26 abril, 2015
BALADA POR AYOTZINAPA
(ÓSCAR OLIVA)
No
hay límites para el país del crimen.
No
hay nombre para el país del crimen.
No
hay país con nombres del crimen.
No
hay crímenes para el país del crimen.
¿Díganme,
en qué país lejano hallarlos?
A
Décimo Junio Juvenal agrego a FrançoisVillon
para
componer esta balada, y pido a otros cantores
añadan
otro estribillo interrogativo: ¿dónde, en qué
país
sin crímenes están los muchachos que apenas
se
habían desnudado al amor?
Ayúdenme
a correr junto a un río
que
corre con demasiada fuerza.
¿En
dónde están, en qué casa negra, encapsulados?
En
la casa blanca no están, ahí ya no habita nadie.
Llegará
el tiempo de otras sirenas, de otros sortilegios,
y
la blancura como lirio será un resplandor amarillo
o
un lirio negro al capricho de otra dueña, otra Circe
de
engaño, entre leones y lobos del mismo bosque.
¿Dónde
están, Madre Dolorosa?
¿Dónde
están las 43 lágrimas de ayer por la tarde?
No
vamos a averiguar en esta mañana dónde están,
ni
en las siguientes mañanas y tardes dónde están,
ni
en todo el año, que a este estribillo no nos lleve:
¡Mas
dónde están los muchachos de Ayotzinapa!
No
hay límites.
No
hay nombres.
No
hay país.
No
hay crímenes.
Corren
con demasiada fuerza.
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