Publicado el 25 de junio
de 2013
Tercer coloquio sobre Movimientos Sociales en la segunda mitad
del siglo XX mexicano: 1940-2013. Miradas de las Resistencias.
Alicia de los
Ríos, antropóloga e historiadora, es hija de la militante de la Liga Comunista
23 de Septiembre, del mismo nombre, detenida desaparecida el 8 de enero de 1978
en un operativo policíaco en el que otros tres compañeros fueron asesinados.
Alicia se ha
dedicado al estudio de los movimientos armados en el México de la segunda mitad
del Siglo XX. Investigando, estudiando, analizando el contexto histórico,
explica las razones por las que se hizo necesaria la lucha armada en México. De
esta manera rinde homenaje y reivindica la memoria de sus padres: Enrique
Guillermo Pérez Mora, asesinado en junio de 1976 y Alicia de los Ríos Merino,
detenida-desaparecida en enero de 1978.
Levantamientos armados en México durante la segunda mitad del
Siglo XX
La Voz del Anáhuac
Noviembre de 2016
De finales de los años 50’s a finales de
los 60’s en México se desarrollaron importantes luchas obreras, campesinas y
populares. En 1968-59, los ferrocarrileros que luchan por salarios dignos y
democracia sindical son duramente reprimidos: el ejército rompe la huelga y
centenares de trabajadores son encarcelados. Demetrio Vallejo y Valentín Campa,
dirigentes ferrocarrileros permanecieron presos hasta agosto de 1970, acusados
de “disolución social”.
Pese
a ello, la experiencia ferrocarrilera desencadenó una oleada de luchas
laborales: los maestros, los telegrafistas, los telefonistas, los llanteros de
Euskadi, los ceramistas de El Ánfora, los textiles de Ayotla y muchos otros
movimientos obreros, hasta llegar a 1965, cuando los médicos también se
levantan.
En
1962 es asesinado en Xochicalco, Morelos, Rubén Jaramillo junto a dos de sus
hijos y su esposa embarazada. Jaramillo fue zapatista en su juventud. Como
muchos otros zapatistas guardó su arma, dispuesto a volver a utilizarla si no
se cumplía con el reparto agrario y con el derecho al trabajo de los hombres
del campo. Organizó cooperativas entre los trabajadores de los ingenios
azucareros, pero los caciques y terratenientes desataron la persecución en su
contra. Tuvo que resistir armado, con el apoyo campesino. Hasta que el gobierno
de Adolfo López Mateos le ofreció la amnistía. Creyó en la palabra del gobierno,
pero fue traicionado.
En
1965, tras años de luchar por el reparto agrario, agotando los recursos
legales, los campesinos de Chihuahua pasaron a la acción directa: a la toma de
tierras. Pero la respuesta del gobierno fue brutal. Si de por sí eran
hostigados por las guardias blancas de
los finqueros, la toma de tierras fue reprimida por el ejército. Esto los
obligó a analizar la situación, realizaron en 1964 encuentros en la sierra, a
los que asistieron campesinos, profesores y normalistas rurales, llegando a la
conclusión de que no les quedaba otro camino que el de la lucha armada. Así, en
1965, surge el Grupo Popular Guerrillero, dirigido por el profesor Arturo Gámiz
García. Realizan varias acciones de ajusticiamiento contra algunos
terratenientes y preparan el asalto al cuartel militar de ciudad Madera, mismo
que se intenta en la madrugada del 23 de septiembre. Por diversas razones no
logran llegar todos los guerrilleros que llevarían a cabo la acción, pero de
todas formas se intenta tomar el cuartel, pues el objetivo era hacerse de las
armas. Sin embargo, contra lo esperado, ese día había muchos más soldados que
de costumbre en el cuartel. Son derrotados. Arturo Gámiz y siete guerrilleros
más caen el combate. Los sobrevivientes son perseguidos hasta la muerte.
En
1967, en Guerrero, otros dos profesores, aunque por caminos distintos, también
luchan dentro de la legalidad, acompañando las luchas campesinas y populares,
pero también son reprimidos. Genaro Vázquez Rojas es encarcelado. En febrero de
1968 un comando armado lo libera de la prisión, por lo que a partir de entonces
se va a la sierra y comienza a organizar una guerrilla.
Por
su parte, Lucio Cabañas Barrientos, también profesor, apoya los reclamos de los
trabajadores del campo, de los padres de familia de las escuelas humildes, por
lo que es enviado por la SEP a trabajar en Durango, para deshacerse de él, pero
los padres de familia presionan para que regrese, pues lo necesitan. Así
ocurre, Lucio regresa a Guerrero y de nuevo va en apoyo a la gente del pueblo.
Entonces el gobierno le prepara una emboscada. Cuando se encuentra al frente de
un mitin que exigía la destitución de una directora de escuela déspota,
policías apostados como francotiradores y mezclados entre la multitud, disparan
contra él. La gente protege a Lucio y cubre su retirada. Desde entonces se
desata una feroz persecución, por lo que también Lucio Cabañas tiene que
replegarse a la sierra y organiza la guerrilla que fue el Partido de los Pobres.
En
1968 toca el turno a los estudiantes. Una agresión policíaca a estudiantes de
Vocacional motiva una protesta estudiantil que también es duramente reprimida.
Esto ocasiona que se desencadene un movimiento estudiantil sin precedentes. No
se demandaba más que el respeto a la Constitución, a las libertades
democráticas. Pero la paranoia gubernamental ve tras el movimiento una supuesta
“conjura comunista” y acusa al
movimiento de pretender boicotear la Olimpiada. El movimiento logra gran
simpatía popular y crece durante el mes de agosto, hasta la víspera del informe
presidencial. El 27 de agosto el ejército desaloja el plantón con que culminó
la gran manifestación de ese día. Se exigía que ya iniciara el diálogo público.
A partir de ese día se desató nuevamente la escalada represiva. Las brigadas
estudiantiles eran atacadas por paramilitares y policías en las calles. Por las
noches los grupos paramilitares atacaban los planteles a disparos de metralla.
El 18 de septiembre el ejército toma Ciudad Universitaria. Días después, al
intentar tomar las escuelas del IPN, encuentran resistencia estudiantil. El 23
de septiembre es tomado militarmente el Casco de Santo Tomás. La resistencia es
magnificada por los medios, presentada como “guerrilla
urbana”. La ciudad queda bajo estado de sitio, patrullada por el ejército.
El 2 de octubre es brutalmente masacrado un mitin que se realizaba en la Plaza
de las Tres Culturas de Tlatelolco.
El
movimiento resiste hasta diciembre. La huelga se levanta, pero contingentes de
activistas se niegan a dejar de luchar. Algunos van al pueblo, se integran a
las fábricas, los ejidos, las colonias proletarias. Su idea es que es con el
pueblo donde debe surgir la lucha revolucionaria, entienden que la revolución
tendrá que ser armada, pero que esta sólo puede ser obra del pueblo, no de un
grupo de valientes. Pero otros consideran que ya debe comenzar la insurrección, que ya no hay otro camino que el de la lucha armada, que las acciones guerrilleras pueden hacer madurar las condiciones para que se
generalice la revuelta popular.
Surgen
decenas de grupos guerrilleros, todo corazón, pero inexpertos. El gobierno
desencadena una guerra contrainsurgente. Los grupos guerrilleros urbanos son
golpeados fuertemente entre 1969 y 1972.
Los
sobrevivientes de buena parte de estos grupos se ponen de acuerdo y forman una organización
que los unifica y que logra importante presencia en Chihuahua, Sonora, Sinaloa,
Nuevo León, Jalisco, Oaxaca, Guerrero, Estado de México y Distrito Federal,
principalmente. En marzo de 1973 nace con el nombre de Liga Comunista 23 de Septiembre.
Hasta 1976 avanza en acciones de ofensiva: expropiaciones, secuestros,
hostigamiento a grupos policiales y militares. Pero la contraofensiva
gubernamental es aún más cruenta. Ya no busca detener, sino exterminar a los
guerrilleros. La unidad y acción guerrillera en diversos estados es enfrentada
por grupos élite del ejército y la policía, entrenados en estrategias
contrainsurgentes en la Escuela de las Américas, dependencia del ejército
estadounidense. La Liga, ya a la defensiva, resiste hasta mediados de la década
de los 80.
Esto
es lo que, a grandes rasgos, ocurrió en la segunda mitad del Siglo XX.
Movimientos sociales de obreros, campesinos y estudiantes que luchan por sus demandas
en el terreno civil, pacífico y legal, que son reprimidas salvajemente, por lo
que sectores de éstas se radicalizan y ven como única opción la lucha por la
revolución socialista mediante el levantamiento armado.
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