“No es un delito buscar a un hijo”, madres de Ayotzinapa en Chiapas / Vamos caminando con pies de lucha
Escrito por Pozol Colectivo
Audios del encuentro: http://kolectivozero.blogspot.mx/2015/06/comunidades-de-los-altos-del-chiapas.html?m=1
Crónica: http://radiozapatista.org/?p=13683
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Proyecto Ambulante:
Miércoles, 17 Junio 2015
San Cristóbal de las Casas, Chiapas. 16 de junio. “No es un delito buscar a un hijo, nuestra
meta, decisión y esperanza es encontrarlos”, expresó doña Bertha Nava,
madre de Julio Cesar Ramírez Nava, uno de los estudiantes de Ayotzinapa muertos
y desaparecidos por policías del estado de Guerrero, el pasado 26 de
septiembre.
Doña Bertha junto con su
esposo Tomás Ramírez y doña Cristina Bautista madre del estudiante Benjamín
Ascencio Bautista y Omar García estudiante de Ayotzinapa, se han dado cita en
la comunidad de San Francisco Teopisca, para iniciar una caravana de denuncia y
compartición, por comunidades integrantes al Congreso Nacional Indígena, adherentes
a la Sexta en Chiapas.
“A casi 9 meses de la desaparición de nuestros hijos
seguimos en busca de justicia”, agregó don Tomás. “Sabemos que el estado se los llevó”, añade doña Cristina. Las
declaraciones de los familiares de los estudiantes se dan tras la confesión del
juez Ulises Bernabé García, de Iguala Guerrero, de que nunca recibió a los
normalistas en su juzgado, lo que contradice la versión oficial de los hechos
que deslinda al gobierno federal de México. El juez ha tenido que pedir asilo
en Estados Unidos ya que teme por su vida y la de su familia, tras su declaración
a un semanario nacional.
“Estamos creciendo en la organización por las relaciones con
los pueblos, no porque se llene el zócalo o por el número en las marchas”, aseguró el también
vocero de Ayotzinapa, Omar García. Los familiares de los “47 que hacen falta”, como los llamara el EZLN, visitarán el día de
mañana a ejidatarios en resistencia contra el despojo de su territorio de San
Sebastián Bachajón, para después marchar el día jueves 18 en la ciudad de
Palenque, junto con la Organización Xi’nich y sobrevivientes de la masacre
llevada a cabo en la comunidad de Viejo Velasco del municipio de Ocosingo, en
noviembre de 2006, que aún continúa impune.
A la reunión de este día
en San Francisco, también asistieron integrantes de la Organización Civil
Abejas de Acteal, del Centro de Derechos de la Mujer, del Grupo de Trabajo No
Estamos Todos, Semilla Digna, así como de las comunidades de Cruztón, Candelaria
el Alto, Alcanfores, el Ocotal y adherentes de Tenejapa.
Vamos caminando con pies
de lucha
San Cristóbal de las Casas,
Chiapas.
16 de junio de 2015.
(Colectivo Radio
Zapatista)
La fila es muy larga. Larguísima. Como doscientas personas.
Pero no es para votar ni para deberle al gobierno cobrando sus programas. Es
para comer uno de los calditos de carne con verduras más sabrosos que hemos
probado en mucho tiempo. La amabilidad de unas cincuenta mujeres, rodeadas de
un batallón de niñas y niños que no paran de jugar, nos han preparado también
agua de horchata y una salsa peligrosa. A la sombra de encinos y perales nos
colmamos de tortillas tricolores. Una barrera de pinos viejos nos protege la
espalda sin estorbarnos nunca la vista de un paisaje inigualable. El clima es
tan generoso y la tarde tan firme como esta comunidad, San Francisco, Municipio
de Teopisca, tierra rebelde recuperada hace veinte años cuando comenzó a
caminar con nosotras y nosotros la lucha zapatista.
Familiares y
sobrevivientes de Ayotzinapa llegan invitados por el Congreso Nacional Indígena
adonde “hoy toca ser sede del espacio de
Semilla Digna”, adonde la comunidad anfitriona nos dice “somos descendientes de mozos y peones que
trabajaron esta finca”. Acabamos de terminar tres horas de encuentro de
comunidades y grupos adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona.
Por Ayotzinapa, acuden doña Bertha Nava y don Tomás Ramírez, padres de Julio
César Ramírez Nava, asesinado el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero,
doña Cristina Bautista Salvador, madre de Benjamín Ascencio Bautista,
desaparecido, y Omar García, estudiante normalista. También asisten familiares
y sobrevivientes de otras masacres. Estas familias arrancan un recorrido que se
suma a los de estos meses recientes. Durante dos semanas, visitarán comunidades
en lucha por los estados del sureste mexicano.
Don Tomás explica que
los invitaron Las Abejas de Acteal, quienes “también
lo han pedido la justicia”. Luego nos pregunta y se responde: “¿Cuándo va a llegar esa justicia por esos
gobiernos corruptos? Nunca. Nunca”. Por eso exhorta a la unión y al apoyo
mutuo sin importar distancias. Nos avisa que “vamos a seguir sin parar”. Doña Cristina habla poco, fuerte,
agradece a la comunidad y luego exhorta: “Les
pido como mamá que sigan haciendo ruido”. La cubre una camiseta con mujer y
lema zapatistas. Doña Bertha nos pide algo: “No
tengan miedo” porque eso es lo que quieren los gobiernos, “que les tengamos miedo”. Nos cuenta que
en Ayotzinapa están viviendo un cerco de fuerzas militares. Pero el mundo está
mirando “a Peña Nieto y su gente asesina”.
Habla con voz muy sólida. Nos dice que “no
es un delito buscar a un hijo, y si lo es, pues somos culpables”. Los niños
que quedaron sin sus padres en septiembre van a las marchas y gritan las
consignas y “nos dan más fuerza porque
siguen esperando a sus papás”.
Omar García agradece al
CNI y nos habla de que debemos atesorar la tierra que tenemos así como está,
con toda la destrucción que le han causado durante siglos, pues “si esto nos dejaron, esto lo vamos a
defender”. Explica que en el gobierno “siempre
encuentran culpables cuando los culpables son ellos”. Y analiza luego las
secuelas constructivas de Ayotzinapa: “43
familias se han encontrado”, no se conocían, ni siquiera se parecen, hasta
se han peleado, pero van “a continuar
juntos”. En sus recorridos de estos meses, no sólo pidieron apoyo para
Ayotzinapa sino para todas las luchas, así que ya organizaron “una red de solidaridad” con colectivos
en los países que han recorrido y que, entre ellos, tampoco se conocían, o no
se recordaban. “Ayotzinapa nos ha unido a
muchos”, y si no somos tantos para el sistema, igual seguimos porque “no nos contamos por números” sino por
la fuerza de las relaciones que va tejiendo esta lucha. “Falta mucho”, afirma, “pero
vamos caminando” juntos. “No nos van
a callar” porque tenemos que “cambiar
este país”. Al dolor de Acteal le dice: “lo
que han padecido ustedes lo hemos padecido nosotros”. Ahora hay que
enfrentar ese dolor “junto con ustedes”.
Él lo enfrenta al final del encuentro aventándose “una viejísima canción guerrillera” que dedica a las comunidades. “Le improvisé algunos versos”, dice
rodeado de su familia nueva, la que le quita el miedo de cantar solo: “Yo quiero que a mí me entierren como a mis
antepasados, en el vientre oscuro y fresco de una vasija de barro…”
Por la Mesa Directiva de
la Sociedad Civil Las Abejas de Acteal habla en tzotzil una compañera,
sobreviviente de la masacre de 1997, para dirigirse a Ayotzinapa. Un compañero
nos traduce sus palabras: “También
nosotros hemos sufrido” al ver morir a 45 personas y 4 niños “que aún no han nacido”. Y la decisión
le alcanza para animar a quienes lo necesitan: “Nunca vamos a desanimarnos. No se desanimen. No tengan miedo. Tamos
aquí también nosotros”. Además, “somos
bastante”. Otro compañero de Acteal trae consigo el mismo ánimo que esta
tarde bondadosa: “Estamos volviéndonos
como hermanos, como vecinos, como amigos”. Sobre la tentación de la
venganza, dice que “nos da gana de
responderlo” lo de Guerrero, “pero
no. Hay que pensar”.
Sentadas bajo una lona
grande y bajita, unas trescientas personas escuchamos con atención todas las
participaciones de comunidades indígenas y adherentes a la Sexta: Cruztón,
Candelaria El Alto, Municipio Venustiano Carranza, el Predio El Desengaño,
Comunidad San Isidro El Ocotal, Alcanfores, La Resistencia contra las Altas
Tarifas de la Luz en La Grandeza, Municipio de Amatenango del Valle, el
Colectivo Centro de Derechos de la Mujer, el Grupo de Trabajo No Estamos Tod@s,
la Red de Defensa de los Pueblos Indígenas de los Altos de Tenejapa, Chiapas,
México.
Todas las intervenciones
confluyen hasta parecer la misma porque “tenemos
los mismos problemas por el sistema capitalismo”, porque para los
gobiernos, “nosotros los pobres” no
somos nada, dicen, “no valemos nada”,
nos dan “lo que ni los perros quieren”,
“somos hormigas”, pero nos tienen
miedo porque, si somos hormigas, pues “que
se paren en este hormiguero”. El gobierno se asusta, “afloja las manos” al ver la resistencia. “Somos fuertes”. “Ése es su
miedo”. “Las mujeres” también, o
más, aunque “no estamos retomadas en
cuenta”. Y “si no unimos nuestra
fuerza, si no alzamos la voz, ¿qué será de nosotros mañana?”. Porque “o dominas el miedo o el miedo te domina”.
“Compartimos nuestras luchas por nuestra Madre
Tierra”. “Llegábamos a cultivar la
tierra con miedo”, “pero nos
organizamos”. Tenemos “la dicha de
tener manantiales”, bosques, aire, ríos, dignidad e inteligencia. “Reserva”, le dicen al despojo. “Entran bonito, hablan bonito” y engañan
y hacen trampa, pero “el sufrimiento y los golpes es lo que nos hace
despertar”. Ayotzinapa no “sabíamos que
existía esa comunidad”, pero “así nos
conocemos”. Aquí. “Vamos caminando,
vamos aprendiendo a buscar más hermanos” para decirles “su lucha es nuestra. Su dolor es nuestro. Su esperanza es nuestra
esperanza”. Y “por si estas palabras”
llegan a l jos” y “tapar nuestras bocas para no decirle nada”,
pues decimos claro lo que queremos: “libertad”
para las presas y los presos políticos, los malos gobiernos que con sus
proyectos quieren “tapar nuestros
derechos” o “respeto a la madre
naturaleza”, a Bachajón, “respeto
definitivo a tierras y territorios” porque “los cabrones que gobiernan” y los que hacen perforaciones
petroleras “no pertenece para venir a
violar derechos agrarios” y porque muchos tienen su creencia profunda de
que “el que trabaja por la justicia es
reconocido como hijo de Dios”. “Seguimos
en pie de lucha. No nos rendimos”. “Estamos
juntos y juntas”. Ya entiéndanlo. Nos faltan miles. “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
Cuando comienza esta
tarde temprana, dos jóvenes de San Isidro entonan su propio canto con la música
del Himno Zapatista(*):
Qué pobres estamos todos
sin ni un pan para come
porque nuestro pan lo
gasta el patrón en su placer.
Mientras que él tiene
vestido y palacio y dinero
nosotros vamos de esclavos
sin justicia y sin derecho.
Nosotros sembramos todo
y todo lo cosechamos
pero toda la cosecha es
para el bien de los amos.
Nosotros sufrimos todo,
la explotación y la guerra.
Así nos llaman ladrones
porque pedimos la tierra.
Y luego los padrecitos
nos echan excomuniones.
¿A poco piensan que
Cristo era como los patrones?
Compañeros del arado y
los de toda herramienta,
no’más nos queda un
camino: unirnos manos con mano.
Las participaciones
coinciden en decisión y fuerza. Vamos caminando. Nos lo dicen en varios idiomas
y en todos se entiende: “estamos en el
pie de lucha”, “estamos en pie de la
lucha”, caminamos con pies de lucha.
En esta tarde firme, bondadosa y temprana, Acteal y Ayotzinapa van marcando
nuestro paso.
(* Ambos con la música del corrido "Carabina 30-30")
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