Regeneración Radio
Posteado por Sandra
martes, 16 febrero 2016
Hace 20 años -el 16 de febrero de 1996- se firmaron los
acuerdos de San Andrés Sakamchén de los Pobres (Larráinzar es el nombre oficial) en el estado
de Chiapas, compromisos del gobierno federal con el Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN) para el reconocimiento de los pueblos indios, sus
derechos, su libre determinación y autonomía.
Aunque, «no sólo estaban los
zapatistas por un lado y los gobiernos por el otro, sino que con los zapatistas
estaban los pueblos indios de México».
Emilio Chuayffet Chemor
-ex Secretario de Educación en el sexenio Peñista y Secretario de Gobernación
en aquel entonces- firmó y prometió que cumpliría su palabra, ocho meses
después se retractó con el pretexto de que estaba borracho durante aquella mesa
de diálogo y que la palabra final la tendría Ernesto Zedillo. Pese a la firma
de estos acuerdos, el Gobierno Federal y los diferentes partidos políticos integrados
en la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) los desconocieron.
El siguiente año se
efectúo la masacre de Acteal, en donde asesinaron a 45 indígenas tzotziles, el
22 de diciembre de 1997. Un caso que hasta el momento no ha obtenido justicia.
El Ejército Zapatista
realizó algunas acciones para que se respetara este documento. En 1997 se
realizó la Marcha de los Mil Ciento Once (1,111) en la Ciudad de México, en
1999 se hizo una Consulta por todo el país en la que la mayor parte de la
población coincidía con las demandas de los pueblos indígenas. En marzo de
2001, se llevó a cabo la Marcha del Color de la Tierra, que llegó hasta el
Congreso de la Unión.
A pesar de todas estas
acciones los acuerdos no se reconocieron, «los
políticos demostraron claro que no tienen nada de decencia y son unos
sinvergüenzas que sólo piensan en ganar sus buenos dineros como malos
gobernantes que son», afirma el EZLN en la Sexta declaración de la Selva
Lacandona.
En abril del 2001, se
aprueba la Reforma constitucional sobre derechos y cultura indígena, la versión
contraria a los Acuerdos de San Andrés, ley que representó el rompimiento
definitivo del diálogo.
Para el EZLN fue en balde
el diálogo y la negociación, aprendieron que «no tiene caso [hablar] con
los políticos porque ni su corazón ni su palabra están derechos, sino que están
chuecos y echan mentiras de que sí cumplen, pero no», a partir de ello los
zapatistas evitaron hacer contacto con la clase política o «los malos gobiernos».
De la
traición legislativa al surgimiento de los Caracoles.
La Voz del Anáhuac.
Si el gobierno no tiene palabra, los zapatistas sí. Ante el
incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, el EZLN decide constituir las
Juntas de Buen Gobierno, aplicando por la vía de los hechos lo que el gobierno
se negó a reconocer en la Constitución: los derechos de los pueblos indígenas a
autogobernarse, a ejercer su libre determinación.
Cinco Juntas de Buen
Gobierno, una en cada región del territorio zapatista, con sede en los espacios
antes denominados “Aguascalientes” y
que a partir de agosto de 2003 adoptan el nombre de Caracoles.
En cada Caracol se
coordinan los trabajos de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ)
de cada Zona del territorio zapatista. En la Zona de los Altos el Caracol de
Oventik. En la Zona Selva Fronteriza el Caracol de La Realidad. En la Zona Selva
Tzeltal el Caracol La Garrucha. En la Zona Selva Tzots-Choj, el Caracol
Morelia. En la Zona Norte, el Caracol Roberto Barrios.
La creación de
las Juntas de Buen Gobierno fue un paso adelante en la construcción de la
autonomía zapatista que de por sí había comenzado en diciembre de 1994 y que ya
se gestaba desde tiempos de la clandestinidad, cuando acumulaba fuerzas en
silencio el EZLN, haciendo pueblo, formando sus bases sociales de apoyo. Así,
organizándose como pueblos que deciden en colectivo, en asamblea, discutiendo, fue
que se decidió el inicio del levantamiento armado. Así se deciden los trabajos que
van a coordinar los MAREZ y las JBG, en asamblea. En Asamblea se nombra o se
cambia a los que constituirán los niveles de los gobiernos autónomos. Ante
asambleas rinden cuentas. No hay paga en ningún cargo porque se concibe como
servicio a la comunidad el participar en un Consejo Autónomo, en un MAREZ, en
una JBG. Voluntariamente se incorporan los promotores de salud o educación en
los sistemas autónomos. Todas y todos los integrantes de cada comunidad
participan en los trabajos colectivos, en los proyectos autogestivos, en las
cooperativas de producción que generan los recursos para construir más
clínicas, más escuelas.
El gobierno
federal no cumplió los Acuerdos de San Andrés. Los pueblos zapatistas los están
llevando a cabo profundizando la construcción de su autonomía, sin permiso,
aprendiendo a ser libres construyendo la libertad en colectivo. Nada fue "en balde". Siempre se desconfió de la palabra del gobierno. 500 años de resistencia ya habían enseñado a los pueblos que nunca se puede confiar en los gobiernos, sean españoles, criollos o mestizos, coloniales o independentistas, reformistas o conservadores, priístas, perredistas o panistas. Todos mienten, engañan, despojan, explotan, humillan y reprimen.
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