Música comprometida, música para la
acción, música de protesta, pónganle el nombre que gusten, lo cierto es que
este arte nunca ha sido ajeno a abordar problemáticas sociales, tales como la
exclusión, la desigualdad, el abuso de poder y la corrupción. Presento aquí una
selección de temas que se ajustan a ello, algunos muy conocidos y otros no
tanto.
Antes de empezar, considero
pertinente hacer dos observaciones. La primera es que toda lista es arbitraria,
así que no se pongan pesados y mejor digan en los comentarios, cuál agregarían
ustedes. Y la segunda es que este autor es bastante ignorante en cuanto al
ámbito musical «revolucionario» en
español, quizá en breve, otro colaborador de este medio nos pueda ilustrar un
poco más al respecto. Hecho esto, comencemos.
Ah, otra cosa que deben
saber antes de continuar, es que para desplegar el video correspondiente tienen que hacer clic sobre el vínculo de la
canción
«Irish Blood. English Heart» de Morrissey
Lanzado en 2004, este tema del crooner británico Morrissey habla de la inútil discordia entre ingleses e
irlandeses, aunque no es un llamado edulcorado a la paz. Por el contrario,
ataca en una sola estrofa a los dos principales partidos del Reino Unido
(laboristas y conservadores), al conquistador de Irlanda Oliverio Cromwell, y a la monarquía.
En 1988 ya había lanzado otra canción política, en la que básicamente le deseaba la
muerte a la primera ministra Margaret Thatcher. Cuando esta falleció
muchos años después, Morrissey mandó una carta a los medios en donde sin ningún
pudor, celebró el hecho.
«Let's Impeach the President» de Neil Young. Crosby
Stills Nash & Young
Incluida en el álbum Living the War (2006), cuya temática está dedicada por
entero a criticar la política exterior de George W. Bush y la guerra en Irak, «Let’s Impeach the President» es quizá
la canción más franca y directa de todas las que componen el mismo.
En ella, sin tapujos ni pelos en la lengua, Neil Young canta:
Impugnemos al presidente por
mentir, / y por haber conducido nuestro país a la guerra. / Abusando de todo el
poder que le dimos / y gastándose todo el dinero allá afuera. / [...]
Impugnemos al presidente por espiar / a los ciudadanos en sus propias
casas, / rompiendo todas las leyes del país / para pinchar nuestros teléfonos
y ordenadores.
No encontré una versión subtitulada en YouTube —la
traducción la pueden ver aquí—, pero sí una interpretación en
vivo, en la que lo más notable es la reacción del «patriótico» público.
«California
Über Alles» de Dead Kennedys
Durante la administración de Arnold Schwarzenegger,
la letra fue «actualizada» en algunas
interpretaciones en vivo, cuando Biafra salió de gira con los Melvins.
«Fight The Power» de Public Enemy
Concebida a petición del director de cine Spike Lee, fue lanzada en 1989 como parte de la banda sonora
de la película Do the Right Thing. Como ustedes
pueden observar, incorpora diversas referencias hacia la cultura afro-americana
y la lucha por los derechos civiles, llamando en su conjunto a ejercer un
combate sin cuartel en contra de los poderes fácticos.
«Fight The Power» vendría a
ser una muestra de lo que el comediante afroamericano Chris Rock denominó —en
un hilarante monólogo— como «un
rap que podías defender a nivel intelectual», contrario a los éxitos de hoy
día, llenos de contenido misógino.
«Another Brick In The Wall» de Pink Floyd
Incluido en el álbum The Wall (1979), «Another Brick In The Wall» es un auténtico himno en contra de la
domesticación de los individuos a través del sistema educativo. Como dato
curioso añadiré que su principal artífice, el bajista y cantante Roger Waters,
hace no mucho andaba proponiendo un boicot cultural contra Israel y a favor del pueblo palestino.
En ella se hace una crítica férrea y sin
concesiones a los métodos de enseñanza centrados en la disciplina, la cual a
decir de Waters produce gente sin conciencia —ladrillos—, lista para sumarse
acríticamente a la cadena de montaje del progreso material -la pared-.
En 1980, estudiantes negros que protestaban contra
el apartheid en Sudáfrica la tomaron como bandera, por lo que
fue prohibida por el gobierno de dicho país en mayo de ese mismo año, dado que
supuestamente «incitaba a los jóvenes
realizar disturbios».
«London Calling» de The Clash
La acusación del gobierno sudafricano quizá hubiera tenido mayores
fundamentos en el caso de canciones como «White Riot», que hace referencia a los disturbios
sucedidos en los carnavales de Notting Hill en 1976, o «The Guns of Brixton», que anticipó los desórdenes
callejeros acaecidos en dicho barrio a principio de los 80. Resulta obvio que
dichos temas de The Clash deben formar parte de cualquier buen soundtrack
para confrontar a la autoridad.
Sin embargo, considero que «London
Calling» condensa mejor ese espíritu apocalíptico que se vive previamente a
un estallido social. Por ejemplo, las imágenes del video de aquí arriba,
corresponden a la revuelta que vivió la ciudad de Londres en 2011,
luego de que su policía abatiera a Mark Duggan, un joven negro de 29 años,
padre de cuatro hijos.
«Strange
Fruit» de Billie Holiday
Escrita por Abel Meeropol en los años 30, se hizo famosa hacia 1939,
gracias a la extraordinaria cantante Billie Holiday. ¿De qué habla? Del racismo, de los
ahorcamientos en los estados del sur de los EEUU contra los habitantes de raza
negra, mismos que amanecían colgados de los árboles cual «frutos extraños», manchándolos de sangre desde las hojas hasta la
raíz.
Alguna vez Holiday afirmó que interpretarla la ponía
muy mal anímicamente, al grado de que llegó a eliminarla de su repertorio. Pero
siempre volvió a ella. Ésta se convirtió rápidamente en una oda contra la
segregación y la discriminación racial. Curiosamente Meeropol —su autor— no era
negro, sino un profesor judío, militante del Partido Comunista.
«The Revolution Will Not Be Televised» de Gil
Scott-Heron
Sin duda, la más famosa canción del músico y poeta afroamericano Gil Scott-Heron. Habla del poder anestésico de la televisión y
de la necesidad de desestimarla para hacer una auténtica revolución, mientras
hace una intensa crítica al consumismo, la superficialidad, la cultura de masas
y la banalidad del espectáculo. Fue grabada en 1970.
Originalmente «The Revolution Will
Not Be Televised» era uno de los lemas asociados a los sectores más
radicales del movimiento Black Power (Poder Negro) de la década de
1960, Scott-Heron sólo lo desarrolló. Posteriormente, los irlandeses Kim
Bartley y Donnacha Ó Briain, lo retomarían en el título de su documental La revolución no será transmitida, que relata los
pormenores del intento de golpe de estado contra Hugo Chávez, en 2002.
«Fortunate
Son» de Creedence Clearwater Revival
Una de las más destacadas canciones antibélicas del conjunto que nació a
partir de la Guerra de Vietnam, «Fortunate Son» se adentra en los pensamientos de un hombre que
está a punto de ser reclutado, al no ser el «hijo
afortunado» de algún militar o senador.
Según contó su compositor John Fogerty está inspirada en la
relación entre David Eisenhower —nieto del presidente Dwight Eisenhower— y Julie
Nixon —hija del presidente Richard Nixon—. Su
letra es una crítica directa a los privilegios de los que gozaban los vástagos
de aquellos políticos que mandaban a los jóvenes a la guerra, a morir.
«Big A, Little A» de Crass
Finalmente tenemos a «Big A,
Little A» del colectivo anarcopunk Crass. Fuera de dicha «escena»
pocos son los que han escuchado hablar de ellos. Sin embargo, desde mis
perspectiva son —y por mucho— el grupo más congruente e inteligente de todos
los que surgieron en aquella oleada de inconformidad político-musical de
finales de la década de 1970.
Si quieren conocer su historia, pueden ver el documental No hay más
autoridad que tú mismo de Alexander Oey, disponible con subtítulos en YouTube.
En «Big A, Little A» le tiran, como es de
esperarse en cualquier grupo de punk británico, a la religión, el
ejército, los políticos y la monarquía. Pero van un poco más allá, ya que
plantean un mensaje poderoso, aunque sencillo: las riendas de tu vida las tienes
tú y nadie más.
No hay más autoridad que
tú mismo
No hay más
autoridad que tú mismo es una película holandesa dirigida por Alexander Oey que
documenta la historia de la banda punk anarquista Crass. La película ofrece
archivos de la banda y entrevistas con quienes fueran sus integrantes Steve
Ignorant, Penny Rimbaud y Gee Vaucher. Así como refleja lo que fue la banda, la
película se centra en sus actividades actuales, e incluye material de Rimbaud
realizado con Last Amendment y el Vortex Jazz Club en Hackney, un taller de
elaboración de tocadores de fertilizante vegetal y un curso de permacultura
celebrado en la Dial House en primavera de 2006.
El título de la película procede de las líneas
finales del álbum de Crass, Yes Sir, I Will: “Debes aprender a vivir con tu propia conciencia, tu propia moralidad,
tu propia decisión, tu propio ser. Solo tú lo puedes hacer. No hay más
autoridad que tú mismo”.
No hay más
autoridad que tú mismo fue premiada en el Raindance Film
Festival de películas independientes en el Piccadilly Circus, en el restaurante
Trocadero de Londres en octubre de 2006, donde fue nominada para el premio al
mejor documental.
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