ALAI,
América Latina en Movimiento
México, 2014-02-17
México, 2014-02-17
No
terminaba de informarme sobre la agresión de campesinos indígenas de la Central
Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos –CIOAC- Democrática, a Bases de Apoyo Zapatista (31 de enero), al personal
del Hospital San Carlos y del ultraje de mujeres campesinas indígenas a las
religiosas misioneras encargadas del hospital, cuando una turba de tzeltales de
San Juan Cancuc golpeó y quemó vivos a dos indígenas tzeltales de Tenejapa (6
de febrero).
Saltó la pregunta: ¿Qué está pasando en las comunidades
indígenas?
Se sacudió la memoria y asomaron sucesos funestos del
pasado. Recordemos dos: Los caciques indígenas “católicos tradicionalistas” de San Juan Chamula expulsaron
sistemáticamente a miles de indios de sus parajes. Usos y costumbres que se
practicaron a lo largo de cuatro décadas. En la actualidad los prestamistas
usureros se enriquecen y despojaban a sus víctimas con un 10% de joltakin –interés
mensual- profundizando una miseria endémica… En 1983, en el paraje Tzakiuc’um,
municipio de Chalchihuatán, fueron masacrados once campesinos indígenas. Los
autores materiales fueron indígenas instigados por caciques, también indígenas,
del mismo municipio. El líder era un indígena tzotzil presbiteriano. Al
parecer, en la cultura regional la falta de respeto a la vida y la dignidad
humana es uno de sus componentes y puede estallar en cualquier momento.
Hace días un viejo amigo y gran conocedor de la cultura
Chamula se lamentaba de los abusos que cometen contra los migrantes chamulas de
los dos lados de la frontera. A veces se ven “obligados” a llevar mercancías ilícitas. Muchas veces deportados.
Algunos son secuestrados y sus familiares se ven precisados a pedir préstamos
para poder pagar onerosos rescates. La deuda los mantendrá sujetos al usurero
por mucho tiempo si es que logran pagar antes de perder sus bienes empeñados.
Entonces abrí el tema de los linchamientos en San Juan
Chamula y el último en San Juan Cancuc. En su mayoría impunes. Las cosas pueden
ser tan complicadas que en Chamula que los linchamientos se han filmado,
editados y puestos a la venta sin límite en los mercados locales, de San
Cristóbal de Las Casas y subidos a la red. (1)
¿Qué está
pasando?
A esa pregunta se responde:
a) Disculpando y/o justificando a
los indios;
b) Con una explicación económica
materialista que nos hablan de las difíciles condiciones económicas que se
están viviendo en las comunidades.
Base de
la inestabilidad social que desestructura familia y comunidades. Inestabilidad
que construye un enorme encabronamiento y frustraciones, de tal forma, que en
un momento dado las víctimas de la violencia estructural, “no buscan quién
se las hizo sino quien se las pague”.
También me han respondido: “¡Eso pasa en todo el mundo!”
Entonces pregunto: ¿Así es la humanidad?
A
algunos agentes de pastoral les he preguntado: ¿Qué pasó con 40 años de trabajo a ras de suelo en los pueblos y
comunidades? ¿Qué le faltó? ¿Por qué la gente olvida a quienes les han apoyado
y servido por tanto tiempo? ¿Por qué la ingratitud? ¿Por qué tanta violencia?
¿Por qué la bestialidad se hace presente?
“Creo que nuestro trabajo ha sido muy
racional y me parece que se sigue haciendo igual. Nos faltó hacer un trabajo
más profundo…”
Con otro
agente de pastoral comenté: Debió ser doblemente doloroso que hayan sido las
mujeres indígenas las que cometieron el ultraje. Coincidimos y después de
varios pensamientos me dijo: “El hecho me
trajo a la mente la película La lengua
de las mariposas”.
Ayer me
encontré a un amigo y le pregunté por su compañera. Me dijo que andaba por
Oaxaca en una reunión de mujeres. Le dije, ojalá y se apuren. La violencia,
crímenes contra las mujeres está incontenible y la sociedad está temerosa o
indiferente. “O las dos cosas”,
contestó.
Hoy
estuve charlando con una compañera feminista y actuante. Le pregunté si estaba
informada de las agresiones a las hermanas del Hospital de San Carlos y me
respondió que no. Esa fue la respuesta de varias compañeras de una red de
grupos de mujeres en San Cristóbal dedicadas a la defensa y promoción de los
derechos de las mujeres, contra la violencia y los feminicidios. Les decía que
habría que ir a darles un abrazo a las hermanas.
No
entendía la frecuencia en la que andaban.
La
compañera me decía de las grandes dificultades para actuar juntas.
Como
dice Margarita Pisano, es el Triunfo de la Masculinidad, le contesté.
Unos párrafos de la introducción al libro:
“Es difícil hacer un análisis de cómo y
cuándo las mujeres perdimos la batalla, cómo fuimos sometidas, cuándo fuimos
narradas, y colocadas en el ámbito cultural de estas lecturas míticas donde
está instalada la idea de la superioridad masculina en contra partida a nuestra
inferioridad”.
“Una cultura que siembra la desconfianza
sobre sí misma, así como en el ser humano, logra constituir una sociedad
agresiva y en constante defensa. Esta es la dinámica del dominio en la que
hemos vivido las mujeres desde los inicios de la sociedad patriarcal”.
“Para como están las cosas, yo me muero si no
hago algo”, decía la compañera.
Yo
preguntaba: ¿Será que necesitamos
detenernos para reflexionar sobre lo que estamos haciendo? Tenemos que
respondernos: ¿Será que es lo que se
necesita hacer? ¿Es lo único que se puede hacer? ¿Qué debemos hacer para que lo
que tejemos de día no nos lo destejan de noche?
La
bestia no descansa.
Más
tarde charlé con un amigo chamula y le pregunté cómo veía los linchamientos en
Chamula y en San Juan Cancuc… “Es muy
malo lo que está pasando… las gentes dicen que está bien para que no haya más
robos o violaciones… los hacen para aprovechar… hay gente muy mala pero no es
en todos los parajes… hay pobreza… no muy alcanza para vivir… de nada sirve
tener estudio… no hay trabajo para vivir con lo necesario… hay mucha droga… los
jóvenes consumen cocaína… muchos salen y no regresan… abandonan o tienen otra
mujer en el otro lugar… los polleros engañan
a la gente… se enriquecen… está muy feo todo…”
El panorama está muy feo.
Creo que hay que hay que bajar la
velocidad, meter closh y freno para plantearnos nuestras preguntas a
según donde estemos e intentar responderlas.
La Bestia nos lleva años de ventaja.
¿Vio usted la película: La lengua de las
mariposas?
Para entender qué está
pasando en las comunidades indígenas de Chiapas, no ‘en general’, sino específicamente en las que son Bases de Apoyo
Zapatistas o adherentes a la Sexta, no basta con recordar los viejos conflictos
religiosos que han provocado conflictos internos, expulsiones, linchamientos,
etc..
Hay que
considerar que en territorio zapatista se está construyendo algo diferente y
nuevo: la autonomía, la otra forma de hacer política, el autogobernarse bajo el
principio de que el pueblo manda y el gobierno obedece, el hacer esto no como
un privilegio (pues no hay paga) sino como un servicio a la comunidad. Regida
esta forma de autogobierno en principios básicos, como: servir y no servirse; obedecer y no mandar; representar y no
suplantar; proponer y no imponer; convencer y no vencer; bajar y no subir;
construir y no destruir. Es decir, una práctica democrática 180° opuesta a la
concepción ‘oficial’.
Se está
construyendo con trabajo colectivo que no enriquece a nadie, sino que procura
un mejor nivel de vida para tod@s. La tierra recuperada es trabajada
colectivamente y su fruto es para tod@s: de ahí los recursos para construir las
escuelas y clínicas autónomas, de ahí lo necesario para echar a andar otros
proyectos productivos colectivos, autogestivos. El autosostenimiento de las
comunidades zapatistas ya no depende de la solidaridad de la sociedad civil,
sino del trabajo colectivo, organizado, autogestivo que se coordina por las
Juntas de Buen Gobierno.
Hay que
considerar que son ya 20 años desde el alzamiento de 1994 y 10 años de la
práctica por la vía de los hechos de
los Acuerdos de San Andrés, es decir, del ejercicio de la autonomía por los
pueblos mismos, desde los Caracoles en que las Juntas de Buen Gobierno coordinan
cada una de las zonas zapatistas: tzotzil, tzeltal, tojolabal, chol,
tzotz-choj.
Y hay que
considerar que ni el cerco mediático, ni las campañas asistencialistas de ‘apoyos’ oficiales, ni el hostigamiento
de los grupos paramilitares, ni la división que pretenden sembrar los partidos
políticos y sus ‘organizaciones sociales’,
ni los intentos de despojo, ni los desplazamientos forzados, ni las agresiones,
ni los encarcelamientos, ni los golpes, ni la persecución, ni la tortura, ni
los asesinatos, ni el desprecio, ni toda la contrainsurgencia que
coordinadamente llevan adelante los gobiernos municipales, estatal y federal,
con la complicidad de los partidos políticos y las ofensivas de sus grupos
paramilitares, las policías y el ejército, han podido detener el avance de la autonomía
zapatista.
No, no los
han podido cooptar, ni derrotar, ni corromper, ni amedrentar. Resisten dignamente
y mucho han aprendido, l@s que desde antes de 1994 ya luchaban y quienes
nacieron ya en esta otra nueva realidad. Viejos y jóvenes potencian sus saberes
y como una nueva forma, un paso nuevo en la lucha, ahora comparten esta
experiencia a sus alumn@s en la Escuelita Zapatista. Saben que su mejor defensa
es demostrar a tod@s que el ‘otro mundo
posible’, que para much@s es una utopía,
ahí es algo real que está construyéndose en el día a día. Los largos silencios
zapatistas no han sido de inactividad. Todo el tiempo, para los pueblos
zapatistas, es un paso más en el fortalecimiento de su organización autónoma,
de su conciencia y del convencimiento de estar haciendo, no sin errores, lo
necesario para alcanzar su plena emancipación.
Y hay que
considerar que esta es la principal preocupación de ‘la bestia’ estado-capital. Necesita utilizar todos sus recursos
económicos, políticos y militares para destruir este proceso que ya le es una
pesadilla. Uno de esos recursos es la llamada ‘Ruta para el diálogo en Chiapas’, pero mientras la intenta,
continúa su beligerancia contrainsurgente.
Eso explica
lo ocurrido en el Ejido 10 de Abril, en la Colonia Puebla de Chenalhó, el
Acteal, en Tila, el San Sebastián Bachajón, en San Marcos Avilés, en Mitzitón y
en todas las comunidades bases de apoyo zapatistas o adherentes a la Sexta
donde hay conflicto.
Y no, no es
que la humanidad sea mala de por sí. Aquí, lo que hay de fondo es una expresión
muy clara de la lucha de clases...
Divagar en que si las 'usos y costumbres', o si las rivalidades religiosas, o la idiosincrasia de los pueblos indígenas pueden ser elementos que nos expliquen la violencia en torno a las comunidades rebeldes, es un equivalente a dar por válida la coartada de 'conflictos intercomunitarios’ que en vano esgrimió el poder para ‘explicar’ la masacre de Acteal. Sería una desafortunada reedición del ‘Libro Blanco’.
Divagar en que si las 'usos y costumbres', o si las rivalidades religiosas, o la idiosincrasia de los pueblos indígenas pueden ser elementos que nos expliquen la violencia en torno a las comunidades rebeldes, es un equivalente a dar por válida la coartada de 'conflictos intercomunitarios’ que en vano esgrimió el poder para ‘explicar’ la masacre de Acteal. Sería una desafortunada reedición del ‘Libro Blanco’.
Colectivo Azcapotzalco
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