La Voz del Anáhuac
15 de junio de 2016
En un recorrido que incluyó algunos estados de la república
(Jalisco, Guanajuato, Querétaro) trabajadores de la Caja de Ahorros de los
telefonistas, recibieron muestras de solidaridad en diversos centros de trabajo
a los que acudieron para informar de los despidos injustificados (28 a la
fecha), por parte de esta institución cooperativa fundada hace 20 años por
acuerdo de una Convención Nacional del Sindicato de Telefonistas, la cual no es
una iniciativa de Francisco Hernández Juárez, sin embargo éste ha impuesto en
la administración de la Caja a familiares y personas incondicionales.
Durante todo este tiempo
no se ha cumplido con el pago del reparto de utilidades a los trabajadores de
la Caja de Ahorro, ni se ha repartido a los socios de la caja (trabajadores de
Telmex y de otras empresas e instituciones afiliadas a la UNT, central sindical
dirigida de manera “colegiada” por
Hernández Juárez y Agustín Rodríguez del STUNAM) los remanentes de las
ganancias que se generan por su ahorro y las que se acumulan por el cobro de
intereses por los créditos y préstamos a los socios.
Ante esto, los
trabajadores de la Caja estallaron una huelga en 2013, exigiendo, además de un
incremento salarial, el reparto de utilidades y el pago de los remanentes a los
socios de la Caja. Hernández Juárez ha pretendido imponer un sindicato charro,
dócil a sus políticas. Para esto, sin ninguna justificación ha desatado una ola
de despidos (a la fecha ya son 28), amenazando con despedir a todos los
trabajadores que no se dobleguen.
En abril el SAT, autoridad
fiscal, en audiencia en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, demandada
por el SNCAT, reconoce que los trabajadores de la Caja de Ahorro de los
Telefonistas tienen derecho a recibir el reparto de utilidades desde el inicio
de sus operaciones, bajo las condiciones que señala la ley en materia.
En la demanda de
reinstalación de los despedidos la administración de la CAT no ha presentado
las presuntas pruebas que justificaran los despidos. Como el caso de Miguel
Ángel González Guevara que logró demostrar su despido injustificado ante la
Junta Laboral de Conciliación y Arbitraje, logró su reinstalación y al volver
al trabajo lo corren nuevamente injustificadamente. Los despedidos de la Caja
de Ahorro resisten y cuentan con la solidaridad de trabajadores telefonistas de
base. Este conflicto ha trascendido a nivel nacional. Los medios libres les han
abierto espacios en radios comunitarias y espacios de internet para difundir
esta lucha justa y digna.
Nosotros, desde La Voz del
Anáhuac, desde el colectivo Azcapotzalco, adherente a la Sexta Declaración de
la Selva Lacandona, expresamos aquí nuestra solidaridad con los trabajadores de
la Caja de Ahorro de los Telefonistas, que están enfrentando a un enemigo que
algunos ven como “amigo” porque
presume ser “democrático”, solidario,
referente de un nuevo sindicalismo,
pero que para nosotros está claro que no es más que una expresión del neocharrismo, pues sostiene con la
empresa Telmex una “alianza estratégica” y en aras de apoyar al patrón ha mutilado
el contrato colectivo, ha destruido derechos de los trabajadores como la
jubilación, las vacantes, la materia de trabajo y la libertad de expresión en
las asambleas, pues a todo el que se atreve a opinar diferente u oponerse a sus
políticas traidoras le despoja de sus derechos sindicales, o los despide de su
empleo, como ha sucedido con los trabajadores de la Caja de Ahorro. Desde abril
de 1976 está en la dirección del STRM, luego de aprovechar un levantamiento de
las bases telefonistas contra el viejo charro Salustio Salgado. Se montó en la dirección
sindical agitando la bandera de “no
reelección” y se ha reelegido ya 10 veces. Este año prepara ya su 11ava
reelección.
Un sindicalismo como el
que propugna Hernández Juárez no es independiente,
ni democrático, ni incluyente, ni plural, ni tolerante, es
charrismo, diferente al viejo charrismo del Congreso del Trabajo con un
discurso que pretende ser alternativo,
pero por sus compromisos con el patrón y el sistema neoliberal, es un nuevo
tipo de charrismo, por eso le llamamos neocharrismo. Más de 10 años antes de
las reformas laborales del 2012, se encargó de introducir en el contrato
colectivo de los telefonistas compromisos de aplicar la flexibilidad, la movilidad,
la polivalencia y otros términos de la llamada “nueva cultura
laboral” que los organismos financieros internacionales han impuesto en el
mundo para profundizar el neoliberalismo. Este antecedente facilitó al gobierno
y a la patronal imponer la reforma laboral de 2012, pues mucho de lo que ahí se
legisló era ya una realidad en muchas empresas, los Wal-Mart, Oxxo y muchas
otras en donde están prohibidos los sindicatos y en otras donde hay sindicatos “modernos”, como el de Telmex.
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