La comunidad de
Suc-Tuc, Campeche decide conformar un autogobierno ante corrupción y represión
de sus autoridades
Demián Revart en:
Fuentes:
Ruptura Colectiva
Portaloaca
Red Latina sin fronteras
15
de enero de 2017
“Lo imposible sólo
tarda un poco más”
-Alguien lo dijo. Hoy se replica en los muros (de la calle y del
Facebook)-
Hacia un panorama donde nosotros pongamos los
reflectores
El orden capitalístico actual, ordena las imágenes del mundo –y la
información- a su conveniencia. Las alternativas que muchos buscamos ante el
deterioro global y esa dictadura mediática que impide que más personas tengan
conocimiento de ellas, también se centraliza en vanguardias, en resistencias históricas, dejando en
segundo plano otras propuestas que emergen, incluso, más sólidas que éstas.
La rutina del trabajo -y el
estudio- no refiere únicamente a la explotación de nuestro tiempo, energía y
oportunidades para realizar otras actividades que no recaigan en la monotonía,
en el “desearía no
estar aquí”, le resta también panorama a nuestro entender-el-espacio, a ver otras geografías, a la posibilidad
de entrelazarnos de sujeto en sujeto, de causa en causa. No es
imposible salir de nuestras esferas.
Mientras se sigue hablando
como principales tópicos sobre el #NoAlGasolinazo, la presidencia de Trump, la
hipocresía de Obama en su último discurso, etc., una comunidad maya alejada de
la metrópoli, se ha convertido en un nuevo estandarte de ese discurso que se
repite y repite hasta el cansancio -y como la dieta que uno se propone para año
nuevo- pocas veces se lleva a la práctica: ¡es hora de organizarnos!
En el municipio de Hopelchén
en Campeche, la comunidad de San Franciso Suc-Tuc ha decidido regirse por usos y costumbres.
¿Qué significa esto?, los días 9, 10 y 11 de enero, tras una jornada de
históricas asambleas deliberativas, los pobladores eligieron a un Consejo de
Gobierno autónomo y a tres representantes que fungirán como tesorero,
secretario y comisario, todos ellos, desconcentrados y revocables para la
administración que se plantee en futuras asambleas, una diferencia radical de
lo que enmarca el viejo orden constitucional.
Ahora, velarán por la
gestión autónoma del territorio y la vida social en pos de los intereses
comunes, y ya no por los que el Estado-Ayuntamiento siempre ha transformado en
negocio y lucro de unos cuantos.
De la humillación silenciada a “la solución está en nuestra voz”
Suc-Tuc es un territorio
comunal relativamente minúsculo que es atravesado por la carretera
Campeche-Holpechén-Bolonchén, modernizada a mediados de 2015. Su sustento
económico se consolida en la apicultura y la agricultura, principalmente en la
producción del maíz criollo. En cuanto a la población, la mayoría es de
descendencia maya y un 80% aún habla la lengua nativa, hay otros grupos como algunas
familias guatemaltecas que se han incorporado a la localidad (representan a lo
mucho un 2% de la población). Las cifras oficiales calculan un aproximado de
1179 habitantes, aunque ellos dicen que “empadronados sólo somos 653”.
Hay
más factores a considerar para la lectura de este territorio. Desde su
inmigración a México en 1922, algunos grupos de menonitas habitan en la
ruralidad de Campeche, fenómeno demográfico que con el tiempo marcaría una
clara segregación racial y de privilegios entre la mayoría productiva –indígena
y mestiza- y la minoría –menonita-, esta última respaldada por los órganos
estatales.
El
despertar por la autogestión y un nuevo panorama de vida en Suc-Tuc tiene su primer cauce en el hecho
de que el gobierno concesionara a Monsanto Company el 6 de junio de 2012 –con aval de la SAGARPA y
SEMARNAT- 253,000 hectáreas para la producción de soya genéticamente modificada
y otros productos. Entre los pilares más beneficiados por este jugoso e ilegal
negocio, se encontraron familias menonitas y sub-empresas asociadas a este
ecocida monopolio de transgénicos que instalaron sus maquinizados para comenzar
a sembrar, y a la par, propiciaron una inmensa deforestación que se tradujo en
serios problemas de la producción para los apicultores (de los 10-15 tambores
que producían diariamente, la cantidad se redujo a 2-3).
La lucha fue de golpe en
esos años y la gente se instruyó en el reto de la espontaneidad. “Cuando supimos y oímos lo de los transgénicos, que tampoco
sabíamos qué cosa eran, ya los teníamos aquí. Luego, a través de nuestra
organización, fuimos sabiendo qué cosa es transgénico, qué daño hace y quién lo
trae. Entonces nos pusimos alerta y vimos también de los efectos que estaba
haciendo en la apicultura” [1],
narra José Luis, campesino maya y activista en torno a este primer precedente
de organización.
Aunque los cultivos ilegales
y estas afectaciones ocurrieron en las comunidades vecinas de Suc-Tuc (ubicadas
en el centro de Campeche y en la frontera con Yucatán), fue el proceso de
irrigación química por avionetas la causa de que se viera un daño directo en el
ejido. La salud también ha estado en riesgo.
En agosto de 2016, salieron
a la luz pública diversas investigaciones del Centro de Ecología, Pesquerías y Oceanografía del Golfo de México
(EPOMEX) de la Universidad Autónoma de Campeche, confirmando la presencia de
glifosato en el manto freático de Hopelchén, así como en la sangre y orina de mujeres
y niños de Ich Ek, Suc-Tuc, San Juan Bautista Sacabchén y Crucero San Luis,
donde productores menonitas han usado durante años ese herbicida, considerado
como una mortal sustancia cancerígena [2].
Aunque la distancia es
abismal entre los privilegios laborales de estos dos grupos, no existió un
conflicto que llegara a la violencia en la región.
La mente es propensa a
trazarse un solo rumbo, monótono, rutinario. Autoelimina las posibles
alternativas para vivir de una manera más complaciente y placera, todo ello por
la resignación y el temor de sacar a flote la conciencia, sentimientos
negativos que provoca la explotación del trabajo y la falta de oportunidades en
el campo, las provincias y –desde la Colonia- en las comunidades indígenas.
Un futuro incierto era lo único seguro para la gente de Suc-Tuc. Un imperio inconsciente
cimentado en el “así nos toco vivir y así serán las cosas”. Reitero: era, en pretérito.
Y entonces… ¿qué es lo que
provocó que Suc-Tuc decidiera autodeterminarse y trazar un nuevo rumbo? Vayamos a los hechos recientes. Por los
primeros días de diciembre del año pasado, la comunidad tomó por asalto la
iniciativa de reunirse, discutir y deliberar desde las suspicacias algo que
inquietaba a la mayoría –aunque en principio, afectando directamente sólo a una
minoría-. Posteriormente y con documentos oficiales a la mano -obtenidos por
algunas instancias que investigan la supuesta ‘transparencia’ de los organismos gubernamentales-, el domingo 4 de
diciembre, la población comprobó que la comisaría municipal Olivia Esther Ucán
Chan, se constreñía en corrupción; desvió recursos y falsificó firmas en
distintos documentos lícitos que corresponden a un programa de becas para
jóvenes en la comunidad, padres de familia denunciaron la falsificación de
identidades en esos documentos y, por obviedad, que el apoyo nunca llegó a sus
manos.
La gente enarboló protestas
en la cabecera de Hopelchén. El 14 de diciembre, la asamblea acudió al
Ayuntamiento del municipio para ingresar la denuncia donde se acusa de fraude a la comisaria. De esa movilización, el poder
municipal y el secretario del Ayuntamiento, Javier Soberanis Acosta –un
personaje clave para entender el teatro que el gobierno ha montado contra el movimiento- se comprometieron a
convocar a una reunión resolutiva, sin embargo, pasó que sólo dieron largas y
largas.
El día acordado tuvo fecha
el 16 de diciembre. Con cinismo, ninguna autoridad gubernamental se presentó a
la reunión, a lo que, con gran enojo, los pobladores bloquearon la carretera
Campeche-Hopelchén durante la noche. Después de tres horas llegaron tres
funcionarios del Ayuntamiento a dialogar, se acordó “resolver el conflicto” en una asamblea en la comisaría ejidal de
Suc-Tuc. El primer punto resolutivo fue la destitución definitiva de la comisaria. Al finalizar por la madrugada del 17 de diciembre, -ya
cuando se había firmado la minuta con los acuerdos, e incluso, una persona iba
en camino a la casa de Ucán Chan para que firmara su renuncia-, arribaron 4
camiones cargados de antimotines. Armados con gases lacrimógenos y macanas,
ingresaron al lugar de la reunión con violencia verbal y psicológica en todo
momento, hasta que empezaron a golpear a los pocos pobladores que aguantaron
todo el día en la junta; detuvieron a 3 de ellos (Diego Armando Poot Pech, José
Alfredo Poot Aguayo y Sergio Echazarreta Ucán). Afuera del lugar, corretearon,
aventaron piedras y gases lacrimógenos a la gente que salió a auxiliar a los
primeros agredidos, golpearon y rompieron los vidrios de varios automóviles y
motocicletas por “puro gusto” [3]. La gente responsabiliza como actor intelectual de
estos hechos al gobernador de Campeche, el priísta Alejandro Moreno Cárdenas,
acusado de múltiples represiones durante su mandato desde septiembre de 2015.
Motocicletas y automóviles fueron dañados durante la represión
policial.
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Testigos que se encontraban
en la junta, narran que al ingresar los antimotines de la Policía Estatal Preventiva (PEP),
les gritaron con matiz de amenaza “¡liberen a los detenidos!”, a lo que mostraron estupefacción, pues las personas
del gobierno “estaban
sentados y hasta se estaban tomando un refresco”. Y en efecto, el contralor que fungió como instancia
legal en la asamblea, acusó a los manifestantes de “privación ilegal de la libertad” y “obstrucción de las vías públicas”, delitos fabricados que se les
imputan hoy en día. Como colofón, el “agredido”
denuncia, literalmente: “firmé en contra de mi voluntad,
la gente me retuvo”.
La organización Ka’ Kuxtal Much’ Meyaj A.C. [4] –de la cual forma parte uno de los presos- dio
testimonio, de igual manera, sobre los hechos en un comunicado virtual,
enunciando que “(…) la comunidad se replegó, muchos
buscaron refugio para no ser víctimas de los golpes que la policía estaba
dando, sin embargo, otros más se enfrentaron al ver que se estaban llevando a
sus amigos o familiares, algunos pudieron liberarse, pero cuatro personas
fueron subidas a las camionetas de la policía. De estas cuatro, una persona fue
regresada a la comunidad. Las otras tres se encuentran detenidas. Una de estas
personas, es miembro de nuestra organización” [5].
Habitante golpeado
durante la madrugada del 17 de diciembre.
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Ese clima madrugador de
violencia, mentiras y rabia, despertó aún más la participación de la asamblea
de Suc-Tuc. Se endurecen los bloqueos carreteros. Los mítines afuera del
Congreso del Estado radicalizan su tonalidad. Bajo las consignas “no somos pandilleros, somos una comunidad indígena que exige
justicia” y “el gobierno reprime al pueblo de Suc-Ttuc” más gente asiste a las movilizaciones con el ánimo de
colaborar por la liberación de los 3 presos. Actualmente, Sergio, Diego y José
Alfredo se encuentran en calidad de ‘prisión
preventiva’ en el Penal de San Francisco Kobén.
En las mesas de diálogos
posteriores al 17 de diciembre, las autoridades se centraron -¡mágicamente!- en
la sustitución de la comisaria, de los tres presos se habló muy poco. Algunos de
los argumentos que las autoridades jurídicas utilizan como retórica, son que “no hay pruebas contundentes, por eso no los trasladaron a la
‘grande’, se les da 3 meses de prisión preventiva (…) para el 31 -¡¿de marzo?!- estarán de nuevo en sus casas”.
Aunado a eso, la población
se entera de que la comisaria Ucán Chan sigue sellando y validando documentos
desde su domicilio, por tanto, el mensaje de que el Estado seguirá
desatendiendo las peticiones del movimiento se convirtió, más bien, en un
mensaje de humillación que encontró su último segundo de vida. La comunidad
cierra el telón diciendo: “ya no vamos a seguir yendo al Ayuntamiento a manifestarnos, vamos
a organizarnos localmente para elegir a nuestros representantes y cambiar de
rumbo”.
La asamblea comunitaria delibera y elige a sus nuevos representantes en
un acto de democracia directa.
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El proceso
Vale no ser perniciosos, por
lo que es de gran relevancia asentar que sería demasiado optimista dar de facto la instauración del
autogobierno, al menos no en estos momentos, una definición concreta de lo que
ocurre en Suc-Tuc es, como el título de este texto, la decisión mayoritaria de la comunidad por conformar y regirse en un
autogobierno comunal. Los resultados y experiencias serán los factores determinantes para que
en un futuro no muy lejano se escriba en todas partes que “Suc-Tuc es una comunidad autónoma”.
Así,
podemos dibujar el cómo se gestó el proceso comunitario:
La
convocatoria para elegir a sus autoridades por usos y costumbres se difundió de voz en voz
para realizarse el 9 de enero, no obstante, la asamblea
fue disuelta por la provocación de un agente infiltrado del PRI, desviando los
objetivos que la gente ya tenía bien pensados, ocasionando a su vez que la
asamblea se pospusiera para el siguiente día.
Ya
el 10 de enero por la noche, Suc-Tuc eligió a los integrantes de un
Consejo de Gobierno autónomo y a tres representantes que fungirán como
tesorero, secretario y un nuevo comisario, respectivamente. Casi al finalizar
este histórico momento, hizo acto de presencia -con total exasperación-
Javier Soberanis, intimidando e intentando volver a desviar los acuerdos
logrados.
Los
abogados y defensores de derechos humanos que integran la organización Caracol ODDH -acompañantes y
traductores también en otras instancias de diálogo con los distintos niveles de
gobierno-, difundieron en sus redes sociales que (…) “a pesar de que en todo momento el
secretario del Ayuntamiento trató de decirle a los pobladores que no era
correcto elegir por usos y costumbres, ‘ya que en Campeche no existe ninguna
comunidad que se gobierne así’ y que esperaran los tiempos y procesos
electorales del municipio, los pobladores eligieron a sus representantes y
levantaron un acta de acuerdo, reconociendo así la nueva administración popular”. Como arma jurídica –que dejó sin argumentos a
Soberanis- dieron lectura a los Artículos 2° y 39° constitucionales, pautas
vigentes para la elección popular en cualquier momento.
La votación
fue un acto de democracia directa con base en la confiabilidad y el apoyo mutuo
que muestran tanto pobladores como los representantes electos. Es un nuevo
esquema sin la participación directa/indirecta de los partidos políticos [6] y que descansa en una total horizontalidad.
El 11 de enero por la mañana, el pueblo
llevó el acta del nuevo Consejo de Gobierno a la cabecera de Hopelchén. No
resultó agradable el encuentro. En entrevista con Tribuna Campeche, los pobladores denuncian que
el Ayuntamiento se negó a quitar del cargo a la comisaria, textualmente,
diciendo que “lo más viable es que ella renuncie y facilite las cosas al
pueblo” [7]. ¿Qué esperanza podemos tener en que una
persona con tanto poder y con un estilo de vida resuelto a costa del trabajo
productivo de los demás, renuncie a dichas comodidades de la noche a la mañana?
Se les achacó con otras palabrerías, argumentándoles que “se tienen que
esperar a 2018 porque ustedes eligieron a la comisaria (…) está bien que se organicen, pero su
representante sólo puede ser civil, no comisarial”.
Si
analizamos estas declaraciones podemos afirmar que… ¡es irrebatible!, el Estado
busca todas las piezas de distracción-confrontación discursiva para ‘ganar
tiempo’ y evitar que el autogobierno de Suc-Tuc logre consolidarse y
comience a operar. De igual forma, Caracol ODHH informa que “Soberanis no
quiso recibirles el acta porque no estaba ‘sellada’ con el sello de la
ex-comisaria, a pesar de que el acta consta de firmas de la mayoría de los
pobladores empadronados de la comunidad”, pretexto difícil de superar bajo el esquema de la
legalidad, ya que la comisaria no ha salido a la luz pública desde el conflicto
que se desató a inicios de diciembre.
La solidaridad definitiva
Construir un autogobierno
comunal no simboliza una salida temporal, es un germen que se
trabaja día con día, es una tarea político-organizativa que conlleva demasiado esfuerzo
y vulnerabilidad para quienes lo integren y respalden. El Estado es hostil y
buscará todas las maneras existentes para contrarrestar la fuerza de la gente
de Suc-Tuc, por ejemplo, el retiro de programas sociales, las becas
–irónicamente, el punto de lanza de este movimiento-, la intimidación policial [8] y hasta decisiones extremas
de represión violenta como se observó en la madrugada del 17 de diciembre.
La solidaridad debe ser
urgente y DEFINITIVA por parte de México y el mundo, tanto por la liberación de
los presos como para evitar el desmantelamiento del proceso.
Por
eso decimos: que los textos no vacilen sólo en la información, dotémosles de un
sentido práctico. Repliquemos lo que sucede en Suc-Tuc de voz en voz, en las
calles, en el internet, por todos los rincones existentes. Estemos atent@s,
¡encendamos y coloquemos los reflectores –de los cuales escribí al inicio del
artículo- allí donde se necesitan!
¡SOLIDARIDAD DEFINITIVA E INTERNACIONAL CON LA COMUNIDAD DE SUC-TUC!
¡LIBERTAD INMEDIATA E INCONDICIONAL A SERGIO, DIEGO Y JOSÉ ALFREDO,
PRESOS POR LUCHAR POR LA VERDAD Y LA AUTODETERMINACIÓN!
¡LA AUTONOMÍA ES LA VIDA, LA SUMISIÓN ES LA MUERTE!
NOTAS CRÍTICAS Y REFERENCIAS:
[1] “Los mayas de Hopelchén resisten a la muerte
de su maíz, sus abejas y su pensamiento” en Red en Defensa del Maíz,
Gloria Muñoz Ramírez, 08 de marzo de 2014.
[2] “Encuentran
glifosato en manto freático, agua embotellada y orina de habitantes de
Hopelchén”, La Jornada por
Lorenzo Chim, 30 de agosto de 2016, p. 28.
[3] Entrevista a Leonardo Poot Pech, padre
de Diego Armando Poot Pech, uno de los detenidos del 17 de diciembre. “Sin justicia e igualdad” en ¡Por esto!,
Dignidad, identidad y soberanía, por Adrián Ferráez y Jorge
Caamal, 28 de diciembre de 2016.
[4] Ka’ Kuxtal Much’ Meyaj A.C “Organización
indígena en defensa de las semillas” es
una agrupación originaria de Hopelchén que apuesta por “construir como parte del
pueblo maya, las condiciones educativas, organizativas y productivas para el
buen vivir de nuestras comunidades”. Se ha dedicado
enérgicamente a la concientización de la importancia de enfrentar al monopolio
de la cosecha de transgénicos, logrando ganar amparos contra Monsanto. Han
organizado también el “Festival de las
Semillas Nativas” desde el año 2008, replicado en Iturbide,
Dzibalchén, Suc-Tuc y otras comunidades de Campeche y Yucatán.
[5] Pronunciamiento de Ka’
Kuxtal Much’ Meyaj A.C. sobre la represión ocurrida en San Francisco Suctuc, 18 de diciembre
de 2016. Publicación en Facebook:
[6] No es una asamblea que discrimine, al
contrario, invita cordialmente a que los “hermanos
partidistas” participen, pero dejando de lado las banderas y los colores.
Es lógico, los restos de la sociedad ulterior y su democracia representativa no
se erradican de tajo, sino con la participación mayoritaria en un nuevo
diagrama político.
[7] “Que
renuncie Comisaria Municipal de Suc-Tuc”, Tribuna Campeche, 12 de enero de 2017.
[8] En entrevista con Caracol
ODHH, nos relatan que “la presencia policial es
intermitente, a lo mucho hay 1 o 2 patrullas que rondan de forma esporádica en
Suc-Tuc”. Otras causas que aminoran la presencia policial son
la lejanía territorial a las cabeceras de Holpechén y Campeche, y el cobarde
asesinato a golpes de Dennis Abraham
Canché Trejo, ingeniero agrónomo y vecino de Bolonchén de Rejón
el 1 de noviembre de 2014, por policías estatales.
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