El arte compa del zapatismo (con cuerpo o con palabras, el zapatismo nos permite una vez más expresarnos)
Por: Eugenia Gutiérrez,
Colectivo Radio Zapatista.
Radio Zapatista
México, julio de 2016.
Contra el ruido, el sonido. Ante los gritos, la voz. Y frente
a la muerte como método de lucha, pues la vida. Siempre la vida. He ahí una de
las primeras lecciones del zapatismo desde que lanzaran su ya legendaria
consigna de “no morirá la flor de la
palabra”.
Entre la destrucción
agobiante que nos rodea estos días se levanta una propuesta sólida de
construcción autónoma comunitaria. Como todo lo que dura, parece haber sido
concebida con paciencia y confianza, sin estridencias pero con mucho esfuerzo.
Las comunidades zapatistas la llaman “Festival
y Compartición CompARTE POR LA HUMANIDAD”, y es la primera actividad de una
serie que incluirá una “Fiesta homenaje
al Congreso Nacional Indígena” (octubre 2016) y un encuentro llamado “L@s Zapatistas y las conCIENCIAS POR LA
HUMANIDAD” (diciembre 2016-enero 2017).
Una vez más, el amable
CIDECI-Unitierra se prepara en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, para
recibir a miles de personas de distintos países que compartirán sus creaciones
entre el 23 y el 30 de julio. Como todo festival zapatista, seguramente tendrá
un formato digno de un Cervantino, capaz de arrancarle varias sonrisas póstumas
al buen Cervantes, a su elegante humor para gente vencida pero invencible. Como
muchos eventos, el programa (que incluye ¿adivinanzas?) tuvo cambios de última
hora, cambios muy otros que perfilan una visita al Caracol de Oventik el
viernes 29 de julio para disfrutar del arte comunitario zapatista. Pero lo
extraño de esos cambios es que son, de hecho, el primer número que presenta el
zapatismo, incluso antes del evento, al haber cedido casi todo su trabajo y sus
escenarios a la lucha magisterial, ésa que sólo pueden comprender a fondo
quienes la miran desde la resistencia autónoma.
Hace décadas que el arte
indígena rebelde se construye de formas extrañas, lejos de cánones, libre de
premios y medallas, cerca de lo que palpita sin ningún control. El impulso
creador que se manifiesta constantemente en las comunidades zapatistas y en sus
grupos simpatizantes ha ido consolidando una nueva expresión de arte “contemporáneo” que es atemporal e
indescriptible porque viene de muchas épocas, sólo es cuando es colectivo y se
organiza quién sabe cómo. Ya sea con cuerpo o con palabras, el zapatismo nos
permite una vez más expresarnos, a sabiendas de que entre el ruido y el grito
que nos envuelven se pueden generar sonido y voz.
Tan abiertos son los
festivales zapatistas que se puede llegar a ellos desde cualquier rincón,
siempre y cuando se tenga conciencia de que se trata de un arte generoso,
compañero. Un arte compa. Anuncia el comité organizador cosas muy raras, como
espacios para “bailar un pensamiento”
o música que va del Beat-Box al Rocabilli, pasando por espectáculos de
Lima-Lama y Teatro Sensorial, o por talleres de Instalación Efímera. En un
programa tan arcoíris, donde las edades de participantes van de los 3 a los 80
años, quizá pueda colarse por ahí un aporte de quienes no podrán asistir, con
un breve
CUESTIONARIO (ya
respondido) PARA NIÑAS Y NIÑOS EN RESISTENCIA
P:
Pies de
tortilla, rubor de jitomate,
niño de las
fuentes de horchata con cabello chocolate.
¿Sabes de
las ojivas nucleares de coraza candente?
R:
No, señora.
Que yo vengo de solares.
P:
Manos de
orquídea, mirada cacahuate,
niña de
collar de hojalata y abanicos de metate.
¿Sufres
agotamientos vulgares del encono pendiente?
R:
No, señora.
Que yo cuido palomares.
P:
Labios de
arcilla, pestañas de granate,
joven que
apartó la fogata de las hojas del amate.
¿Huyes al
escuchar los pesares de la selva doliente?
R:
No, señora.
No han vencido a los juglares.
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