La
causa kurda es, para los pueblos del mundo, causa de liberación, paz y democracia.
Alejandro Azadî/
Kurdistán América Latina-Rebelión
Web: kurdistanamericalatina.org
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América Latina en Movimiento
28/03/2017
El 17 de marzo del 2016 el proceso autonómico al norte de Siria dio su siguiente
paso: la declaración de una Federación del Norte de Siria, compuesta por los
tres cantones autonómicos (Cizire, Kobane y Afrin), ampliando el marco de
autodeterminación kurda, constituyendo gobierno a partir de un paradigma
multiétnico democrático. Rusia, principal aliado de Damasco (Bashad Al-Assad),
reconoce que el proyecto político federalista es un modelo valido para Siria.
Previamente,
hacia mediados del año 2012, las regiones kurdas se habían declarado autónomas
ante el abandono de las fuerzas militares árabe-sirias (a excepción de las
ciudades de Hasake y Qamishlo). Con la captura por parte de las YPG/YPJ de
Kobane, Amude y Afrin, y la extensión territorial de estas fuerzas en
detrimento del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS), se forja la unidad
nacional kurda bajo el Comité Supremo Kurdo (Kongreya Star).
Las
Unidades de Defensa Populares y Femeninas (YPG/YPJ) son estructuras militares
autonómicas nacidas al calor de las revueltas populares kurdas, sustentadas por
nuevos paradigmas democráticos que ven en la mujer un sujeto oprimido y
relegadas por la sociedad, aplastadas por el patriarcado y humilladas bajo el
consumismo capitalista. Son unidades netamente defensivas que actúan como
fuerzas contra el terrorismo por fuera de los cantones.
La Guerra
Civil que estalló en 2011 en Siria, combinada con el levantamiento popular
kurdo y la avanzada militar terrorista del Estado Islámico, crean en la región
un proceso de revolución y contrarrevolución con altos costos humanos.
En 2004,
una serie de disturbios populares en zonas kurdas son la antesala del nuevo
paradigma de autodefensa popular. Con un resultado de 34 muertos y miles de desaparecidos
tras un partido de fútbol entre grupos árabes y kurdos, en manos de las fuerzas
del régimen de Al-Assad, el Partido de la Unidad Democrática (PYD) decide
convocar al pueblo kurdo a sumarse en las fuerzas de defensa populares con
objeto de autodefenderse. Estas protoorganizaciones serán posteriormente
denominadas como HPC y HPJ Star, las cuales actualmente defienden internamente
los cantones y aldeas multiétnicas de Rojava, suministrando elementos a las
YPG/YPJ.
El PYD
(fundado en 2003) tuvo un papel trascendental en el levantamiento de Qamishlo,
dirigiendo los acontecimientos posteriores: conformación de unidades de
defensa, ampliación de influencia partidaria, aceptación del paradigma
Confederal Democrático, etc., y desde entonces ha trabajado en pos de la
autonomía kurda sacrificando jóvenes mártires y siendo detenidos muchos/as
otros/as en las cárceles del gobierno sirio.
Hacia
finales de los años 1990 Siria se encontraba aislada. Occidente desdeñaba y
combatía todo lo que representara una política sediciosa respecto a ellos desde
la caída de la Unión Soviética. Al-Assad padre se vio obligado a pactar con su
histórico enemigo Turquía. Bajo el Pacto de Adana, Ankara exigía a Damasco la
deportación del líder del pueblo kurdos Abdullah Öcalan. Luego de vivir casi 20
años en Rojava, “Apo” fue expulsado
de Siria cuando iba a un encuentro en la Europa Occidental con motivo de los
tratados de paz sobre el conflicto turco/kurdo. Ningún país quiso albergarlo
apelando al derecho internacional, con excepción de Sudáfrica. De camino a
Sudáfrica, pasando por Kenia, Öcalan fue secuestrado por el MIT turco, la CIA
norteamericana, el Mossad israelí y algunos servicios de inteligencia europeos.
Öcalan
había congregado en Rojava una importante masa kurda, promoviendo la
revalorización de la cultura e identidad kurda entre los asimilados,
reestructurado la dignidad del pueblo. Su presencia, resistida por Al-Assad,
servía como freno a las ambiciones turcas de expansión sobre Siria. El Partido
de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), fundado en Turquía en 1978, formaba
cuadros políticos, ideológicos e militares en Rojava que, posteriormente, se
adentraban en el Kurdistán ocupado por Turquía para combatir y organizar
estructuras.
Tras la
finalización de la Segunda Guerra Mundial y la instauración del Estado-nacional
sirio, a partir de la década de 1960, el gobierno árabe impulsó políticas
asimilacionistas sobre el Kurdistán sirio. Un proyecto político-económico que
desindustrializó la región arrastrando a la población hacia la marginación, a
su vez que pagaba salarios paupérrimos a los kurdos que trabajaban en pozos
petroleros y en la producción de trigo. Se les prohibió la producción
artesanal, el comercio, la expresión de su cultura, el uso de su lengua. A su
vez, tras impulsar empréstitos para compra de tierras, masas de árabes
construían sus casas y poblados entre aldeas kurdas (aislándolas entre sí). A
estas políticas se las denomino “Cinturón
Verde” y “Cinturón Árabe”,
terminándose de combinar con la prohibición de documentación a los kurdos
no-asimilados considerándolos extranjeros.
La captura
de “Apo” significó un fuerte
retroceso en la política del PKK para los poblados kurdos en Siria (por lo
menos en un comienzo). Los valores que “Apo”
supo impulsar en Rojava rápidamente fueron minados por políticas inmorales a
través de los servicios de inteligencia de Damasco y Ankara. Prostitución,
drogadicción, robo, juego, minaron la dignidad del pueblo kurdo. Rápidamente el
militante fue concebido como traidor, y los poblados se vieron desprovistos de
sus cuadros políticos. Las familias desconocían a quienes días atrás albergaban
en sus casas.
Miles de
cuadros políticos abandonaron la causa, o se fueron hacia organizaciones de
derecha, o infiltraron a la población kurda traicionando los principios del
partido; sólo unas docenas de cuadros políticos resistieron la embestida. A la
captura de Öcalan, los servicios de inteligencia turcos desarrollaron la “operación KCK”, persiguiendo a quienes
seguían aferrados a la ideología del partido. El punto culmine de esta política
estuvo relacionada con el partido de fútbol en Qamishlo (2004) organizado por
Turquía y Siria con el objetivo de enfrentar árabes y kurdos. Bajo la excusa de
frenar el levantamiento popular se llevaron adelante asesinatos selectivos
entre la población.
A partir de
la fundación del PYD el tejido social en Rojava es reconstituido. Los cuadros
partidarios retoman sus relaciones con la población, se asientan en las
familias patriotas y forjan nuevos cuadros político-ideológicos basados en el
paradigma del Confederalismo Democrático impulsado por Öcalan. Tras un programa
político democrático que busca organizar a la sociedad desde las bases,
forjando unidad nacional y respeto multiétnico, impulsando grupos de autodefensa
populares sostenidos sobre el principio de que habrá liberación social y
nacional si la mujer se libera de las cadenas del patriarcado.
Con el
estallido social del 2011 y la Guerra Civil en Siria la influencia del
Confederalismo Democrático se vuelve determinante para generar nuevas
condiciones de existencia, libertad y democracia, en la región y en todo
Oriente Medio. El sistema social de la Federación del Norte de Siria es elegido
desde el pueblo, con una premisa anti-estatista, siendo ejemplo hacia el futuro
para la actual crisis civilizatoria mundial.
El
Confederalismo Democrático se organiza a partir de mínimas unidades
democráticas, denominadas Komin (común), siendo la expresión de los individuos
organizados según sus particularidades. Los Komin, en tanto espacio colectivo
que supera la individualidad, no deberían de tener más de 100 familias
organizadas alrededor de estos. Hay aproximadamente 2.800 Komin agrupados, a su
vez, según sus características comunes. Los Komin mancomunados organizan
comités según distintas necesidades: económicas, educativas, de salud,
justicia, ecológicas, cultura, etc. Estos comités se organizan en espacios
según lo que representan y forman asambleas donde se ejerce la democracia
directa.
Estas
mínimas unidades sociales e asamblearias se articulan con las juntas (especie
de ministerios) donde representantes del TEV-DEM (Movimiento por una Sociedad
Democrática) eligen autoridades de cogobierno. Existe un principio tácito en el
Confederalismo donde todo lo que se resuelve a nivel de base se adopta. Todas
las personas que van a los comités, las asambleas, las juntas, pasan por
espacios de formación ideológicos dependiendo del rol que ocupen.
Cabe
destacar que tanto mujeres, como jóvenes, tienen representación propia y
directa en todos los ámbitos de la sociedad.
Por
consiguiente, las bases de la federación democrática son de autoadministración,
relacionándose entre sí sin necesidad de centralidad estatal legal. Eso no
quiere decir la negación de vincularse centralmente en lo militar, por ejemplo.
Se busca que cada región federativa se relacione con otros países (si así lo
desean) sin comprometer el Contrato Social. En cada región se tienen que
cumplir los pilares en materia económica, liberación de la mujer, lo militar,
lo ético-político.
Pero la
Federación al Norte de Siria no está completa. Actualmente, el gobierno de
Turquía ha ocupado un territorio de 2.000 kilómetros cuadrados entre los
cantones de Afrin y Kobane. Los Estados Unidos y Rusia han “paralizado” el expansionismo militar turco tras una “franja de seguridad” delimitadas por
Azaz, Jarabulus y Al-Bab. Este acuerdo entre las potencias imperialistas no es
inocente, respaldado sobre diversos argumentos; es un claro ejemplo de buscar
determinar la política kurda: único proyecto capaz de llevar paz a la región.
Entre
tanto, este 2017 se apresta a ser prometedor. Se despliegan operaciones
militares conjuntas árabe-kurdas en Irak y Siria, con amplia cobertura
estadounidense y rusa desde el aire, y entrenamiento militar. La operación de
Mosul y la operación “Ira del Éufrates”
para la reconquista de Al-Raqqa dan eficientes frutos (sobre todo en la
operación Siria). La fuerza multiétnica Fuerzas Democráticas de Sira (FDS) es
un claro ejemplo de política militar conjunta anti-terrorista y democratizante
impulsada desde los cantones autonómicos.
Por último,
es importante mencionar las dos operaciones militares que trasformaron las
condiciones políticas de la guerra. En 2014 en Irak, en el monte de Sinjar, el
pueblo yazidi quedó rodeado por la banda terrorista Estado Islámico. 50.000
yazidies kurdos quedaron atrapados entre las armas y la inanición, tras un
despliegue militar a puro cuerpo las Unidades de Defensa Populares y Femeninas
(YPG/YPJ) abrieron un corredor humanitario permitiendo a decenas de miles
escapar del asedio. Sinjar fue rescatada de manos terroristas y devueltas a sus
pobladores. Este triunfo reorientó la política rusa en relación a la guerra,
dándole importancia a la cuestión kurda.
En 2015,
tras una dramática situación, Kobane es liberada nuevamente por las YPJ/YPG.
Los duros combates dejaron una herida abierta en la población, Kobane quedo
derruida por completo, pero la épica liberación de la ciudad distribuyó
esquirlas de conciencia a nivel mundial. La causa kurda ya no sólo tuvo la
atención de las potencias imperialistas y colonialistas occidentales (quienes
buscan ventaja a la guerra, bajo ríos de muerte), sino que también los pueblos
del mundo ven en su causa la causa de la humanidad por la liberación, la paz y
la democracia.
La
Federación de los pueblos libres al Norte de Siria está actualmente asediada.
Regímenes fascistas, autoritarios y antidemocráticos, y sus lacayos en el
terreno (grupos armados terroristas) -es decir el patriarcado colectivamente
organizado- cercaron la dinámica económica, humanitaria y política de la
población multiétnica de Rojava. Pero los kurdos, árabes, asirios, turcomanos,
yazidies, resisten y se liberan día a día. La Revolución iniciada en Rojava ha
trasformado radicalmente a la sociedad, la liberación de las mujeres del yugo
patriarcal, la construcción democrática y directa del socialismo, el
cooperativismo agro-industrial, la autoorganización, autoadministración y
autodefensa popular, recrean nuevas condiciones de existencia para los pueblos.
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