Una concepción muy otra del concepto de democracia
La Voz del
Anáhuac
Noviembre 2016.
El 26 de febrero de 1994 el EZLN
publicó un comunicado, del que a continuación reproduciremos la parte medular,
en el que explican el origen de su concepto de democracia, de mandar
obedeciendo. Esto con el fin de que se entienda que la propuesta que hacen el
CNI y el EZLN, misma que se consulta en los pueblos, no es una ocurrencia, no es un viraje sorpresivo, no es hacerle el juego a la “democracia” de los de arriba, no es “institucionalizarse”, no es un súbito cambio de estrategia, no es una traición a sus principios, no es con el
fin de dividir nada ni de restarle votos a nadie.
Nada
de eso es. Es una concepción muy otra de lo que para los pueblos originarios es
la democracia, la libertad y la justicia. Una cosmovisión muy distinta a la que
predomina en la política oficial, con profundas raíces en la cultura milenaria
de los pueblos, en sus prácticas comunitarias, que por más de 500 años han resistido
a los mandones de ayer y hoy.
Para entender esto, reproducimos aquí el comunicado “Hablaron los hombres verdaderos, los sin
rostro. Mandar obedeciendo”, dado a conocer por el EZLN el 26 de febrero de
1994, mucho antes, por cierto, de que el 14 de octubre de 2016, los pueblos originarios
organizados en el CNI y las bases de apoyo zapatistas dieran a conocer el
comunicado conjunto: “Que retiemble en
sus centros la tierra”, fruto del V Congreso del CNI.
El comunicado del 26 de febrero de 1994 está publicado en
Enlace Zapatista:
Cuando el EZLN era tan sólo una sombra
arrastrándose entre la niebla y la oscuridad de la montaña, cuando las palabras
justicia, libertad y democracia eran sólo eso: palabras. Apenas un sueño que
los ancianos de nuestras comunidades, guardianes verdaderos de la palabra de
nuestros muertos, nos habían entregado en el tiempo justo en que el día cede su
paso a la noche, cuando el odio y la muerte empezaban a crecer en nuestros
pechos, cuando nada había más que desesperanza. Cuando los tiempos se repetían
sobre sí mismos, sin salida, sin puerta alguna, sin mañana, cuando todo era
como injusto era, hablaron los hombres verdaderos, los sin rostro, los que en
la noche andan, los que son montaña, y así dijeron:
“Es razón y voluntad de los hombres y mujeres buenos buscar y
encontrar la manera mejor de gobernar y gobernarse, lo que es bueno para los
más para todos es bueno. Pero que no se acallen las voces de los menos, sino
que sigan en su lugar, esperando que el pensamiento y el corazón se hagan común
en lo que es voluntad de los más y parecer de los menos, así los pueblos de los
hombres y mujeres verdaderos crecen hacia dentro y se hacen grandes y no hay
fuerza de fuera que los rompa o lleve sus pasos a otros caminos.
“Fue nuestro camino siempre que la voluntad de los
más se hiciera común en el corazón de hombres y mujeres de mando. Era esa
voluntad mayoritaria el camino en el que debía andar el paso del que mandaba.
Si se apartaba su andar de lo que era razón de la gente, el corazón que mandaba
debía cambiar por otro que obedeciera. Así nació nuestra fuerza en la montaña,
el que manda obedece si es verdadero, el que obedece manda por el corazón común
de los hombres y mujeres verdaderos. Otra palabra vino de lejos para que este
gobierno se nombrara, y esa palabra nombró ‘democracia’ este camino nuestro que
andaba desde antes que caminaran las palabras.”
Los que en la noche andan hablaron:
“Y vemos que este camino de gobierno que nombramos
no es ya camino para los más, vemos que son los menos los que ahora mandan, y
mandan sin obedecer, mandan mandando. Y entre los menos se pasan el poder del
mando, sin escuchar a los más, mandan mandando los menos, sin obedecer el mando
de los más. Sin razón mandan los menos, la palabra que viene de lejos dice que
mandan sin democracia, sin mando del pueblo, y vemos que esta sinrazón de los
que mandan mandando es la que conduce el andar de nuestro dolor y la que
alimenta la pena de nuestros muertos. Y vemos que los que mandan mandando deben
irse lejos para que haya otra vez razón y verdad en nuestro suelo. Y vemos que
hay que cambiar y que manden los que mandan obedeciendo, y vemos que esa
palabra que viene de lejos para nombrar la razón de gobierno, de ‘democracia’,
es buena para los más y para los menos”.
Los hombres sin rostro siguieron hablando:
“Es el mundo otro mundo, no gobierna ya la razón y
voluntad de los hombres verdaderos, pocos somos y olvidados, encima nuestro
caminan la muerte y el desprecio, somos pequeños, nuestra palabra se apaga, el
silencio lleva mucho tiempo habitando nuestra casa, llega ya la hora de hablar
para nuestro corazón y para otros corazones, de la noche y la tierra deben
venir nuestros muertos, los sin rostro, los que son montaña, que se vistan de
guerra para que su voz se escuche, que calle después su palabra y vuelvan otra
vez a la noche y a la tierra, que hablen a otros hombres y mujeres que caminan
otras tierras, que lleve verdad su palabra, que no se pierda en la mentira.
“Que busquen a los hombres y mujeres que mandan
obedeciendo, los que tienen fuerza en la palabra y no en el fuego, que
encontrándolos les hablen y les entreguen el bastón de mando, que vuelvan otra
vez a la tierra y a la noche los sin rostro, los que son montaña, que si vuelve
la razón a estas tierras se calle la furia del fuego, que los que son montaña,
los sin rostro, los que en la noche andan descansen por fin junto a la tierra”.
Hablaron así los hombres
sin rostro, no había fuego en sus manos y era su palabra clara y sin dobleces.
Antes que el día venciera otra vez la noche se fueron y en la tierra quedó su
palabra sola: “¡Ya Basta!”
(Comunicado del EZLN
publicado el 26 de febrero de 1994:
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