#SCLC Denuncian a
Flor de María Pedrero y al Hotel “Casa de
Mamá” por violencia y abuso de poder
Centro
de Medios Libres
20
abril, 2017
A
las y los trabajadores de San Cristóbal de las Casas Chiapas,
A los medios de comunicación locales,
A las organizaciones de derechos humanos y que se oponen a las injusticias,
A los visitantes y turistas que llegan a esta ciudad:
A los medios de comunicación locales,
A las organizaciones de derechos humanos y que se oponen a las injusticias,
A los visitantes y turistas que llegan a esta ciudad:
Mi
nombre es Yesenia del Carmen Trejo Gutiérrez y soy una mujer trabajadora de la
ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Dependo de mi trabajo para mi
sustento y el de mi familia. Por medio de esta denuncia quiero señalar a la
señora Flor de María Pedrero, dueña del Hotel “Casa de Mamá” ubicado en la Calle Guadalupe Victoria 56, Barrio de
La Merced, por violencia física y abuso de poder en el lugar de trabajo.
HECHOS
Como
se expone abajo en la relación detallada
de los hechos, el día 11 de abril de este año 2017, la señora Flor de María
Pedrero me llamó la atención de manera injustificada y altanera por mi
desempeño en mi trabajo de recepcionista del Hotel “Casa de Mamá”. En respuesta a eso y, habiendo presenciado
anteriormente prácticas de abuso de poder por parte de la señora Flor en contra
de otros trabajadores del hotel, le dije que estaba dispuesta a entregar mi
puesto de trabajo si ella no estaba a gusto con mi desempeño. Ella aceptó pero
antes me tomó fotos, sin mencionar para que las usaría. Antes de irme me
aseguré que la contadora Fabiola Mazariegos, hija de la dueña, verificara que
estaba dejando todo en orden en cuanto a efectivo existente en la caja y
papeles de la recepción.
Cuando fui por el pago que me correspondía la señora Flor me
entregó cien pesos menos de lo que me correspondía y cuando le exigí la paga
completa se negó. Le dije que si necesitaba los 100 pesos faltantes se los
regalaría y acto seguido me abofeteó en la cara y me aventó el dinero. A este
gesto, yo le respondí diciendo que en ningún momento le falté el respeto y que
exigía que se me tratara con respeto y dignidad y se me pagara de buena manera,
también lo repetí en frente de su esposo el Sr. Humberto Cañaveral Mazariegos
que se encontraba cerca, sin embargo él se alejó sin decir nada.
Me quedé esperando afuera de la recepción a que la contadora
apareciera para solicitarle el pago, pero no apareció. En cambio la señora Flor
recogió el pago, lo enrolló y se dirigió hacia mí e ingresó el pago a mi
bolsillo, diciéndome que ahí estaba el pago que tanto exigía. En ese momento me
defendí de su trato humillante con un empujón que no fue agresivo, y ella
intentó agredirme por segunda ocasión pero metí las manos para defenderme y
empecé a gritar el nombre de uno de mis compañeros de trabajo solicitando
ayuda. Fue donde me dejó y me salí.
Aunado a lo anterior sólo me queda mencionar que le dije que la
demandaría y ella muy segura de su poder económico y de su apellido me
respondió que lo hiciera. Se que es mi palabra contra la suya, pues las pruebas
como los videos de las cámaras del hotel que pueden dar testimonio de todo lo
que pasó son propiedad de ella, y que fue ella quien me agredió físicamente
aprovechando que no había testigos.
DENUNCIA
Por
esto, por ser una sencilla trabajadora, frente a una exponente de las familias
poderosas de esta ciudad, que se valen artimañas para seguir abusando de las
personas como yo, sé que no puede proceder una demanda legal en contra de la
señora Flor de María Pedrera por violencia física y abuso en el lugar de
trabajo. Sin embargo, hago esta denuncia
pública porque es injusto que a diario personas como ella se crean dueñas
de San Cristóbal y puedan con lujo de violencia física y psicológica mantener
al personal con miedo. Me considero una persona íntegra y profesionalmente, responsable,
lo pueden confirmar diferentes familias que me confían a sus hijos para que los
cuide como niñera.
Si exigir mis derechos de trabajar en un ambiente laboral digno,
recibir un trato respetuoso y no moldearme ante una persona autoritaria,
significa, como lo dijo la señora Flor, ser una persona “problemática”, entonces sí me considero problemática. No pido dinero, eso es lo de menos ahora. Pero exijo
que seamos tratados dignamente. La era donde había capataces ya acabó pero
pareciera que continúa, que la vivimos a diario, disfrazadas bajo términos como
“empleados” y “empleador”. Actos como el que sufrí se repiten en muchas
instituciones y empresas del ramo turístico de esta ciudad.
¡Basta de maltratos hacia las y los trabajadores de San
Cristóbal!
Atte.
Yesenia del Carmen Trejo Gutiérrez
Por un cultura digna en pro de los derechos laborales
Atte.
Yesenia del Carmen Trejo Gutiérrez
Por un cultura digna en pro de los derechos laborales
RELACIÓN DETALLADA DE LOS HECHOS
Desde
hace tiempo había empezado a buscar trabajo y un día me percaté de la vacante
de recepcionista en el hotel “Casa de
Mamá”, ubicado en la Calle Guadalupe Victoria 56, Barrio La Merced. Fui
requerida para el último día del mes de febrero para una entrevista que me
realizó la dueña del Hotel recibiéndome por primera vez el contador Carlos
Ballinas quien en ese momento fungía como gerente operativo. Se me citó a una
segunda entrevista por la tarde de ese mismo día, misma que fue realizada por
la dueña del hotel la señora Flor de María Pedrero. En esta entrevista se me
confirmó ser aceptada para el área de recepción con el horario de 7 a 3 de la
tarde con un sueldo de 1,500.00 pesos quincenales.
Al principio todo fue normal: el gerente de operaciones Carlos
me comentó como se llevaban a cabo el procedimiento de reservaciones así como
lo que se tenía que hacer en el área de recepción. Se me instruyó en algunas
labores así como el procedimiento necesario para la recepción de huéspedes.
Durante mis primeros días la dueña viajó fuera de la cuidad, por lo que por
cualquier duda o situación laboral Don Carlos me apoyaba por lo que lo reconocí
como jefe inmediato.
A su regreso del viaje la Sra. Flor se encargaba de ordenar la
realización de actividades. En una de las ocasiones llamó a las camaristas para
llamarles la atención de manera violenta, utilizando palabras humillantes
y con un tono de voz elevado. Yo me encontraba en el área de recepción
atendiendo a unos huéspedes, pero se lograba escuchar todo. Desde ese momento
supe que no tardaría trabajando ahí, pero por indecisión me mantuve. Poco
tiempo después el contador renunció y a su salida me empecé a dirigir con la
nueva contadora del hotel Fabiola Mazariegos, hija de la dueña Flor de María
Pedreros, para resolver mis dudas, y con quien puedo decir que llevé una
relación laboral sin problema alguno.
Seguí trabajando hasta el día 11 de abril. Ese día como
todos los días le reporté a la contadora los pendientes, en el transcurso del
día la contadora me requirió la papeleta de reservación de una huésped que
estaba hospedada y con la cual había detalles pues la señora reservó para
cuatro días y se presentó hasta los dos últimos. La misma señora acudió a
recepción a solicitar información turística y se le mencionó que tendría cambio
de habitación por reacomodo. Me preguntó por qué se le estaba cobrando más por
los primeros días que por los últimos, y como yo desconocía la información le
mencioné que en cuanto llegara la persona indicada solicitaría la información y
se la haría llegar por la tarde.
Generalmente la contadora Fabiola se presenta mucho antes que la
Sra. Flor de María, pero ese día fue la Sra. Flor quien se presentó
primero. Tiempo después la contadora llegó y me solicitó dicha reserva,
aprovechando le comenté la duda de la huésped, ella me solicitó su papeleta y
se la llevó a su oficina, en donde creo que se encontraba su mamá, la Sra.
Flor, persona que me llamó posteriormente a la sala de juntas que se encuentra
a un costado de la recepción y de manera altanera me empezó a decir que soy una
persona problemática y que desde que llegué solo estaba causando diferencias
entre ella y su hija, la contadora Fabiola, y que por qué tenia que estar
viendo lo de la reservación de la señora cuando ella ya le había especificado
cuánto iba a pagar, como recepcionista entiendo que debo tomar nota y verificar
lo requerido por lo huéspedes y dicha información se me solicitó por la huésped,
en ningún momento solicité algo fuera de mis funciones.
Le comenté que si ella no estaba a gusto con mi trabajo y que yo
tampoco con el ambiente laboral le entregaba el puesto. Aceptó pero no sin
antes tomarme fotos, mismas que desconozco la razón y el destino que
tuvieron. Le dije que sí estaba bien que me tomara las fotos o
videos que ella quisiera pero que le pedía que fuera honesta y justa con la
información que diera acerca de mi persona. Posteriormente se me requirió el
uniforme mismo que fui a traer a mi casa, no sin antes solicitar a la contadora
verificara el corte de efectivo y que todos los documentos de recepción
estuvieran en orden. Después de que la contadora aceptó que todo estaba en
orden del efectivo y demás, procedí a venir a mi domicilio a recoger el
uniforme y llevárselo. Al ingresar encontré en recepción a la señora Flor quien
recibió las dos playeras que me dio del uniforme y dos sacos.
Después solicite el pago y ella me entregó un recibo en blanco,
mismo que quería que firmara. Al solicitarle la cantidad que me pagaría, me
dijo que me pagaría mil pesos pero yo le mencione que era más pues para mí eran
once días laborados ya que me presenté a trabajar y además me correspondían
doscientos pesos más por laborar en mi día de descanso que eran los martes y
que por temporada vacacional no se descansa pero se me pagaría, y cien pesos
más porque laboré un día martes fuera de temporada vacacional por falta de
quien me cubriera. Haciendo un total de mil trescientos.
Ella se negó a pagarme dicha cantidad y solo me dijo que me
pagaría 1,200.00 pesos. Al ver su negativa y su insistencia por que yo firmara
el recibo le respondí que sí, que estaba bien que yo le firmaba por los 1,200.00
y que si ella necesitaba los 100 pesos se los regalaría. Acto seguido ella me
abofeteó y me lanzó los 1,200 pesos. A lo que yo le respondí diciendo que en
ningún momento le falté el respeto y que exigía que se me tratara con respeto y
dignidad y se me pagara de buena manera.
Su esposo se encontraba en las afueras del área de recepción y
le solicité que fuera tan amable de pagarme de buena manera y que no era
aventándome el dinero como me tenían que pagar. Su esposa alegó mintiendo
que yo ya teniendo el dinero en mis manos lo arrojé, cuando no fue así. El
señor huyendo de la situación se fue a su oficina que comparte con la
contadora. Hay cámaras que pueden confirmar lo que pasó.
Me quedé parada a las afueras de recepción esperando que la
contadora apareciera para solicitarle el pago. Pero no apareció. Giré y vi cómo
la señora Flor recogió el pago, lo enrolló y se dirigió a mi ingresando el pago
a mi bolsillo y diciéndome que ahí estaba el pago que tanto exigía. El único
error que tuve, del cual estoy consciente y que ella puede alegar, fue
defenderme en ese momento con un empujón que no fue agresivo, ella intentó
agredirme por segunda ocasión pero metí las manos para defenderme y empecé a
gritar el nombre de uno de mis compañeros solicitando ayuda. Fue donde me dejó
y me salí.
Aunado a lo anterior sólo me queda mencionar que le dije que la
demandaría y ella muy segura de su poder económico y se su apellido me
respondió que lo hiciera. Sé de qué artimañas se valen este tipo de personas, y
sé que es mi palabra contra la suya, pues no cuento con pruebas ya que fue muy
inteligente de golpearme cuando nos vio solas y las cámaras y videos son
propiedad de ella. Sólo me cabe mencionar, por si se quisiera utilizar eso en
mi contra, que se me acusó también de tener convenio con La Lupe, restaurante que está en la Real de Guadalupe, y que
llegaron a dejar unos folletos al hotel. Al momento que un huésped solicitaba
información de donde comer comida típica se les proporcionaba tres opciones: Barrios de Jovel, El Fogón de Jovel y La Lupe.
Para este último restaurant, al entregarle una postal, el cliente obtenía una
sopa de pan en cortesía y la misma postal a mí me daba el derecho de una
pequeña comisión. Pero en ningún momento se le obligaba al huésped a ir y comer
en ese establecimiento. Los mismos dueños de La Lupe lo pueden aclarar.
Sí,
las imágenes que acompañan esta nota corresponden al hotel “La Casa de Mamá”, de San Cristóbal de las Casas, son parte del
material gráfico que publican en su sitio web para publicitarse. Muestran el
estilo, la limpieza, el buen gusto, el atractivo para el turismo que visita la “Ciudad Real”, la ciudad colonial,
otrora capital del estado de Chiapas, donde al transitar las calles, los
originarios tenían que bajar de la banqueta para ceder el paso a los arrogantes
y déspotas coletos, criollos y mestizos propietarios de comercios y hoteles,
enseñoreados, cual divina casta dominante. Ínfulas que fueron a la baja desde
hace 33 años, cuando el ¡Ya basta! zapatista los bajó del
pedestal y a muchos enseñó a respetar la dignidad de los indígenas, de los
pobres, de los trabajadores. Pero, como en todo, hay quienes no han entendido,
ni entenderán que ya no pueden, no deben seguir esa tradición añeja, racista,
discriminadora.
Publicar estas imágenes aquí no tiene
el propósito de hacer publicidad a ese hotel, casa de una mamá que la dueña de
este lugar parece no tener, que sigue comportándose como si en este país la
historia pasara así nomás, sin enseñarnos nada. Publicar aquí el atractivo de
ese hotel es para hacer evidente el contraste entre la apariencia y la
realidad.
Afortunadamente hay trabajadoras que
saben lo que es la dignidad y, aunque lo necesiten, prefieren perder un trabajo
que perder la vergüenza. El hambre, la necesidad de sostener una familia no
justifican soportar tratos degradantes.
Desde aquí manifestamos nuestro respeto,
solidaridad y admiración con Yesenia del Carmen.
La Voz del Anáhuac.
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