La Voz del Anáhuac
Noviembre 2016
La iniciativa conjunta del CNI y el EZLN ha desatado una
polémica. Esta iniciativa está en consulta, está discutiéndose en los pueblos,
que son las bases de apoyo zapatistas y los pueblos organizados en el CNI. Aún
antes de que se conozca el resultado de la Consulta, las reacciones de la clase
política, de los grupos de la izquierda doctrinaria, de parte de algunos grupos
libertarios, incluso de algunos exadherentes de la Sexta han sido críticas condenatorias,
dogmáticas, sectarias, burlonas, racistas, misóginas, ignorantes de la
cosmovisión indígena,
Todavía está analizándose,
discutiéndose, consensuándose la iniciativa política de CNI-EZLN (cuyos
resultados se conocerán en diciembre) y ya hay quienes los acusan de dividir a la izquierda, de pretender restarle votos a Morena, de hacerle el juego a la derecha, de ser un invento del salinismo, de convalidar la democracia burguesa, de
estar institucionalizándose, de traidores, vendidos, etc., etc.. Hay incluso quienes afirman que “el EZLN no hace nada”, que “es puro pedo”.
“¿El EZLN no hace nada?”
Nada. Solo sigue
resistiendo la guerra contrainsurgente desde hace algo más de 22 años.
Nada: Sólo lleva 22 años
construyendo autonomía.
Nada: Solo sigue sin
rendirse, sin venderse desde 1983, año en que se fundó.
Nada: Sólo se dedicaron a
acumular fuerzas en silencio durante los primeros 10 años (1983-1994). Luego
vino el alzamiento armado. Nadie más se levantó en armas. Se levantó la
sociedad civil pero para pedirles que dieran oportunidad a la palabra, que
dialogaran.
Dialogaron, se firmaron
acuerdos, que el gobierno no cumplió. Ellos si cumplieron su palabra, por la
vía de los hechos: dieron un paso más en la consolidación de su autonomía
formando las Juntas de Buen Gobierno.
Pero eso no es
noticia. No hay balas ni respuesta violenta de su parte. De
parte de los paramilitares, policías, ejército federal sí hay ataques,
destrucción, hostigamiento.
Ya no se habla de ellos en
los medios masivos de desinformación. No salen en la TV, ni en radio, ni en
prensa.
El cerco mediático y la
mentira son otra forma de contrainsurgencia.
Ya no existen para muchos
porque no salen en los medios. Los dan por muertos.
Pero si deciden llevar a
consulta una iniciativa política en los pueblos zapatistas y en los pueblos
agrupados en el CNI, entonces sí todo mundo se cuelga de las lámparas, ponen el
grito en el cielo, los acusan de todo lo que se les ocurre...
Hacen que retiemble la
tierra.... Nada más, nada menos.
Han anunciado que están
dispuestos a buscar otros caminos para frenar la ofensiva de exterminio de los
pueblos indígenas que se pretende para imponer todo tipo de megaproyectos
extractivistas: minas a cielo abierto, fractura hidráulica para explotar gas y
petróleo, parques eólicos, carreteras, aeropuertos, presas hidroeléctricas,
privatización de playas, bosques, ríos, montañas, selvas, vientos, todo,
absolutamente todo lo explotable del territorio mexicano, parte del cual
habitan ancestralmente los pueblos indígenas y no indígenas, también las
ciudades con proyectos gentrificadores, desplazando forzadamente a los
habitantes de barrios pobres para implantar megaproyectos inmobiliarios,
comerciales, hoteleros. Megaproyectos de destrucción, despojo y muerte. Talando
bosques milenarios, agotando mantos freáticos, matando flora y fauna,
sepultando tierras agrícolas, contaminando tierra, agua y aire, sembrando
transgénicos, utilizando pesticidas tóxicos, corrompiendo el medio ambiente,
provocando enfermedades mortales, destruyendo tejidos sociales, culturas,
historias, dividiendo pueblos, cooptando o eliminando a defensores de la
tierra, el agua, el aire, la naturaleza. Todo esto sucede en la mayor parte del
territorio nacional. Atenco, Istmo de Tehuantepec, Wirikuta, territorio Yaqui, Xochicuautla,
Tlanixco, Amilcingo, Selva Lacandona, Chimalapas, Sierra Taraumara, Meseta
Purépecha, Temacapulín, La Parota, Montaña de Guerrero, Mar de Cortés, ríos de
Veracruz, etc..
En muchas de estas partes
hay resistencia, algunas partes se han organizado con el Congreso Nacional
Indígena, otros caminan aparte, unos van solos todavía, muchos buscan apoyo
recíproco con otros pueblos en resistencia.
Pero también hay
territorios controlados por el crimen organizado en abierta colusión con los
gobiernos municipales, estatales y federal. Han implantado una guerra de terror
contra la población mediante el secuestro, la extorsión, la desaparición
forzada de mujeres, jóvenes, niños. Esto ha obligado a los pueblos a
autodefenderse, pues es evidente la simbiosis narco-gobierno, más evidentemente
en Michoacán y Guerrero, pero no sólo.
El ejemplo de la lucha de
las madres y padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde
26-27 de septiembre de 2014, ha animado a buena parte de los familiares de las
decenas de miles de desaparecidos desde que Calderón inició su falsa “guerra contra el crimen organizado” y
que continúa Peña Nieto, a buscar la unidad para luchar juntos por la
presentación con vida de las víctimas. Y también en esta sintonía se ve
necesario articular la unidad de los familiares de los desaparecidos de la
guerra de exterminio (la mal llamada “guerra
sucia”) de las décadas de los 60’s, 70’s y parte de los 80’s que siguen
luchando por verdad y justicia.
Y después de haber hecho
un análisis de esta guerra de exterminio en el V Congreso del CNI, con la
participación en él del EZLN, surge así la propuesta que plantea una lucha de
los pueblos indígenas y no indígenas, del campo y de las ciudades, y se decide así
llevar esta propuesta a consulta en los pueblos que conforman el CNI, incluidas
las bases de apoyo zapatistas.
Esta es la práctica para
la toma de decisiones por parte del EZLN. Así se decidió el inicio del
levantamiento armado de 1994. Así se consultó ir o no al diálogo. Así se
discutieron en las asambleas comunitarias las propuestas gubernamentales de los
diálogos de San Andrés. Así se han decidido cada una de las iniciativas zapatistas,
las que exigieron el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés y la que ante
el incumplimiento de estos decidió formar las Juntas de Buen Gobierno. Así
ahora se discute la incomprendida iniciativa política CNI-EZLN, tan
despreciada, rechazada, condenada por quienes de por sí están en el juego
electoral del sistema.
Por eso retemblaron ante
el anuncio del CNI-EZLN. Les espanta que una mujer indígena, delegada del CNI, sea candidata independiente ante el proceso electoral de 2018. No entienden qué
implica formar un Concejo Indígena de Gobierno, leen la consulta indígena a la
luz de su experiencia en los cabildeos, alianzas, cochupos y dedazos que se
acostumbran en su vida partidista. Por eso temen que una candidatura indígena
les reste votos. Se abrogan el derecho de convertirse en el monopolio de la “oposición de izquierda”.
No leyeron, no comprenden
lo que significa el “no luchamos por el
poder”, ni lo que implica entrar al escenario político nacional con sus
prácticas de democracia directa, de mandar obedeciendo, de autonomía, de ir
como pueblos sin partidos, es decir, por fuera de las reglas del juego
impuestas por el Estado. Construir desde abajo una posible candidatura indígena
en base a las prácticas autonómicas y de libre determinación rompe con los
esquemas oficiales. Para nada son pasos hacia su institucionalización. Ni es
hacerle el juego a la derecha. En el espectro pluripartidista oficial desde el
PRI y el PAN, hasta Morena (pasando por todos y cada uno de los partidos
políticos registrados y los que surjan), no hay izquierda, ninguno se plantea dar una lucha anticapitalista,
antineoliberal, antisistémica. Todos, incluido Morena, están al servicio del
capital. Analizar de manera concreta cómo gobierna cada uno de los partidos una
vez que asume el poder en cualquiera de sus niveles así lo demuestra, más allá
de sus promesas electorales y discursos.
Por una parte habrá que
esperar a saber el resultado de la consulta en curso y de lo que el CNI decida
en la Asamblea Permanente a llevarse a cabo en diciembre. Y por otra parte,
prepararse cada quien desde su pueblo, ejido, barrio, comunidad, centro de trabajo
o de estudio, desde su organización, colectivo o individualidad para, si está
de acuerdo, determinar si se suma o no, si acompaña los pasos que se deriven de
la consulta a los pueblos indígenas o sigue su propio camino. Porque aunque
quienes no somos parte del CNI ni del EZLN no estamos siendo consultados, si
estamos incluidos en la convocatoria, pues el llamado es a pueblos indígenas y
no indígenas, en el campo y en la ciudad. El llamado es a caminar juntos para
detener la tormenta que a todas y todos nos destruye, nos despoja, nos saquea,
nos reprime, nos humilla en todo el territorio nacional, a que todas y todos
seamos parte de una lucha de liberación nacional por fuera de los partidos
políticos, utilizando el tiempo electoral para poner sobre la mesa la agenda de
problemas que nos impactan abajo a quienes somos parte del pueblo trabajador:
obreros, campesinos, estudiantes, profesores, comerciantes, artesanos, amas de
casa, desempleados; hombres, mujeres, diversidad sexual, de diferentes colores
de piel y lenguas, de todos los oficios y creencias. El universo humano que
habita estas tierras y el que ha migrado en busca de oportunidades para vivir
dignamente en otras tierras.
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