Pablo González Casanova,
ex-rector de la Universidad Nacional Autónoma de México
09/agosto/2016
HACIA LA
EDUCACIÓN QUE NECESITA LA NACIÓN MEXICANA
Texto presentado en el
1er Foro “Hacia la construcción del Proyecto Educativo Democrático”.
Profesoras y profesores,
compañeras y compañeros todos:
Para nosotros la solidaridad no es una palabra sin consecuencia.
Quiero decir primero, que estoy aquí para manifestarles una vez más mi
solidaridad con su lucha. Y quiero antes que nada decirles algo que les puede
parecer exagerado, pero que es exacto. Y es, que más que para enseñar vengo a
aprender lo mucho que a ustedes es familiar, que es el conocimiento de las
escuelas y el saber de los pueblos. Al mismo tiempo, quiero contarles cómo veo
su lucha desde los trabajos en que estoy empeñado que se refieren a la
globalización neoliberal, en un proceso que está afectando a la inmensa mayoría
del mundo y a nuestro país.
Y lo primero que viene a
mi mente es lo que dice Luis Hernández Navarro en su reciente libro sobre La novena ola del magisterio, y es que
desde el l5 de mayo pasado se descarriló la puesta en marcha de la reforma
oficial y se manifestó su inviabilidad en amplias zonas del país…Me parece que
eso es exacto. Eso es un hecho. Y es parte de un proceso histórico que se da
entre confrontaciones y negociaciones. En su curso, necesitamos pensar más profundamente
en la situación, en el proceso de que es
parte, y en cómo podemos dar esta lucha –que es mundial y tormentosa-, en cómo
podemos luchar entre las confrontaciones y las negociaciones que se han dado y
se den por una educación emancipadora, a
sabiendas de que la nuestra es una lucha contra la globalización neoliberal que
están impulsando las corporaciones y complejos
empresariales-militares–políticos y mediáticos con sus asociados y
cooptados que, con el capital financiero
a la cabeza, y amparados por una legislación que violan y que cambian a su
antojo, se están quedando de la manera más evidente con riquezas y empresas e
instituciones nacionales –antiguas fuentes de empleo– que ya han privatizado y
desnacionalizado.
No podemos ignorar que las
fuerzas dominantes ya se han hecho de importantes medios legales, políticos,
mediáticos y represivos que ponen al servicio de sus intereses, y que les
sirven no sólo para legalizar sino para legitimar y para dejar hacer y dejar
pasar su despojo de propiedades públicas y sociales, sus disminuciones y
evasiones de impuestos, y muchos actos más que explican el enriquecimiento que
han logrado unos cuantos a costa de la Nación y de la inmensa mayoría de una
población, que con las anteriores medidas ya sufre la disminución de empleos
derivada de la perdida de servicios públicos de salud, de seguridad social, de
educación, y de actividades agropecuarias, industriales, comerciales bancarias
y de transporte terrestre y aéreo, que antes había logrado obtener la Nación, mediante
cruentas luchas del pueblo mexicano, y de un gran número de sus comunidades y
trabajadores ahora despojados, que han
perdido tierras, aguas y otros recursos naturales, o empleos y derechos
laborales y sociales.
A los hechos anteriores se
añaden cambios en la correlación de fuerzas que ya se venían dando desde hace
varias décadas y que habiendo estallado en l968 en un proyecto
estudiantil-popular fueron nuevamente mediatizados por los gobiernos sucesivos
con el empleo de sindicatos blancos y corrompidos a su servicio, y con nuevos
recursos por los que con una apariencia de democracia en la alternancia de los
partidos, se acentuó la creciente integración de México al proyecto del
capitalismo corporativo, neoliberal y globalizador.
A las medidas anteriores
se añade la criminalidad creciente e impune que ha hecho de los periodistas y
los comunicadores algunas de sus principales víctimas, y no se diga ya de la
juventud rebelde y sus múltiples desaparecidos… una juventud a la que lejos de intimidar la han convertido en un luchador
cada vez más lúcido y firme, viendo que en su vida el sistema le ofrece un
presente y un futuro sin trabajo, sin escuela, sin familia que formar, y, en el
campo, sin tierras que labrar o sin ganado menor o mayor del que vivir.
Sobre los pobres y los
menos pobres de todas las edades han recaído costos crecientes y constantes de
la gasolina, de la electricidad y de los alimentos, al tiempo que sus salarios
están congelados, cuando los tienen. Y
en tan dolorosa situación los que mandan y organizan este mundo inhumano desde
las corporaciones y organizaciones patronales, todavía muestran su inmensa
irresponsabilidad moral defendiendo pomposamente la inversión privada como si
ésta fuera hecha para crear empleos y no estuviera gozando de crecientes
privilegios para crear utilidades. Sus beneficiarios –en una actitud que no es
de creer– se dan el lujo de regañar a sus funcionarios, a sus asociados y
subordinados del gobierno porque no emplean una mayor energía para acabar con
toda resistencia del pueblo empobrecido y subyugado. Y es en ese terreno donde
vemos como la persecución se hace contra las juventudes, contra los pueblos,
los trabajadores y los profesores.
Las organizaciones
patronales o sus integrantes, por una parte se declaran gozosos de que están
haciendo grandes negocios “como nunca”,
y por otra se dan el lujo de regañar, como sus señores, a los del gobierno
porque no están persiguiendo con más energía a los maestros y no están
cumpliendo con su función principal que es defender y promover “eficientemente” a la empresa privada.
Altaneros y presumidos, piden a sus ministros que usen más y más violencia, y
toda la que sea necesaria para que la empresa privada siga construyendo el
maravilloso país en que los mexicanos son primero y “el dinero es más primero”. Tenemos que distinguir en ellos, sin
embargo, a quienes rechazan la represión y reclaman el diálogo, que hasta ahora
son los menos.
Pero es en esas
circunstancias como surgen las confrontaciones y las negociaciones. Lograr que
éstas tengan éxito para el “interés
general”, para la juventud, para los trabajadores y los pueblos es un
problema que entre sus múltiples dificultades plantea la de decirse y decir
cuál es en verdad la situación y cuál la posibilidad de negociación. Por mi
parte veo dos motivos de las diferencias y de los acuerdos a enfrentar: 1º. Los
que se refieren a los derechos de los maestros como trabajadores y 2º. Los que buscan
precisar quién educa, sobre qué educa, a quién educa, y cómo se evalúa a los
educandos, precisando los criterios de la evaluación y aclarando su validez y
confiabilidad.
En cuanto a los derechos
de los profesores creo que son los profesores quienes pueden esbozar las formas
del acuerdo. En estas palabras me quiero limitar a dos alternativas que veo
para acercarse a una solución en el terreno de la docencia, la investigación y
la difusión de las ciencias, las humanidades, las artes y las tecnologías.
Frente al proyecto de la
globalización neoliberal, que busca hacer de la educación, una cultura de la
servidumbre en la que el conocimiento del educando sea puramente instrumental
es indispensable presentar un proyecto en que se prepare a la niñez y a la
juventud para tener una cultural general científica, crítica y humanista, y
poseer tanto el dominio de una especialidad u oficio, como los conocimientos
necesarios para cambiar de especialidad u oficio.
En nuestro proyecto será
fundamental impulsar los valores de la moral y la verdad, de la experimentación
y la práctica tanto en el conocimiento y el saber, como en la conducta y la
acción, tanto en las humanidades como en las ciencias, en las técnicas y las
artes. El proyecto habrá de precisar sin
equívocos lo que se entiende por estos valores. Así por moral, como valor
central de la educación, se entiende la moral de lucha, la moral de
cooperación, la moral de defensa del interés general –en todo lo que se pueda–,
frente al individualismo, frente al consumismo, y a los intereses particulares
con que el ser humano se enajena. Por
verdad se entiende una crítica permanente a la cultura de la servidumbre y un
cuestionamiento constante de lo que se cree que pasa y lo que lo determina, así
como de los mejores caminos y medidas para alcanzar valores y objetivos a lo
que se añadirá el principio cada vez más generalizado de aprender a aprender…
NO me extiendo más.
Por lo pronto esbozo otro
tema esencial a enriquecer, corregir y precisar. Se basa en un sencillo
proyecto que puede llevar al acuerdo: Consiste éste en recurrir a la Escuela
Normal Superior, a la Universidad Pedagógica Nacional, así como a todas las
instituciones destinadas a la educación y a la ampliación de conocimientos del
magisterio para que se les den los medios y atributos necesarios a fin de poner
en práctica la reforma con un programa destinado a casi un millón y medio de
profesores que laboran en la República Mexicana. El programa se propondría la
actualización de la enseñanza en ciencias y humanidades, artes y tecnologías en
un período razonable, y al mismo tiempo se elaboraría el proyecto profundo de
reforma de la educación por comisiones de trabajo en las que participen
especialistas de las organizaciones de los profesores y de las dependencias que
tiene la Secretaría de Educación Pública.
Un esfuerzo de
concertación semejante podría establecerse de manera permanente para la tarea
de organizar cursos de actualización en ciencias y humanidades, en artes y
tecnologías a fin de que el profesorado, de manera institucional y por su
cuenta, tanto en los sistemas de educación presencial como en los de educación
a distancia, tenga el hábito y las facilidades necesarias para ponerse al día
en sus actividades docentes y lo haga de manera periódica y sin presión alguna.
Para la elaboración del
plan se coordinarían las direcciones, coordinaciones y oficinas de Educación
Superior de las Normales, Universidades, Politécnicos y profesionales de la
educación, así como las de ciencias y tecnologías agropecuarias e industriales;
las de ciencias y tecnologías del mar, las de educación intercultural y
bilingüe, las de educación indígena, las de educación básica, educación
secundaria y bachillerato.
El proyecto señalaría
tareas fundamentales a realizar por los especialistas en formación continua, en
actualización y renovación curricular, en gestión educativa, educación básica,
televisión educativa, materiales educativos. En el mismo colaborarían expertos
en planeación, en programación, en coordinación, en evaluación válida y
confiable, en estadística educativa. De acordarse este proyecto u otro
semejante podría trabajar en su elaboración más detallada una comisión que
presentara propuestas fundadas y concretas para un acuerdo ejecutivo.
Si semejante camino no
lograra los apoyos necesarios pienso que las asociaciones y uniones de
profesores podrían asumir, por su parte y de manera autónoma, la promoción de
la educación que la nación necesita, y con ese objeto se organizarían en “Círculos pedagógicos en ciencias y
humanidades”, que se comunicarían y enlazarían en redes presenciales y a
distancia, ya sea en programas concretos de ciencias y humanidades que operaran
en las instituciones y escuelas donde laboran, ya por su cuenta en los sitios
disponibles.
Si, como es evidente, los
acuerdos que lleven a una solución de la actual crisis requieren resolver
muchos problemas más que escapan a esta propuesta, creo que el movimiento de
los pueblos y los profesores, a más de avocarse a resolver los problemas de la
reforma educativa que con el gobierno emprenda, puede y debe, por su parte
organizar en el país esa red de grupos de maestros que practiquen la educación que
la nación necesita…
No me es posible dar
término a estas palabras sin reparar en algunas acciones y metas necesarias
para que este programa tenga el impacto que se requiere. Las enuncio a
continuación como un llamado a todos los que luchemos por un gran avance en la
educación nacional:
1º.
Antes que nada es necesario respetar la dignidad de los maestros como ha
ocurrido siempre en las etapas más notables de la historia del país.
2º.
Hay que defender los derechos de los trabajadores de la educación, así como los
derechos de los trabajadores y los pueblos de México y de toda la Nación.
3º.
Hay que defender y promover la cultura humanística y científica, la artística y
la tecnológica y no sólo la apologética sino la crítica y creadora de un mundo
mejor, libre, justo y democrático.
4º.
Hay que dar a la práctica de la moral una importancia prioritaria: como moral
de lucha, de cooperación, de corresponsabilidad.
5º.
Hay que respetar a las distintas religiones, razas, sexos, edades y ver
constantemente qué medidas se deben tomar para un proceso emancipador
permanente y general.
A los valores y metas
anteriores añado algunas medidas a tomar:
1º.
Hay que organizar la gran campaña de la alfabetización en un país que de
acuerdo con los últimos datos oficiales tiene 4’749,057 millones de
analfabetos.
2º.
Por lo que se refiere a los trabajadores de la educación no sólo debemos
organizarnos en forma sindical para la defensa de los derechos laborales sino
organizarnos para la construcción de comunidades pedagógicas, de extensión
cultural, en que prive la filosofía del aprender a aprender y a construir otro
mundo posible, otro México posible en que ideales y valores encarnen en la
realidad.
3º.
En lo que se refiere a nuestras tareas docentes es de prioridad inmediata que
los profesores en cuyas escuelas se suspendieron las actividades atiendan el
problema de los conocimientos que no pudieron adquirir los alumnos en el año
escolar pasado. A este respecto se les podrá enviar desde ahora una circular a
todos ellos.
Estas y otras muchas
acciones se requerirán para diseñar y realizar un proyecto serio y profundo de
una verdadera reforma educativa.
Con mi firme solidaridad,
les deseo un gran éxito.
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