Argentina: Criminalización de las luchas sociales en Córdoba: 100 detenid@s y 401 judicializad@s en 14 meses
Colectivo de Investigación “El
Llano en llamas”
26-06-2014
Desde hace tiempo se viene señalando con
gran preocupación la escalada represiva que se está viviendo en Córdoba, ciudad
laboratorio en materia de seguridad, donde el Manhattan Institute hace de las suyas desde hace 15 años. El modelo
securitario cordobés, impulsado por el narco-gobierno provincial, está en un
punto de agudización altamente lesivo para la convivencia social. Es en este
marco que el Estado Policial cordobés ha decidido, desde hace poco más de un
año, no sólo profundizar la criminalización de la pobreza en general, sino
sobre todo, afinar su práctica represiva sobre las organizaciones sociales y
políticas. Se observa así un recrudecimiento, en el ya áspero trato que reciben
cotidianamente los sectores organizados por parte del gobierno provincial y su
policía. Las disidencias son entendidas aquí como ataques y no como parte de la
vida democrática. A las prácticas que rigen en la provincia, debe sumársele los
discursos presidenciales que demonizan a los sectores organizados y piden que
se avance en la judicialización de las luchas sociales. El gobernador, ni lento
ni perezoso, intentando mostrarse como candidato presidencial de la derecha más
rancia del pejotismo y corriendo a Cristina por derecha, dijo en la prensa que “el que corte una calle, va a ir en cana”.
A este
complejo panorama, debe sumársele los intereses propios del aparato represivo
mediterráneo, que luego del narco-escándalo que llevo a la destitución y
detención de parte de la cúpula policial en la primavera del 2013, y la
posterior huelga y saqueos del 3 y 4 de diciembre, se encuentra fuertemente
deslegitimada frente a la población. Como una apostilla, se debe recordar que
fueron en los saqueos de diciembre en esta ciudad, donde tomó visibilidad
mediática esas prácticas llenas de racismo clasista que se conocen como “linchamientos”, que durante algunos
meses ocuparon un lugar importante en los diarios y noticieros televisivos.
Cuando De la Sota fue preguntado por estos actos de violencia, no dudó en
responder que era necesario que la policía cumpliera su tarea, “porque no puede ser que la gente tenga que
hacer, lo que tendría que hacer la policía”. Esos dichos, en la provincia
con más policías por habitantes, con un historial de violencia y corrupción sin
par, no fue sino un cheque en blanco para que la institución policial saliera a
recuperar legitimidad a su modo, es decir: metiendo balas y palos, y
desplegando aún más el Estado Policial omnipresente.
Los
números generales de violencia policial son impactantes por donde se los mire.
Como también lo son, la profundidad de sus prácticas securitarias. Vivir en
Córdoba no es sencillo en esta situación para cualquiera que sea pobre o que
esté organizado. Piquetes policiales en cada puente, cámaras de seguridad por
doquier, un helicóptero que “patrulla”
día y noche la ciudad, Código de Faltas que habilita 76,000 detenciones
anuales, razzias en barriadas populares con corralitos de exhibición de
detenidos sin razón (en los que se detienen casi 200 personas por mes), gatillo
fácil y “ahorcados” en comisarías
como noticia semanal de modo sistemático. En fin, Córdoba se ha convertido en
una verdadera pesadilla, una distopía de ciencia ficción, pero real.
Esta
distopía cotidiana fue recientemente puesta en números por un relevamiento
realizado por el Colectivo de
Investigación El Llano en Llamas [1], y los resultados son amargamente
contundentes. En lo que refiere, solamente a criminalización de las luchas
sociales, los números son más que elocuentes: 100 detenidos y 401
judicializados, en sólo 14 meses, algo así como 29 judicializados por mes en
marco de luchas sociales [2]. Estos números dan cuenta de
una forma de gubernamentalidad del poder y el capitalismo local (y no sólo),
que involucra al poder ejecutivo y el aparato represivo policial, pero también
al poder judicial, y todo con la cobertura de los medios masivos de
comunicación. Hoy, el conjunto de los poderes locales se abroquelan fuertemente
sobre los que se organizan y luchan, y los números no dejan lugar a dudas al
respecto.
Hace
unos meses atrás, andaba de visita por estas tierras un compañero porteño que
supo resistir la última dictadura militar en el conurbano bonaerense. Luego de
estar apenas 2 días, y mientras charlábamos sobre la situación, le mostrábamos
imágenes y noticias de los hechos de las últimas semanas, soltó sin más: ‘¡esto no se puede creer!, en la capital
esto no podría suceder’. Luego nos dijo tranquilo que “a las dictaduras hay que enfrentarlas desde afuera, adentro sólo se
puede resistir”, y para fundamentar sus palabras nos relató anécdotas e
historias de la resistencia que sostuvieron durante años a la dictadura
militar, y el papel (fundamental, insistía él) que jugaron quienes estaban
fuera. “Ustedes tienen que salir a decir
lo que está pasando, afuera de Córdoba esto no se sabe”, insistía.
Siguiendo su consejo entonces, acá van estas líneas, a modo de carta urgente,
de voz que busca encontrar eco que fortalezca la resistencia de quienes desde
dentro, venimos aguantando la distopía del poder.
NOTAS:
[1] El llano en llamas, es un Colectivo
de Investigación, integrado por docentes de grado y posgrado y estudiantes de
la Universidad Nacional de Córdoba y de la Universidad Católica de Córdoba, que
tiene más de 11 años de recorrido académico, 9 libros publicados, numerosas tesis
e investigaciones financiadas por los organismos académicos más prestigiosos.
[2] Para ver el informe completo:
Sergio Job es integrante del Colectivo de Investigación “El
Llano en llamas” y militante del Movimiento Lucha y Dignidad en el
Encuentro de Organizaciones de Córdoba.
Rebelión ha publicado
este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons,
respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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