Rebelión, 22-04-2014
(Dedicado a los
desterrados, expulsados, reprimidos, golpeados y a quienes que ya no están)
Difícil
sintetizar la explicación, el diagnóstico y la crítica en un artículo. Sin
embargo, es indispensable señalar la relevancia histórica, política y social de
la huelga del CGH.
Primero, es el primer
movimiento a nivel continental -después del EZLN- que se proclama directamente
contra el neoliberalismo y logra detenerlo en su ámbito, al menos parcialmente.
Segundo, en una sucesión de
movimientos sociales latinoamericanos, la huelga de la UNAM articula y da
continuidad ideológica y política a la lucha del EZLN, contra la "globalización neoliberal",
con las luchas que ocurrieron después en Bolivia (guerras del agua y del gas),
Argentina (destitución de 3 presidentes) Brasil (consolidación del MST y
victoria de Lula), o Ecuador (impulso de la CONAIE). Además, hay que recordar
que en octubre de 1999, unos meses después de iniciada la huelga, ocurre el
descarrilamiento emblemático de la cumbre de Seattle donde fue reivindicada la
lucha de los estudiantes mexicanos. Comúnmente se realizan explicaciones
cronológicas de los movimientos sociales contemporáneos en América Latina desde
el EZLN pasando por la organización del FSM, las luchas indígenas y populares
en Suramérica y las espectaculares protestas anticumbres. Pero, siempre se
brincan la huelga de UNAM en 1999-2000 a pesar de la importancia señalada
arriba.
Tercero. En la etapa
privatizadora de la década de 1990 de la educación en todos sus niveles en
América Latina, la huelga de la UNAM es de los pocos ejemplos exitosos que logran
detenerla, al menos parcialmente y sentar las líneas orientadoras para reformar
la educación superior. Numerosos militantes y ciudadanos de diferentes países
de América Latina que conocieron este movimiento revelaron esta situación. Por
un lado se alegraban de la existencia de un movimiento así y con esas
reivindicaciones. Por otro, se lamentaban de que en sus países ya se hubiera
privatizado la educación superior por medio de reformas de distinta índole
desde cuotas excesivas hasta cambios en sus planes de estudio.
Cuarto. La huelga del CGH fue
una advertencia para funcionarios de otras universidades que pretendían
privatizar bruscamente la educación. Tuvieron que detenerse momentáneamente,
buscar privatizar por otros medios y evitaron tocar el tema de las colegiaturas
a toda costa.
Quinto. Al poner el tema de la
educación superior a debate público, la huelga de la UNAM evidenció los
problemas en este ámbito y las ambiciones de gobiernos y empresarios para
apropiarse, lucrar y dominar este sector. Las propuestas de reforma de la UNAM
que hizo el CGH sirvieron como inspiración para la creación de nuevas
instituciones educativas oficiales e independientes como es el caso de la
organización institucional y del modelo pedagógico de la Universidad Autónoma
de la Ciudad de México.
Sexto. La huelga de la UNAM
se convirtió en una escuela intensiva de educación política para quienes
participamos en ella. Sin dejar de lado los errores comentados ya por
estudiosos y editorialistas, nos toca describir sus aciertos: la organización
del CGH, la toma de decisiones y las acciones del movimiento fueron
innovadoras. Se retomaron las experiencias y prácticas de otros movimientos y
se crearon otras. Se incorporaron los principios de rotatividad y revocación de
cargos. Asambleas locales que conformaban el máximo órgano de decisión, el CGH,
discutían hasta el más mínimo detalle, práctica muy criticada y poco entendida
para quienes están habituados al decisionismo, al seguidismo y al verticalismo.
Se realizaron incontables acciones de presión tradicionales como marchas, tomas
de instalaciones y mítines, combinadas con tácticas de comunicación política y
participación nuevas como consultas a la sociedad, foros y eventos culturales
populares. La solidaridad fue política prioritaria del CGH con otras
organizaciones y movimientos en todo el continente.
Séptimo. La solidaridad del CGH
junto con la experiencia política acumulada se difundió en decenas de
organizaciones y movimientos sociales después de que la huelga fue cortada por la
las tenazas militar y mediáticas en febrero del 2000. Los estudiantes de la
UNAM que participaron en la huelga, siguiendo la tradición de auténtico
servicio sociocomunitario de sus antecesores, desahogaron la rabia causada por
la represión brindando su apoyo a nuevas luchas. Acudieron de inmediato a
devolver un poco a la Normal Rural del Mexe. Con la claridad política aprendida
en la huelga protestaron enérgicamente en la toma de posesión de Fox, mientras
todos estaban embelezados. De principio a fin estuvieron activamente
participando con los dignos ejidatarios de San Salvador Atenco. En diversas
brigadas asistieron a comunidades marginadas de todo el país a realizar trabajo
voluntario y proyectos de alfabetización, derechos humanos, bibliotecas comunitarias,
salud y diversas actividades productivas. Solos o en coordinación con otras
organizaciones participaron incondicionalmente en todos los eventos convocados
por el EZLN y en diferentes actividades de apoyo a las comunidades indígenas.
Nutrieron caravanas, marchas, huelgas, paros y reuniones de sindicatos y
organizaciones sociales involucradas en problemáticas laborales, de género,
migratorias, ambientales y represivas en Ciudad Juárez, Torreón, Distrito
Federal, Lázaro Cárdenas, San Luis Potosí y Cuernavaca, por mencionar algunas.
A nivel mundial se movilizaron dentro y fuera del país en reuniones de
organismos mundiales en Cancún (OMC), Monterrey (APEC), Guadalajara (OEA),
Seatle (G8), Génova (G8), contra la invasión de Estados Unidos en Afganistán e
Irak, etcétera. Mención aparte merece la participación individual y colectiva
en la ejemplar batalla de la APPO en Oaxaca. Acompañaron en todo momento las
protestas contra las históricas agresiones del imperio a Cuba y festejaron los
triunfos de la revolución.
Octavo. La desarticulación del
CGH, en un proceso inverso articuló colectivos que encabezaron exitosas luchas
al interior de la UNAM y, al exterior formaron nuevas organizaciones que
reivindican todo tipo de demandas. Ahora, la irreverencia de quienes participaron
y apoyaron la huelga de la UNAM, silenciosa y activa sigue construyendo las
condiciones propicias para irrumpir nuevamente desde sus espacios en la
política no institucional y seguir transformando la realidad.
Javier Saldaña Martínez. Maestría en Derechos Humanos, Universidad Autónoma
de la Ciudad de México
Rebelión ha publicado
este artículo con el permiso del autor mediante una licencia
de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
fuentes.
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