La 3 en progreso
Poema: Rafael Tenoch,
Texto: La Voz del Anáhuac,
28 de noviembre 2015
Es sábado, son las 2 de la tarde y ya está
listo el bracero asando carne, nopales y cebollas. Cada quien trae lo que puede
para que entre todos salga bien el festejo: unos bancos, alguna mesa, un equipo
de sonido. Más tardecito llega una banda, con sus percusiones y sus liras, para
que los corazones que laten bailen también. Los niños están atentos, miran todo
lo que hacen sus hermanos mayores, sus papás, sus primos, sus tíos, sus vecinos.
Al barrio
le gustó cómo quedó el mural, lo observan, disfrutan su vista, lo respetan, lo cuidan. Van o
vienen de las tortillas, de la farmacia, de la recaudería, traen a sus niños a
los columpios. Escuchan la música y se quedan, aunque sea un ratito a escuchar,
a contagiarse de la alegría, de la camaradería, de la solidaridad que
entretejida ha cohesionado a “La 3 en progreso”, sí, el colectivo de muchachos y muchachas que
crecieron en estos edificios, que van o fueron a las mismas escuelas, que
jugaron, corrieron entre los prados, en las resbaladillas y los columpios de la
unidad Madero, aquí en el Cuadro 3 (o “supermanzana”,
como también se le llama) y que ahora se juntan para pintar murales, para
proyectar películas, para estar más unidos y hacerse conscientes de lo que pasa
en la Unidad, en Azcapotzalco, en el DF, en México, en el Mundo.
No van
las cosas bien en el mundo, hay mucha injusticia, mucha impunidad, mucho abuso
de los de arriba. Pero aquí la 3 es parte del abajo, es barrio, es cuadra, es
comunidad. Aquí todos somos hermanos y soñamos con que el mundo sea mejor, que
ya no haya guerras, que todos podamos vivir en paz y en armonía, que podamos
construir algo nuevo, distinto, mejor. Por eso todas y todos los que son “La 3
en progreso” piensan y hacen lo que, desde su perspectiva, es necesario
para hacer comunidad, para ser barrio, hacer barrio, estar con el
barrio…
Es
sábado, es el 28 de noviembre, hoy se inaugura (aunque hace ya semanas quedó
terminado) un mural dedicado al Padre Sol, aquí en el corazón de la 3, muchos
colores le dan vida. Nos recuerda el pasado, la cultura de los pueblos que
habitaron estas tierras antes de que fueran invadidas, dominadas, saqueadas por
los europeos. Ahora la mayoría somos mestizos, pero en nuestra sangre vive aún
la raíz primera, la originaria, tepaneca, nahua, mexicana. Con gran respeto al Padre
Sol, el que a todos nos cobija, nos ilumina, nos muestra el horizonte. Pronto
otro muro se vestirá con los colores y símbolos de la Madre Luna, la que
ilumina nuestras noches, la que nos protege en la oscuridad, la que vela
nuestros sueños.
Hoy
hay fiesta en mi barrio y, como es ley, no puede faltar la música, la comida,
algún sorbo de neutle y mucha alegría de vivir, de ser jóvenes, de tener
energía para hacer camino andando…
Ayer mi barrio destellaba alegría,
se vistió de música,
se puso color y su mejor sonrisa.
Se festejó él solito,
bueno, ni tanto porque llegaron
otros barrios a la fiesta.
Ayer mi barrio se sintió orgulloso,
no porque llegara alguien famoso,
mucho menos un político o un líder religioso.
Mi barrió se llenó de orgullo
porque estábamos los de siempre,
los que jugamos sus patios,
los que balanceamos sus columpios,
los que hacemos cola en las tortillas,
los que dejamos huellas en su tierra,
los que nos encontramos en sus esquinas
cuando regresamos tarde del trabajo,
o cuando vamos temprano para la escuela.
Ahí estábamos,
festejando el orgullo de ser sencillos
y distintos, pero iguales,
festejando la alegría de descubrir
que en nuestras manos hay ocultos tantos
colores,
tantas notas, tantos mundos…
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