Silvia Ribeiro
(Investigadora del Grupo
ETC. www.etcgroup.org)
17 de septiembre de 2015
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ALAI
AMLATINA, 17/09/2015.- Jonathan Latham es biólogo, botánico, tiene
maestría en genética vegetal y doctorado en virología. Publicó recientemente un
texto titulado “Growing Doubt: a Scientist’s
Experience of GMOs” (Dudas
crecientes: la experiencia de un científico con los organismos modificados
genéticamente), donde expresa graves preocupaciones sobre los impactos de
los transgénicos y de las nuevas técnicas de modificación genética. Se basa para
ello en su experiencia como científico que desde la década de 1990 trabajó
haciendo plantas transgénicas, como parte de sus actividades académicas.
Como
joven científico, Latham no estaba preocupado por los impactos en salud o
ambiente de estas plantas creadas en laboratorio, en parte porque su entusiasmo
por la ciencia y la investigación opacaban otros aspectos, en parte porque no
imaginaba entonces que con la fragilidad y nivel de incertidumbres de tales
técnicas, estas llegarían a productos de consumo y al ambiente.
Pero a
las empresas de transgénicos –y los científicos que lucran gracias a ellas– eso
no les importó y ahora varios cultivos y muchos alimentos con transgénicos se
colaron a nuestros campos y mesas, pese a que tengan efectos dañinos.
Después
de haber analizado cuidadosamente numerosas evaluaciones de riesgo de cultivos
transgénicos, Latham señala varios problemas. Uno de ellos es que son las
empresas que hacen su propia evaluación de riesgo –las agencias gubernamentales
solamente las revisan, en general superficialmente. Las empresas, pese a que
los datos de sus análisis muestren daños o aunque los análisis sean
intencionalmente de pésima calidad, invariablemente informan que sus productos
no tienen ningún problema.
Hay varios
casos –por ejemplo el maíz Mon863 de Monsanto– en el que científicos
independientes accedieron al estudio completo de la empresa, comprobando que
las conclusiones no eran coherentes con el propio estudio, sino que habían sido
maquilladas para desestimar los daños. Las agencias de bioseguridad y de
inocuidad alimentaria solamente leyeron las conclusiones y dieron por buenas
las recomendaciones de Monsanto. Eso hizo también la Comisión Federal para la
Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) en México y organismos
similares en varios otros países de América Latina, aunque el estudio en sí
muestra graves anomalías en órganos internos de ratas de laboratorio.
Otro
ejemplo que expone Latham es que la bacteria Bacillus Thuringiensis, (usada
para hacer cultivos transgénicos insecticidas llamados “Bt”) es virtualmente igual al Bacillus Anthrax origen del conocido
tóxico Ántrax; y que la acción de cultivos insecticidas Bt tienen similitudes
estructurales con la del ricino. Ricino y ántrax se han usado como potentes
tóxicos contra humanos. Además, agrega, no se conoce el modo de acción de las
proteínas Bt, lo cual imposibilita análisis serios de sus riesgos a la salud,
más grave aún porque las proteínas Cry (las del Bt) han mostrado ser tóxicas
para células humanas in vitro.
El
aumento de agrotóxicos que conllevan los transgénicos es un enorme problema
para la salud y el ambiente. El glifosato, el agrotóxico más usado con
transgénicos, fue declarado cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud.
Latham explica que otro químico que se usa con los cultivos transgénicos, el
glufosinato, tiene un mecanismo de acción (inhibidor de la enzima glutamina
sintetasa) que es tóxico para hierbas y también muchos organismos como hongos,
bacterias y animales. Pero además, es neurotóxico en mamíferos y no se degrada
fácilmente en el ambiente. Con los transgénicos manipulados para tolerar
glufosinato, éste permanece en los cultivos, lo ingerimos en alimentos y se
puede detectar que sigue presente hasta meses después. Su acción es tan amplia,
dice Latham, que llamarlo “herbicida”
es apenas un nombre que no refleja la amplitud de impactos que conlleva sobre
muchas otras especies.
Latham
y Allison Wilson, otra científica, revelaron que una secuencia viral usada como
promotor en casi todos los cultivos transgénicos (CaMV, virus del mosaico de la
coliflor); se asumió erróneamente como “segura”
por 20 años, pero un estudio comisionado en 2013 por EFSA (autoridad europea de
seguridad alimentaria) mostró que es capaz de alterar la expresión normal de
muchos otros genes en plantas, dejándolas indefensas ante las enfermedades,
entre otros problemas. La EFSA trató de ignorar el estudio, pero Latham y
Wilson lo sacaron a la luz.
El
texto no sólo coloca a debate problemas graves de los transgénicos, expone
también que si éstos llegaron a los mercados y alimentación, es solamente por
presión comercial de las trasnacionales de transgénicos y la falta de ética de
los científicos involucrados, ya que no hay certidumbre de su inocuidad y por
el contrario, existe certidumbre de un amplio espectro de riesgos. Son los
mismos actores que “informan” a los
gobiernos -y a jueces en casos de litigio– a favor de los transgénicos, ocultando
los problemas reales.
Justamente,
ante esta falta de ética científica, ante estos intentos de simplificación
absurda de la complejidad de la naturaleza y ante el descompromiso con las
necesidades, culturas e historia de la mayoría, se han ido formando en el mundo
asociaciones de científicos críticos que no aceptan seguir siendo cómplices de
la ciencia mercenaria que trabaja para los intereses de lucro
empresariales. Ejemplo de ellos es la
recientemente formada Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la
Naturaleza en América Latina (UCCSNAL), que se constituyó en una reunión en
Rosario, Argentina, con científicos y expertos de diez países del continente.
La UCCSNAL se posicionó por la prohibición de los transgénicos, haciendo suyas
en su declaración constitutiva las palabras del difunto Dr. Andrés Carrasco
(nombrado presidente honorario): “Los
transgénicos son una tecnología basada en supuestos falaces y anacrónicos que
reducen y simplifican la lógica científica, al punto de ya no ser válida”.
El
emperador transgénico está desnudo y cada vez más científicos responsables lo
están denunciando.
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