AYOTZINAPA ¿POR QUÉ? (Una pregunta, una respuesta, desarrollo de un elogio y convertir la oscurana en claridad)
Fernando Limón Aguirre (*)
América Latina en
Movimiento
URL de este artículo: http://www.alainet.org/es/articulo/172617
25/09/2015.
(Con
cercanía de corazón y de espíritu al caminar, a la lucha y a la esperanza de
padres y madres de familia de Ayotzinapa, invitando a sumarse y exigiendo
justicia tras un año de dolor a cuestas)
Planteo una respuesta a la pregunta generadora,
elaboro el desarrollo de un elogio y una insistencia para convertir la oscurana
en claridad.
LA
RESPUESTA
Desde luego que una pregunta como ésta no
tiene lógica alguna de ser respondida con base en lo anteriormente ocurrido,
como si se tratara de encontrar causas que justificasen lo irracional y
reprobable. La respuesta la ha venido dejando al descubierto en el tiempo
posterior al 27 de septiembre del 2014 la propia actitud del Estado y la
tenacidad iluminadora del colectivo de padres y madres de familia de los 43
desaparecidos.
De esa
fecha -hace un año- para acá hay una serie de cuestiones inocultables y del
todo claras que son la respuesta. Primeramente el llamado narco-gobierno, la
articulación de lógicas e intereses de los dedicados al negocio de los
enervantes conjuntamente con el gobierno (estrategia vigente de soporte del
sistema capitalista). La supuesta pugna que es más bien complicidad entre
partidos políticos aunque parezcan adversarios, entre niveles de gobierno y
entre poderes del estado, la cual está articulada precisamente en la lógica del
narco-gobierno. La actitud corresponsablemente vejatoria del ejército y de las
fuerzas del orden y de seguridad de los diferentes niveles; en donde la
participación del ejército en los hechos de Iguala ha sido lo más cuidadosa y
enfáticamente negado y evadido.
La
violación sistemática de los derechos humanos como condición cotidiana de
existencia. El olvido como consigna (que se ha topado con el colectivo más
incompatible y más comprometido con el recuerdo: los indígenas). La agresión
sistemática a las Normales Rurales, al campo, a la ruralidad, a las y los
campesinos y a las territorialidades campesinas e indígenas.
Ninguno
de estos hechos puede ya ser ocultado en el México contemporáneo. Todo lo
contrario, todo ello se corrobora, se hace patente y se refuerza en la
reiterada forma de actuar del Estado en este caso, la cual ha sido la más vil,
insoportable e indignante. ¿Entonces ahora comprende usted, por qué Ayotzinapa?
¿Se imagina usted estar en la encrucijada en que confluyen todas esas
circunstancias de dolor, impunidad, barbarie y, pues, de muerte?
EL
DESARROLLO DE UN ELOGIO
Ayotzinapa se está convirtiendo en el
reflejo y en el espejo de lo cada vez más nítidamente real, por más que se empeñe
el Estado en negarlo.
Ayotzinapa
nos está dando tremendas lecciones que provienen de esos normalistas rurales,
pero sobre todo que tienen su fuente en la dignidad de las madres y los padres
de familia, dada su cauda de veracidad, de dignidad, de resistencia, de unidad
y de entereza.
Este
colectivo de padres es hoy en día un referente obligado en la vida nacional. En
él hay un corazón ancestralmente rebelde, vinculado a una cuna de resistencias;
dicho colectivo alienta el fuego de la memoria y es emblema del no a la pobreza
ni al empobrecimiento y sí a la dignidad. Su perseverancia organizativa ha
puesto de manifiesto y en evidencia la cualidad del Estado mexicano en la
actualidad.
Estas
mujeres y estos hombres, madres-padres de la rebeldía, se han encargado
sistemáticamente de convertir la oscurana en claridad, de enfrentar opresión
con liberación, prepotencia con humildad, olvido con recuerdo, desesperanza con
esperanza, falsedad con verdad, agotamiento con tenacidad, autoritarismo con
convocatoria, silenciamiento con grito y palabra, anquilosamiento con
creatividad, complicidades mortecinas con camaradería solidaria, división con
unidad. En una palabra y claramente: muerte con vida.
Este
grupo nos ha puesto en nuestros ojos, frente a nuestro rostro y nuestro corazón
el mundo de lo alternativo, que viene de lo absolutamente negado, excluido y
maltratado por el sistema. Este grupo es la negatividad infinita. Motor de
vida.
Una
insistencia para convertir la oscurana en claridad
Esta actitud de padres y madres de familia
nos ha estado interpelando y convocando, no sólo a acompañarles y a
manifestarnos, sino a tomar posición, tomar rumbo y ritmo de vida.
Podemos,
pues, y debemos hacer algo… ¡mucho! ¿Qué? Cuatro sugerencias: comencemos por
hacer de la ética política. Clamemos y exijamos justicia hasta que se
verifique. Convirtamos lazos de relaciones sociales en relaciones de
solidaridad. Y, finalmente y una vez más, si lo que el Estado ha querido hacer
es desmantelar las Normales Rurales, exijamos la creación de más de ellas.
Defendamos las Normales Rurales. Las cultivemos.
(*) Fernando Limón Aguirre, sociólogo,
Coordinador del Departamento de Sociedad y Cultura. Colegio de la Frontera Sur.
Comentarios