por Zapateando
Publicado el 5 / diciembre
/ 2016
Tapachula, Chiapas. - Después de un recorrido por 11 estados,
30 ciudades, 3,800 kilómetros, decenas de eventos y cuatro reencuentros, la Caravana de madres de migrantes
desaparecidos “Buscamos vida en
caminos de muerte” de madres y padres centroamericanos en búsqueda de sus
hijos desaparecidos en México culminó el 3 de diciembre en la frontera sur,
donde comenzó hace 18 días.
La caravana 2016, en su
decimosegunda edición, logró cuatro reencuentros, entre madres, hijos e incluso
entre dos hermanas que no se habían visto en 37 años. Con esto, suman 269
reencuentros de familiares logrados en los 12 años de recorrido por
México. Su trabajo también ha arrojado
decenas de pistas para seguir con las búsquedas de los 41 madres y padres que
participaron este año, además de otros cientos que quedan en casa y han
encargado las fotos de sus hijos e hijas a la Caravana para la búsqueda.
El Movimiento Migrante
Mesoamericano, a la vez que busca personas que han desaparecido en el cada vez
más peligroso tránsito por México, busca visibilizar el terrible costo humano
de las actuales políticas migratorias.
En sus visitas a los
albergues, bares, oficinas gubernamentales, cárceles, plazas centrales, y
cualquier otro lugar donde se congregan
migrantes en su tránsito por México, la Caravana logró recoger decenas
de pistas para dar seguimiento a las búsquedas y, como cada año, visibilizar la grave situación que
enfrentan las personas migrantes en su trayecto hacia el norte.
Por primera vez, este año
la caravana exploró las rutas del mar, de la costa de Oaxaca y Chiapas, pasando
por Salina Cruz, Puerto Madero y Barra San José. En Juchitán hizo una parada en la fosa común
municipal que ha recibido los cadáveres de migrantes anónimos que mueren en
naufragios en su intento de pasar los controles migratorios y los abusos en
tierra. En Barra San José rindió homenaje
a los tres niños migrantes ahogados en esta playa en julio de este año. En esta playa la caravana dedicada a la
memoria de Berta Cáceres, también conmemoró el cumplimiento del noveno mes
desde el asesinato de la luchadora indígena hondureña con un grito por la
justicia y la demanda a las autoridades de Honduras que se permita una
investigación independiente para llegar a la verdad y la justicia en su caso.
En todos los países, desde
los países de origen de Centroamérica, pasando por México y hasta llegar a
Estados Unidos, la Caravana ha denunciado la indiferencia y la impunidad
respecto a los crimines cometidos contra personas migrantes por parte del
estado, exigiendo el pleno respeto por sus derechos y castigo a los
responsables.
En este recorrido pudimos
constatar otra vez el incremento notorio en la violencia y la violación de los
derechos humanos desde que el gobierno de Enrique Peña Nieto impuso el Plan
Frontera Sur en 2014, apoyado y financiado por el gobierno de los Estados
Unidos para detener los flujos migratorios centroamericanos a su país desde
territorio mexicano. El Plan Frontera Sur intensifica las medidas de control,
vigilancia, contención y militarización, y ha obligado a las personas migrantes
a viajar por rutas más remotas y peligrosas, mismas que trazamos este año en la
caravana.
Por estas veredas y
caminos, las familias migrantes se vuelven presa fácil de grupos de
delincuentes, crimen organizado y agentes estatales corruptos. Lejos de garantizar su seguridad y sus
derechos, las políticas represivas del estado han sumergido a los y las
migrantes que huyen de la violencia y el hambre en sus comunidades de origen,
en un infierno donde están expuestos a robos, extorsiones, violaciones
sexuales, trata y tráfico, desaparición y muerte.
Los cónsules
centroamericanos en la zona fronteriza informan que con la elección de Donald
Trump, se ha incrementado el flujo de migrantes que intentan reunirse con sus
familiares en Estados Unidos. La propuesta antimigrante y racista del
presidente electo de Estados Unidos, junto con la actitud sumisa y represiva
del gobierno mexicano, auguran tiempos de aun más violaciones de derechos e
inseguridad para los migrantes centroamericanos.
La caravana culminó en el
Río Suchiate, para desde allí emprender el regreso a sus comunidades. Fueron muchos
los aprendizajes del camino, entre ellos el marcado contraste entre la
generosidad de espíritu del pueblo mexicano y la indiferencia de muchos de los
funcionarios gubernamentales hacia las tragedias humanas que genera la
criminalización de las personas migrantes en el país. Este hecho refuerza
nuestro compromiso de seguir presionando a las autoridades a la vez que
construimos redes y solidaridades desde abajo.
Marta Sánchez, del
Movimiento Migrante Mesoamericano concluyó:
“Agradecemos el acompañamiento que nos dan los medios de
comunicación, que son garantía de la difusión de nuestra labor y de la denuncia
de las causas que la motivan. Con su
trabajo, las noticias de esta caravana llegarán a todos los rincones posibles
de nuestro país y de otras latitudes, fortaleciendo la red internacional de
lucha que enfrenta y contesta a los discursos que intentan invisibilizar lo que
ya hoy es imposible esconder, el sur global está migrando hacia el norte en
busca ya no de mejorar su calidad de vida, sino de preservar la vida misma”.
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