Dexpierte Colombia
Fotografía de portada:
Camilo Ara.
Agencia SubVersiones
/6 junio, 2016/
El 30 de mayo de 2016 se inició un paro nacional en Colombia
convocado por la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular. Esta movilización
contra el despojo de tierra y territorios consiste en la ocupación de
carreteras y calles por la reivindicación de derechos y vida digna, en denuncia
del incumplimiento de acuerdos por el Estado colombiano y en rechazo a las
políticas de despojo, privatización y devastación de los territorios.
En el marco de este paro
agrario se encuentran en movilización más de 27 departamentos con 100 puntos de
manifestación, que exigen al gobierno nacional el cumplimiento de los acuerdos
pactados desde 2013. El pliego petitorio, desde entonces, abarca ocho temas:
1.
Tierras, territorios colectivos y ordenamiento territorial;
2.
Economía propia contra el modelo de despojo;
3.
Minería, energía y ruralidad;
4.
Cultivos de coca, marihuana y amapola;
5.
Derechos políticos, garantías, víctimas y justicia;
6.
Derechos sociales;
7.
Relación campo-ciudad.
8.
Paz, justicia social y solución política del conflicto.
En 2016 el paro, además,
se realiza en medio de las negociaciones de paz; el movimiento se ha pronunciado
a favor de dicho proceso pero denuncia la concepción corporativa de la paz: «donde el gobierno nacional considera que el
fin del conflicto es una oportunidad para brindar mayores garantías para la
inversión y así lograr un mayor crecimiento económico, las organizaciones
sociales han defendido una concepción transformadora…» (Alejandro Mantilla
en Palabras al Margen). La vocería del movimiento ha señalado enérgicamente
que, si no se resuelven las causas estructurales que dieron origen al conflicto
y si no se cuestiona el modelo neoliberal que amenaza el campo, la vida digna y
las culturas, entonces la guerra —aún vigente— difícilmente cesará.
Cacerolazo
en solidaridad con el Paro Agrario en la plaza Eduardo Umaña Mendoza, en la
ciudad de Bogotá. Fotografías: Sari Dennise.
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A continuación se presenta una entrevista realizada a
Sebastián Quiroga, vocero del Congreso de los Pueblos, durante la jornada de
protesta y manifestación que tuvo lugar en el centro de Bogotá el pasado
viernes 3 de junio, en solidaridad con el Paro Agrario, Campesino, Étnico y
Popular que se realiza en diferentes regiones del país.
¿Por qué el paro y bajo qué condiciones se está manejando la
protesta en las regiones donde se está desarrollando? ¿Cuál ha sido la
respuesta del gobierno ante las demandas que se están realizando por parte de
los campesinos y de los indígenas?
Bueno, pues éste es un proceso de movilización que viene
realizándose hace varios años. En el año 2013 se realizó el primer paro agrario
de esta década, con miles de campesinos movilizados y miles reprimidos. Ahí se
firmó una agenda de conversaciones entre el gobierno nacional y la cumbre
agraria, que es una articulación de organizaciones y movimientos sociales
agrarios campesinos. También se firmó un pliego de peticiones que tiene como
fondo la discusión del modelo económico que se aplica en el campo y en las
ciudades en Colombia y se discutió el tema de la minería, de la agroindustria y
el tema de la existencia de cultivos de uso ilícito además del tema de la
redistribución de tierras en el país.
Es decir, es un paro que
está —desde las perspectivas de las organizaciones sociales— completamente
relacionado con las discusiones que se están dando en el proceso de paz. De
hecho, lo que afirmamos nosotros como Congreso de los Pueblos, es que éste es
un paro por la paz porque desde nuestra perspectiva, la conquista de la paz en
Colombia pasa por la solución política del conflicto armado con la insurgencia,
pero pasa también por resolver los problemas que le dieron origen al conflicto.
El colombiano no puede seguir siendo un país minero en donde las fuentes
hídricas se ven afectadas por la minería, en donde la vida en las comunidades,
en las ciudades y en el campo se ve afectada por la minería, ésa es una
discusión necesariamente central en el tema de la paz.
En esta Minga, entonces en
particular, estamos exigiendo el cumplimiento de la discusión en torno al
pliego con el pueblo colombiano. En estos tres años el gobierno se ha negado a
hacerlo, porque no quiere que el pueblo participe en la deliberación sobre el
modelo económico. La exigencia que se está haciendo es que se siente a hacerlo.
Homenaje a
Gersaín Cerón y Marco Aurelio Díaz, dos indígenas asesinados por el ESMAD
durante las jornadas de protesta. Fotografías: Camilo Ara.
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La reacción del gobierno
ha tenido dos sentidos. Primero la represión: llevamos tres personas asesinadas
en el marco de la jornada. Hoy murió un compañero que fue atacado por la fuerza
pública en la Universidad Distrital; estaba en coma hace un mes y medio,
falleció el día de hoy. Entonces, ésa ha sido la línea de tratamiento que el
gobierno le da a la movilización social. Y la segunda es el tema de la
cooptación y la fragmentación: en todos estos años la cumbre le ha pedido al
gobierno que se establezca la negociación y el gobierno se ha negado; ahora que la gente está movilizada en las
carreteras el gobierno sí va a las regiones, sí va a los territorios pero no en
la lógica de una discusión nacional como se está planteando desde la cumbre,
sino a intentar cooptar y desmovilizar a las regiones que están movilizadas.
¿Hasta cuándo se va a desarrollar la Minga?
Nosotros tenemos una planeación para durar quince, veinte días
o un mes en las carreteras. Es un desgaste para nuestras comunidades estar movilizadas
pero lo que nos ha enseñado la experiencia es que el gobierno anuncia que va a
cumplir, instala una mesa, desmoviliza a la gente y luego… deja la palabra
empeñada. No cumple con los acuerdos, no acude a las reuniones y no cumple con
los compromisos. Entonces, el fin de la movilización depende de la actitud real
del gobierno. Nuestro interés es poder negociar en caliente, poder negociar con
la gente movilizada porque una vez desmovilizada es muy difícil volver a
movernos y eso es de alguna manera lo que el gobierno quiere con la estrategia
de desgaste que implementa.
¿Cuál es el mensaje final que le podrías dar a la gente que
todavía no entiende las magnitudes y el alcance del paro y de la Minga? ¿Cuáles
son las posibilidades de transformación que trae la misma Minga?
La invitación es a que sigamos construyendo este proceso. Yo
creo que la tarea del proceso de movilización social y popular en Colombia,
aunque viene de golpes y viene de la represión fuerte del paramilitarismo, es
seguir sumando, seguir invitando a nuevas personas. Sobre todo en las ciudades,
pues tenemos un reto muy grande de poder construir movimientos urbanos fuertes,
que pongan en jaque también al gobierno nacional desde las ciudades y poder
avanzar sobre esa vía, hacia la construcción de un país diferente, un país donde podamos vivir con dignidad.
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