12.Mayo.2015
La
represión el 3 y 4 de mayo de 2006, en Texcoco y San Salvador Atenco no la
olvidamos. Supuso un castigo ejemplar, toda su brutalidad vertida sobre
nuestros cuerpos, las fibras más sensibles de nuestro ser fueron trastocadas y
luego, exhibidas.
La solidaridad fue el pretexto que usó el
Estado para sitiar, golpear, allanar domicilios, asesinar y torturar. Fue un
acto de guerra contra La Otra Campaña, intentaron a través del terror
anularnos, reducirnos, desmovilizarnos.
La respuesta fue maravillosa, una oleada de
solidaridad que logró romper el cerco policíaco en San Salvador Atenco, comenzó
una campaña nacional e internacional, donde miles y miles de adherentes a la
Sexta y la Zezta Internacional lograron la liberación de los y las que fuimos
encarceladas: La alerta roja declarada por el EZLN y su llamado a
movilizaciones, cierres carreteros y acciones dislocadas que se llevaron a cabo
a lo largo y ancho del país y del mundo, el plantón, las guardias, el barco,
los toquines solidarios, los gritos desde el otro lado del muro de la cárcel.
Todo ello, esfuerzo y fruto de las solidaridad y la organización de los y las
que somos la Sexta y la gente solidaria de abajo.
La violencia es inherente al capitalismo y al
Estado como binomio del sistema de explotación y dominación, la cual por
supuesto no es nueva, sin embargo ahora podemos ver cómo se agudiza, se
profundiza y se socializa, esta coloca a la sociedad en la incertidumbre, el
miedo y la parálisis.
Es cada vez más evidente que la represión es
una práctica generalizada en el país, vimos con horror cómo la política de
arriba enunció una guerra contra el narcotráfico, que en los hechos, la detentó
contra la sociedad, contra la gente de abajo: asesinó a miles; también se
desplegó el crimen feminicida; otros y otras también por millares, fueron
desaparecidos; muchas personas más han sido el chivo expiatorio que llenan las
cárceles, gracias a declaraciones auto inculpatorias arrancadas por los cuerpos
policíacos y militares tras tremendas sesiones de tortura en las que la tortura
sexual se evidencia cada vez más como una práctica generalizada contra las
mujeres.
Existe también, la represión selectiva contra
las resistencias que luchan contra este sistema asfixiante, depredador de la
vida. Nuestros hermanos y hermanas bases de apoyo Zapatista han sido blanco de
una guerra abierta y cada vez más hostil y violenta en manos de grupos
paramilitares, son ataques sistemáticos contra la construcción de la autonomía
de los pueblos Zapatistas. Es el sistema de dominación que, a través de la
CIOAC Histórica perpetró el terrible crimen; golpear, machetear, torturar y
asesinar al maestro zapatista Galeano.
Terrible fue la noche del 26 y la madrugada
del 27 de septiembre para los normalistas de Ayotzinapa, el asesinato de 6 personas,
tres de ellos normalistas, los 43 estudiantes desaparecidos, además de otro
estudiante en estado de coma. En la misma lógica de generar terror se entiende
la brutalidad ejercida contra Julio César Mondragón.
Las estrategias de control social, son diseñadas
con precisión: Según el blanco, según el daño que pretenden generar, según la
reacción que esperan. El Estado se prepara y atesta su golpe. A veces es a
través de las fuerzas policíacas y militares que se ejerce la violencia, otras
veces a través de grupos paramilitares o el narcotráfico.
Nosotras en 2008, cuando iniciamos este
caminar colectivo, pensamos que era y sigue siendo vital, caracterizar la
represión, desmenuzar sus finalidades, indagar sobre las estrategias y métodos
para romper a las personas y colectividades; ¿cómo hacemos comunidad? ¿cómo
fortalecemos la organización? Hacer estrategias de afrontamiento todos y todas,
juntos. Nuestra apuesta, el porqué de nuestro trabajo, es organizarnos contra
esta rueda del Capitalismo, la represión.
Nos reprimen para rompernos, pues juntos y
juntas nos reconstruimos.
Acudir a la memoria, este propósito no es
menor, es reconstruir nuestra historia contada por nosotras y nosotros,
recurrir a la verdad, de cómo ocurrieron los acontecimientos, cómo fue que
vivimos, que sobrevivimos, cómo hicimos frente al poderoso. Son experiencias
colectivas que nos fortalecen y nos recuerdan que miramos de frente al poder y
aún con miedo, y aún siendo pequeñas, le hacemos frente.
Nueve años y no olvidamos, porque hoy más que
nunca es vigente la represión. No perdonamos porque el asesinato, la cárcel, la
tortura y la desaparición sigue siendo el lenguaje de arriba. El Estado afina
su estrategia: desmovilizarnos con la violencia no funciono. Ahora recurre a la
presión y a las amenazas, ya no son las bestias uniformadas a las que envían,
ahora son hombres y mujeres vestidas con trajes costosos, con portafolios
llenos de prebendas y sobornos, nos intentan romper a través de la creación de
fondos e indemnizaciones. Insistimos: no cedemos ante las estrategias del
Estado, seguimos en lucha, seguimos en la apuesta de “otra reparación” la que reconstruye el tejido social, la
confianza, la solidaridad, la que evoca a la memoria y construye verdad para
las y los que somos abajo.
Solidaridad y apoyo mutuo.
Mayo,
2015
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