Subcomandante Insurgente
(todavía) Marcos,
Fines del siglo XX
Desde las montañas del
sureste mexicano.
Nuestra ley hizo florecer libros, medicinas, risas, dulces y
juguetes. La ley de ellos, la de los poderosos, vino sin argumento alguno que
no fuera el de la fuerza, y destruyó bibliotecas, clínicas y hospitales, trajo
tristeza y amargo caminar a nuestra gente. Y nosotros pensamos que una
legalidad que destruye el conocimiento, la salud y la alegría, es una legalidad
muy pequeña para hombres y mujeres tan grandes, y que nuestra ley es mejor,
infinitamente mejor, que la ley de esos señores que, con vocación extranjera,
dicen que nos gobiernan.
Y nosotros queríamos
decirles a ustedes, a todos, que gracias. Y que si tuviéramos una flor pues se
la regalábamos y como no tenemos flores bastantes para cada uno o para cada
una, pues una basta para que se la repartan y guarden un pedacito cada uno y
cuando ya sean viejitos o viejitas entonces les platiquen a los niños y a los
jóvenes de su país que: "Yo luché
por México en los finales del siglo XX y desde acá estaba yo con ellos y sólo
sé que querían lo que quieren todos los seres humanos que no se han olvidado
que son seres humanos y que es democracia, libertad y justicia, y no conocí su
rostro pero sí su corazón y era igual al nuestro".
Y, cuando México sea
libre (que no quiere decir que sea feliz o perfecto, sino sólo libre o sea que
pueda elegir libremente su camino y sus errores y sus aciertos), entonces un
pedacito de ustedes, ese que está a la altura del pecho y que, a pesar de las
implicaciones políticas o precisamente por ellas, está un poco cargado a la
izquierda, será también México y esas seis letras querrán decir dignidad y
entonces la flor será para todos o no será. Y ahora se me ocurre que, con esta
carta, pueden hacer una flor de papel y colocarla en el ojal o en el cabello,
según el caso, y salir a bailar con tan encantador adorno. Y yo ya me voy
porque ahí viene otra vez el avión de los desvelos y tengo que apagar la vela,
pero no la esperanza. Esa... ni muerto.
Vale. Salud y la flor
prometida: tallo verde, blanca flor, hojas rojas, y no se preocupen por la
serpiente, eso que aletea es un águila que se encargará de ella, verá usted...
Desde las montañas del
sureste mexicano.
La flor prometida, Subcomandante Marcos
Por eso, y por todo,
muchas gracias siempre!
Comentarios