Pueblos
Amazónicos: film “El abrazo de la serpiente”
“…ofrece una crítica
bastante completa de la destrucción de las culturas indígenas a manos de los
invasores blancos”
Red latina sin fronteras
Publicado: 25 junio, 2016
La película narra dos historias que tienen lugar en 1909 y
1940, juntas protagonizadas por Karamakate,
un chamán amazónico y último superviviente de su tribu, y su viaje con dos
científicos, el alemán Theodor Koch-Grünberg y el estadounidense Richard Evans
Schultes, en busca del yakruna, una planta sagrada difícil de conseguir. La
película es ligeramente inspirada en los diarios escritos por los dos
científicos durante su estancia en la Amazonía colombiana.
La película fue proyectada
en la sección de la Quincena de los Realizadores en el Festival de Cine de
Cannes de 2015 donde ganó el Premio al Cine Arte. Ganó el Golden Apricot a
mejor película en el Festival Internacional de Cine de Ereván (2015), en
Armenia en la categoría de Mejor Película; el Premio Especial del Jurado en el
Festival de Cine de Odessa, y el premio a la Mejor Película en el Festival de
Cine de Lima, donde también recibió un premio especial del Jurado de crítica
cinematográfica. Ha sido nominada para los Premios Oscar en la categoría mejor
película de habla no inglesa, y es la primera obra cinematográfica colombiana
en ser nominada en los Premios de la Academia.
Para ver online:
El abrazo de la
serpiente
Karamakate fue en su día un poderoso
chamán del Amazonas, es el último superviviente de su pueblo, y ahora vive en
aislamiento voluntario en lo más profundo de la selva. Lleva años de total
soledad que lo han convertido en chullachaqui, una cáscara vacía de hombre,
privado de emociones y recuerdos. Pero su vida vacía da un vuelco el día en que
a su remota guarida llega Evan, un etnobotánico americano en busca de la
yakruna, una poderosa planta oculta, capaz de enseñar a soñar. Karamakate
accede a acompañar a Evan en su búsqueda y juntos emprenden un viaje al corazón
de la selva en el que el pasado, presente y futuro se confunden, y en el que el
chamán irá recuperando sus recuerdos perdidos. Esos recuerdos traen consigo
vestigios de una amistad traicionada y de un profundo dolor que no liberará a
Karamakate hasta que no transmita por última vez su conocimiento ancestral, el
cual parecía destinado a perderse para siempre.
(1) Nos complace informar que ya se puede
ver la película El abrazo de la serpiente de forma online, esperamos que haya
sido de tu agrado y que la hayas podido ver con facilidad. Si te ha gustado el
tema de la película, te invitamos a que le eches un ojo al género naturaleza
disponible en gnula. Además, te informamos de que esta película también es
conocida en inglés por el título “Embrace of the Serpent”.
Cristina
Gallego: La mujer detrás de "El abrazo de la serpiente"
Por: Camila Builes
Cristina
Gallego fue la productora de “El abrazo
de la serpiente”, una película apoyada por Caracol TV y Buffalo Films. /
Cortesía Ciudad Lunar
|
Pone a andar a Ciro Guerra y produjo sus tres películas. Es la
primera lectora y el ojo más crítico del primer filme colombiano prenominado a
un Óscar en Hollywood.
“El abrazo de la
serpiente está dedicada a mi mejor amiga, que murió un año antes de empezar
el rodaje. La película tiene una carga sobre el valor de la amistad que siempre
me conmueve. Un día le dije a ella: ‘Esto que te está pasando a ti, le pasa al
protagonista de la historia. Él está buscando cualquier manera para sobrevivir
a una enfermedad que no tiene cura. No nos podemos quedar acá. Este es mi
regalo para ti’…”.
Cristina Gallego me
responde el celular luego de la tercera llamada. Todos los medios del país
—igual que este— la buscan para que diga lo que siente por la prenominación al
Óscar de la película que produjo -con el apoyo de Caracol Televisión- y que
dirigió su esposo Ciro Guerra.
La autora intelectual de
muchos de los aciertos de la cinta tiene la voz ronca, sofocada por la
interferencia del sonido que tiene el teléfono. Se escucha joven, pareciera que
está sonriendo.
“El abrazo de la
serpiente empezó hace muchos años. Nosotros (Ciro y ella) tenemos un amigo antropólogo, que también es
actor y fue el protagonista de La sombra del caminante: Ignacio Prieto. Toda la
vida ha sido aficionado a la historia de Teodor Koch Grunbuerg, de sus diarios
y de la investigación que hizo en el Amazonas. Desde esa época —2004—, él nos contaba las historias del explorador,
le mostró a Ciro sus fotografías del Amazonas y él también se fascinó con esas
imágenes”.
El tiempo disipó el
interés, al menos por un momento. Ciro Guerra y Cristina Gallego empezaron Los
viajes del viento, una película que cuenta la historia de un intérprete de
vallenato que tocaba un acordeón que pertenecía al diablo.
“Ciro quería separarse de Los viajes con un proyecto muy
diferente: Los viajes había sido acerca de sus raíces; El abrazo de la
serpiente es acerca de un mundo completamente desconocido para todos. Él llegó
a la historia a través de los diarios de los exploradores. Se fue al Amazonas
con Ignacio, que conoce el lugar y muchas comunidades. Así se empezó a
materializar la película”.
En Colombia, el papel del
productor está relegado al personaje que es bueno para conseguir dinero, los
fondos. El director, mientras tanto, se lleva los aplausos, las condecoraciones
y el reconocimiento.
“Hay una percepción del productor que lo limita: es quien hace
los negocios y consigue las cosas. La producción va muchísimo más allá: hay un
fuerte trabajo creativo de guionistas, director y productor. La concepción de
la idea, hacia dónde va y cómo se proyecta, es trabajo del productor. Nosotros
somos el primer público. Nosotros perfilamos las obras para los espectadores.
No se hace una película como se hace música, teatro, arte o
literatura; es hacer todo eso pero junto. Hay que mantener al director lo más
alejado del proceso para que pueda pensar y crear. Mientras tanto nosotros, los
productores, nos cercioramos de que todo funcione y nada se caiga”.
La llamada se cae dos
veces. Gallego recuerda en qué íbamos en la conversación y la retoma sin
impedimento. Sin embargo, no parecen respuestas aprendidas de memoria: lleva un
día entero respondiendo como la productora de la película más importante del
país.
¿Cuál fue la primera vez
que vio la película como una espectadora cualquiera?, le pregunto. Se queda un
momento en silencio, escucho la carraspera del teléfono.
“Ha sido tan chistoso eso: como estaba en la sala de montaje
la vi como 800 veces antes de terminarla. Una vez lista, la he podido ver pocas
veces. Cuando llegué a la sala de cine de Cannes para verla tranquila y sin
ninguna presión del trabajo, no podía del cansancio. Era un nivel extremo.
Llevaba sin dormir mucho tiempo, corriendo porque además teníamos un estreno
simultáneo acá en Colombia. Cuando llegué a verla pensé: ‘Qué cansancio, no doy
más’. Por fin pude ver una función completa en Medellín”.
¿Qué sintió cuando la vio? —Escucho el suspiro al
otro lado—.
“Ciro y yo remamos solos cuatro años, nadie se quería montar
en nuestra barca. Después de Los viajes del viento, pensábamos que todas las
puertas nos habían quedado abiertas y resultó que no. Era una película que no
se parecía a nada, a la gente le daba miedo. Muchos años de muchas negativas.
Mi sentimiento más fuerte fue terminar el rodaje de El abrazo de la serpiente.
El último día de grabación, hablando con el asistente de dirección, yo no hacía
más que llorar: ‘Fuimos capaces de hacer esto, no puedo creer que hayamos sido
capaces’, le decía. Ciro se arrodilló y comenzó a llorar. Fue algo que sacamos
adelante cuando teníamos un presupuesto superapretado, una agenda
superapretada. Al verla me siento en paz”.
Hacer una película en la
selva no es fácil. Además de ser extremas, las condiciones son desconocidas
para casi todo el mundo. Durante cuatro meses el equipo de producción investigó
cuál era el mejor momento para grabar en la jungla amazónica. En la mitad de
2013 hubo unos días: los apropiados para comenzar.
La bogotana de 37 años
ahora habla de sus amigos. Los que se unieron a la película antes de que fuera,
siquiera, una realidad.
“Veo todo lo que hicimos con este equipo; más que colegas,
somos amigos de mucho rato. Yo no pensaba en cuál es el más famoso: el
fotógrafo de Hollywood o el guionista de Miami. Yo pensaba en las personas que
creía que se la iban a jugar por nosotros. Personas buenas. Unos guerreros. Si
uno no es un guerrero –no uno que se le mida a todo, sino uno con el espíritu y
el corazón limpio–, nunca podrá enfrentarse a la selva”.
Ciro Guerra fue el último
en enterarse de la prenominación. Su esposa fue quien comenzó a recibir los
mensajes de felicitación, los abrazos, los besos. Mientras tanto, había una
proyección y un conversatorio con indígenas acerca de la cinta. “Nos pareció increíble cómo la gente la está
recibiendo, sobre todo los indígenas, que sienten que realmente es su voz. Las
cosas que les pasaron: la evangelización, la Guerra del Caucho, la pérdida de
las tradiciones, todas esas historias que son muy fuertes y que de una manera u
otra nosotros quisimos representar”.
El año pasado, Guerra y
Gallego se ganaron uno de los estímulos del Fondo de Desarrollo Cinematográfico
para la producción de una nueva película. La escribieron este año y la rodarán
en 2016, se titula Pájaros de verano. Una película en La Guajira. Una película
gigante.
“El cine es muy fuerte.
Tiene momentos energéticos muy fuertes. Un camino que hacen los guerreros:
enfrentarse con sus miedos y trascenderlos. Eso fue lo que me pasó: perder el
miedo, hacer lo mejor”.
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