Sobrevivientes de Iguala responden a Osorio Chong: el ejército no llegó a ayudarnos sino a interrogarnos
Miércoles, 21 Enero 2015
@ImpuneMex
Frente a las declaraciones realizadas por el
secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong en el programa Atando cabos el pasado viernes, en las
que asegura que elementos del 27 batallón infantería y el ejército habrían
acudido a la clínica privada a ofrecer ayuda a los normalistas heridos la noche
del 26 de septiembre en Iguala, los testigos responden que no fue así.
Según el testimonio del maestro José Luis, como
se le nombró en el reportaje publicado por el periódico La Jornada, los militares habrían entrado en la clínica, revisado
las instalaciones y concentrado a punto de pistola a los jóvenes que se
encontraban allí. Una vez en la recepción, les obligarían a levantarse la
camiseta, dejar carteras y celulares en una mesa de centro para luego ser interrogados.
“Digan sus nombres; no quiero mentiras, porque
si no, no los van a encontrar’’, menciona el profesor
en el reportaje quien añade que durante el interrogatorio, dos jóvenes bajaron
cargando Édgar Andrés Vargas quién tenía el maxilar destrozado por las balas.
“Lo sentaron en un sillón. No podía hablar; nos escribía en el teléfono que no
podía respirar’’, relata.
José Luis habría estado presente durante el
primer ataque contra los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa y
acompañado a los heridos hasta la clínica del médico Ricardo Herrera donde
aparecieron los militares.
“Allá afuera hay dos muertos, y para mí que son
de ustedes’’ gritaba el oficial a cargo, según el
testimonio de José Luis. ‘‘Digan sus nombres; no quiero mentiras, porque si
no, no los van a encontrar’’, aseguraba.
Luego de media hora de interrogatorio y de
suplicar a los uniformados que solicitaran una ambulancia para Andrés Vargas,
estos salieron de la clínica sin decir nada más que “la zona estaba asegurada y que no les iba a pasar nada”. Luego
llegó el dueño de la clínica.
‘‘Tenemos un herido, por favor, véalo’’,
dijo José Luis al galeno quién se acercó a mirar al herido de lejos y sólo se
limitó a decir: “Híjole, cuate, sí te dieron duro, vas a necesitar
cirugía’’.
Según José Luis, ni los militares ni el dueño de
la clínica apoyaron en ningún momento a los normalistas heridos y que fueron
ellos, sus propios compañeros, quienes alrededor de las 3:15 lograron llevarlos
a un hospital e ingresarlos diciendo que se habían peleado en un bar y que a su
amigo le habían dado u botellazo en la boca.
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