Entre la narcocracia putrefacta del poder y los partidos políticos o la autoorganización del pueblo.
Escrito por
EliteALaSanjaBarbarieAlPoder
Lunes, 23 febrero 2015
El gobierno actual, con
mayoría parlamentaria y conducción del Partido Revolucionario
Institucional-PRI-, con buena presencia del Partido de la Revolución
Democrática-PRD- y también del Partido Acción Nacional-PAN-; no es más que un
rejunte de la burocracia que viene gobernando México desde el siglo XX.
Los vínculos que el gobierno federal ha construido y mantenido con
el crimen organizado y los cárteles de droga, corrompen a diario todos los
estratos estatales, locales y regionales de gobierno. El Sistema Político
Mexicano, en su totalidad, se encuentra inepto para satisfacer las
demandas de la población.
Actualmente viene floreciendo una “alternativa
de izquierda” a cargo del Movimiento Regeneración Nacional -MORENA-,
liderada por el ex candidato a presidente Andrés Manuel López Obrador (quien
tiene vínculos directos con el ex alcalde de Iguala y máximo apuntado
como responsable de la desaparición de los 43 normalistas, José Luis
Abarca). Este partido político que nació allá por 2012 como un movimiento
social, y que recién en julio de 2014 alcanzó el registro como
partido político, cuenta con un programa de tendencia reformista para
con las instituciones y de medidas asistencialistas que
beneficiarían al pueblo, aunque no lograrían el cambio necesario.
En este clima de descontento social, indignación, búsqueda de justicia y
del inicio, posiblemente, de la transformación radical del sistema político por
instituciones independientes más confiables y representativas de los derechos e
intereses de las mayorías pobres, se abre el abanico de posibilidades, de
las cuales el pueblo mexicano deberá optar por una.
¿Partidos tradicionales, MORENA o la auto organización?
El hecho de optar por los partidos tradicionales o por el
Movimiento Regeneración Nacional, permitirá la continuación del sistema de
gobierno que ya muchos males le ha traído a la sociedad mexicana durante
décadas. Todos los candidatos provienen de una casta burocratizada
perteneciente al 1% más rico del mundo, y que de ninguna manera posee
intenciones de cambio.
Ningún partido político logrará cambiar el
rumbo de la historia. Ante ello, las clases bajas deben unirse. Las
mayorías trabajadoras, los estudiantes y campesinos, deben aprehender las
nutridas experiencias que brindan las cooperativas integrales de Chiapas;
la comunidad de Cherán -Michoacán-, la cual partió como una forma de
autodefensa civil y que actualmente se rige bajo un Consejo Autónomo integrado
por representantes de cada uno de los barrios que la conforman; y sobretodo de
los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas –MAREZ-, donde es “el pueblo en rebeldía quien manda y el
gobierno quien obedece”, como bien lo indica su eslogan.
En ellos, es la autogestión y la
auto organización quienes conducen la cotidianeidad de la gente. Ningún
político, sino asambleas generales son las que determinan estrategias
económicas para el desarrollo o aprueban leyes para la sociedad. Es
allí, donde el gobierno estatal se vuelve obsoleto, y se visualiza
perfectamente la capacidad propia que tienen los pueblos de autogobernarse.
Esperanzas en el horizonte
Desde la desaparición forzada de los 43 normalistas en Ayotzinapa, Guerrero,
en México se respira un aire distinto. El pueblo, cansado de los crímenes
organizados, de los cárteles de droga que dominan regiones enteras, y de la
renombrada ineficacia de un aparato estatal seriamente deteriorado, comienza a
desarrollar alternativas autogestoras, de autoorganización, autodefensa civil y
hasta componiendo una estructura propia de gobierno al servicio de las
necesidades del conjunto poblacional.
Estos métodos se desarrollan en un ambiente de
acción directa sin intermediadores, sin gobierno dependiente de los
tradicionales partidos burocratizados, ni militares extranjeros en territorio
soberano. Estos últimos, quienes son utilizados por las fuerzas imperialistas
(caso Estados Unidos y su "Operativo
Rápido y furioso") y por el narcogobierno de Enrique Peña Nieto
como pretexto de lucha contra el narcotráfico, con el fin evidente de reprimir,
desaparecer, incinerar y, así, terminar con la oposición a su régimen.
Las protestas, que ya llevan meses a raíz del
caso de Ayotzinapa, y que se abanderan con el pedido de la aparición con vida
de los 43 humildes jóvenes, dejan en evidencia que las instituciones del
Estado lejos de servir para resolver los problemas cotidianos de la
población, se posicionan férreamente al servicio de la inteligencia extranjera
y los intereses de las empresas privadas.
Comentarios