ante
las leyes; que la existencia de miserables y multimillonarios no debe
preocuparnos porque son problemas humanos naturales. Dicen que incluso ha
desaparecido el imperialismo porque ahora la economía es mundial y está
globalizada; que el capitalismo desapareció para dar paso a la “economía de mercado”. La gente no se
deja engañar fácilmente con cambio de palabras o de nombre porque ve a diario
en el campo y la ciudad que el desempleo crece y los salarios tienen menos
capacidad de compra. No se organiza, pero no deja de demostrar su descontento;
por eso los gobiernos y los empresarios descargan su furia represiva contra los
jóvenes rebeldes, hoy “anarquistas”.
6. Frenemos el saqueo
del presupuesto público en gigantescos salarios, pensiones y regalos a
funcionarios del Estado. Pongamos un alto a la tortura, los encarcelamientos y
asesinatos de dirigentes sociales. No debemos permitir que nos sigan viendo la
cara de tontos. Como luchadores sociales y trabajadores tenemos la obligación
de profundizar el trabajo de convencimiento del pueblo (obreros, campesinos,
estudiantes, empleados, amas de casa) para que comprenda que los altos
políticas, empresarios y medios de información no son sus amigos y menos sus
servidores porque están al servicio de los hombres del dinero y del poder.
Exijamos la libertad de todos los presos políticos.
Comentarios