29-07-2014
Monterrey, Nuevo León, fue uno de
los centros fundamentales del movimiento obrero clasista durante el periodo de
reformas estructurales (1934-1940). Se constituyeron a partir de los sindicatos
de Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey y otras empresas del metal las
secciones locales, muy combativas, del Sindicato Industrial de Trabajadores
Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana; quedó integrada una
dirección altamente calificada de la Sección 19 del Sindicato de Trabajadores
Ferrocarrileros de la República Mexicana; nació la Sección 19 del Sindicato de
Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana; fue construida la
Federación de Trabajadores de Nuevo León, bajo dirección comunista, y
estallaron importantes huelgas como la de Vidriera Monterrey.
Para enfrentar el ascenso obrero y popular, la gran burguesía reinera
creó organizaciones de combate fascistas, como Acción Cívica Nacionalista;
formó la primera organización unitaria de sindicatos blancos: la Federación
(hoy Nacional) de Sindicatos Independientes, y realizó ruidosos lock outs,
mítines y manifestaciones, además de organizar y realizar despidos selectivos
de cuadros sindicales y llevar a cabo violentas represalias antiobreras.
El 29 de julio de 1936, la Federación de Trabajadores de Nuevo León, el
Bloque Obrero y Campesino y otras organizaciones le presentaron al presidente
Lázaro Cárdenas un memorando en Torreón, Coahuila, en el cual planteaban, entre
otras demandas: “Que se dicten medidas
enérgicas para conseguir la disolución, ordenada por la Presidencia de la
República, de Acción Cívica Nacionalista y de la Acción Revolucionaria
Mexicanista”, renombradas bandas fascistas.
El mismo día, en Monterrey la FTNL organizó un gran mitin para exigir la
disolución de los dorados y otros grupos fascistas, la no intromisión
patronal en los sindicatos y una ley de inquilinato. Hablaron Antonio Moreno,
de la Sección 67 del Sindicato Industrial de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos
y Similares de la República Mexicana; Tomás Cueva, secretario general de la
FTNL, líder ferroviario y dirigente comunista, y otros representantes de
albañiles, hoteleros y estudiantes.
La concentración fue objeto de provocaciones por parte de militantes de
la Asociación Católica de la Juventud Mexicana y jóvenes burguesillos. Los
dirigentes sindicales trataron de impedir que la base obrera se lanzara contra
los agresores y provocadores, pero los trabajadores corrieron tras de éstos.
En el local de Acción Cívica Nacionalista había acopio de miles de
ladrillos, verduguillos, cuchillos, machetes, palos y armas de fuego. Al pasar
los obreros por tal edificio fueron cazados a balazos y ladrillazos, siendo
asesinados Feliciano Alcocer, de la Fábrica de Muelles Hércules; J. Guadalupe
Palacios, de la Unión de Artes Gráficas, y José Bárcenas, de la Unión de
Empleados de Hoteles, Cantinas, Restaurantes y Similares; fueron heridos Tomás
Cueva, el ferrocarrilero Cristóbal Reyes, Julián Yáñez, de la Fábrica de
Ladrillos Refractarios, y otros trabajadores.
Entre los agresores detenidos se encontraban Alberto Margáin Zozaya,
hermano de Ricardo, el Caballero de Colón y teórico del fascismo criollo en el
período de Luis Echeverría Álvarez; Joel Rocha, Benjamín Salinas, Andrés Chapa,
José Ángel Santos, Virgilio Garza, Antonio L. Rodríguez y otros connotados
jefes patronales, quienes, gracias a su poder económico, rápidamente fueron
puestos en libertad.
Frente al Hospital Muguerza -en el que se hallaba encamado el secretario
general de la FTNL- los trabajadores gritaban: “Si muere Tomás Cueva, morirá Joel Rocha”, “Vida por vida” y otras consignas que expresaban el estado de ánimo
de la clase obrera movilizada.
El entierro de Feliciano Alcocer y J. Guadalupe Palacios fue una
auténtica movilización de masas; sus cuerpos fueron velados en el domicilio
social de la FTNL. José Bárcenas murió y fue enterrado en Acámbaro, Guanajuato.
Los ataúdes de los dos primeros fueron llevados al palacio de gobierno y al
palacio municipal, donde se realizaron gigantescos mítines obreros. El famoso
masón comunista Ángel Martínez Villarreal, secretario de Previsión Social y
Asesoría Técnica de la Federación de Trabajadores de Nuevo León, encabezó el
cortejo fúnebre.
Juan Gutiérrez, secretario general del Sindicato de Trabajadores
Ferrocarrileros de la República Mexicana, pidió a Cárdenas que se cumpliera la
orden de disolución de Acción Cívica Nacionalista y ésta al poco tiempo fue
disuelta.
El 29 de julio de 1936 fue la cúspide de la política antisindical de los
capitalistas regiomontanos. No deben olvidarse el enfrentamiento de principios
de año, a partir de la huelga de Vidriera Monterrey, con el movimiento obrero
nacional y el gobierno federal, las manifestaciones derechistas, los lock outs,
y, en el terreno sindical, la constitución en el mes de marzo de la llamada
Federación (hoy Nacional) de Sindicatos Independientes, eje y cabeza del
sindicalismo blanco en el país.
De las heridas del 29 de julio de 1936, Tomás Cueva ya no se recuperó completamente.
BIBLIOHEMEROGRAFÍA BÁSICA
El Machete, órgano central del Partido Comunista de México.
Peláez
Ramos, Gerardo, “Tomás Cueva, huella de
un líder”, en De la vida de algunos militantes mexicanos, México,
CESS del STUNAM, 2003.
“Cronología de la izquierda mexicana del siglo XX”, en Enciclopedia de la izquierda mexicana del siglo XX, t. I,
México, UNAM, 2014.
Sáenz, Mateo
A., Anecdotario, Monterrey, Ed. Alfonso Reyes, 1968.
Rebelión ha publicado este
artículo con el permiso del autor mediante una licencia
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