Entrevista con una
representante de la Juventud Palestina: “La
unión y la lucha es la única solución para el pueblo palestino”
Carlos Aznárez y María Tolleras
18 mayo, 2017
Desinformémonos, periodismo de abajo
21 mayo, 2017
Se llama Areej Alkhawaga y lleva en su mochila el orgullo de ser
palestina. Actualmente está a punto de recibirse de médica en Cuba, adonde
llegó gracias a una beca del proyecto de la Escuela Latinoamericana de Medicina
(ELAM), creada al calor de la concepción internacionalista y revolucionaria del
Comandante Fidel Castro. Areej es una militante activa de la juventud palestina y como
todos sus hermanos y hermanas de lucha no duda en que apenas se gradúe
regresará al territorio ocupado desde hace 69 años por la prepotencia israelí.
Con ella, pudimos dialogar y emocionarnos en La Habana.
-¿Cómo fueron los años que has estado en
Ramala, cómo viven las y los jóvenes en Palestina la ocupación? ¿Qué es lo que
sienten en el día a día?
-Comencé a vivir en Palestina en 1998, nací en Jordania porque
mi familia eran refugiados ahí, y en 1998, después del acuerdo de Oslo, mi
familia volvió a Ramala. Me siento muy afortunada de haber vuelto a la tierra,
aunque mi abuelo dice que todavía no hemos vuelto porque él es de un pueblo
ocupado desde 1948. Él sostiene que nos falta liberar la tierra para decir que
de verdad estamos en la Palestina histórica.
Desde que llegué comencé la escuela y a los
dos años se inició la Intifada, que es la lucha de todos y todas las
palestinas, incluyendo a los niños. Me acuerdo que nos tocaba viajar hacia la
escuela y para llegar teníamos que pasar por lo menos tres puntos de control (checkpoints) todos los días. Había que
sacar permiso, hacer trámites, organizarnos con el ejército israelí para
decirles que éramos niños, estudiantes, para que nos dejaran pasar. A
diferencia de los adultos nos tenían consideración por ser menores de edad,
pero no siempre nos dejaban pasar. Nos tocaba parar en un punto, cambiar de
vehículo, y a veces dejaban pasar a uno y otro no, y tocaba conseguir otro
auto. Una de las veces, que nunca se me olvida, había un conflicto y mi
hermanita que tenía cuatro años y estaba en el preescolar. Nosotros corrimos y
él se nos quedó con otro compañerito por detrás de los bloques grandes que
había porque eran muy chiquitos y no se veían. A mi hermana mayor y yo nos tocó
volver y recogerlos pero por suerte no pasó nada en ese momento.
-¿Cuándo iba hacia la escuela te topabas en
el camino con los colonos israelíes?
-Vivo de hecho en un pueblo que está rodeado actualmente por el
muro y al mismo tiempo, por puras colonias. Alrededor del pueblo abundan las
colonias israelíes. Todas las tierras de agricultura del pueblo están rodeadas
por colonias diferentes que llevan nombres parecidos al nombre del pueblo.
Incluso cuando escogen el nombre de la colonia lo hacen tan inteligentemente
poniendo el nombre de los lugares originales de la Palestina histórica, de los
pueblos originales palestinos, pensando ya en el futuro, para decir que ya es
antiguo.
Con los colonos tengo cero relación. De hecho, existen
movimientos de paz en Israel, de nacionales israelíes, he
conversado una vez con uno de ellos que llegó a una demostración contra el muro
para apoyarnos en mi pueblo. Le dije que la única manera en que me podía ayudar
es saliendo de mi tierra, porque si de verdad consideras que tengo el derecho
¿qué haces aquí? Sé que esa persona tenía otra nacionalidad porque no hay ningún
israelita que no tenga otra nacionalidad de origen, que es desde donde vienen.
–¿Cuáles son las vivencias con respecto al muro? Han
quedado divididos en dos, de un lado hay amigos y del otro puede haber
familiares y amigos. ¿Cómo se soporta esa separación de tu propia gente?
-Es horrible, porque tampoco se puede decir que estamos
separados en dos. Estamos viviendo en cantones, ni siquiera en dos lados. El
muro no tiene una forma recta, viene zigzagueando alrededor de cualquier fuente
de agua o tierra fértil o algún punto histórico, inteligentemente se va
rodeando todo para que se vayan ocupando más tierras.
Es muy difícil trasladarse de una provincia a
otra. Para llegar dentro del mismo pueblo a las tierras en época de la cosecha
de los olivos no se puede pasar sin permiso de los israelíes y muchas veces no
los dan. Por supuesto, hay partes en las que te lo conceden pero que un límite
hasta donde puedes llegar.
–¿Qué pasa si tienes un novio o una amiga en el lado
opuesto al que estas en Palestina? Hay una película que habla sobre eso.
-La película se llama “Omar”
y es una de las mejores sobre ese tema del muro, muestra una dolorosa realidad.
Personalmente no he tenido una relación así, por la que me haya tocado saltar
por encima del muro, pero aunque el muro tenga ochenta metros lo saltaría.
-¿La gente que intenta saltar el muro corre
peligro?
-Por supuesto. Porque no solamente está el muro, también todo el
tiempo hay guardias del ejército israelí supuestamente para cuidarlo, para no
dejar pasar a nadie, no solamente en las entradas oficiales, y para evitar que
la gente lo salte. De una manera u otra los jóvenes van a querer pasar para
llegar a la parte de Jerusalén para poder entrar a trabajar, otros viejos
quieren pasar para llegar a hacer sus oraciones, practicar su religión, sean
musulmanes o cristianos. Pero no pasa porque conozcas a alguien de la otra
parte, pertenezco a ese lugar y tengo el derecho a conocer y de pisar esa
tierra simplemente.
-¿Qué sabes de la situación en Gaza?
-La última vez que estuve allí fue en 2005, fue una visita muy
corta. Mi mamá originalmente es de Gaza y su familia es de allá y desde el 2005
no he podido ver a ningún familiar.
–¿Cómo pudiste entrar en ese momento?
-Fue en un festival religioso de los musulmanes y a veces en
esas épocas Israel facilita algunos permisos. Como mi mamá tiene su familia
allí, después de intentar mil veces, esa vez si le dieron permiso y como yo era
menor de edad tenía el derecho de pasar con ella. Después mi mamá fue otra vez
y yo no porque era mayor.
Para mí, Gaza siempre ha sido la ciudad de la
resistencia, no por lo que ha pasado en los últimos años, sino por un
reconocimiento histórico del pueblo de Gaza. De hecho los egipcios antiguos
siempre han hablado de la fortaleza de los hombres de Gaza y
cuando estás allí, eso sí lo sientes. Lo veo en mi abuelo y mis tíos, que son
las personas gazatíes con los que más he tenido contacto y conozco, esos
hombres fuertes y resistentes que nunca dejan de luchar y perseguir el objetivo
que quieren.
-¿Qué rol cumplen las mujeres palestinas en
toda esta lucha?
-Cuando se habla de la resistencia palestina, estamos diciendo
que el 60% de la población son mujeres y sin ellas está lucha nunca hubiese
avanzado. La mujer es la madre, la hermana, la esposa y la hija, es la
educadora de la población, no solamente en la casa. En los centros educativos
la mayoría también son mujeres. Si la madre o la esposa no te dice “ve y lucha por nosotros” o “no
te preocupes por nosotros, ve”, no
vas a dejar tu casa.
La mujer no ha tenido un rol menor que el
hombre porque incluso ya está en la lucha armada, hemos tenido mujeres bien
reconocidas por la historia mundial, no solamente palestina.
-¿Cómo ven los jóvenes palestinos a los
políticos palestinos, a los que de alguna manera tienen cargos o están en la
Autoridad Nacional Palestina (ANP) o en la Organización para la Liberación de
Palestina (OLP)?
-Los jóvenes vemos a los políticos de una forma como guía para
nosotros, como ejemplos, en algunos momentos. Por otra parte, vemos también que
desafortunadamente la juventud palestina no tiene una participación suficiente.
Por eso a veces estamos excluidos de esas estructuras. Pero no se puede negar que
para cualquier lucha necesitamos un líder, una guía o una ideología y a quien
seguimos siempre son a los mayores, con mucho respeto y también con el derecho
de renovar las formas de accionar.
–Estos últimos dos años, sobre todo el 2016, se
dieron una cantidad de atentados, lo que se llamó “la rebelión de los
cuchillos” y todo lo que significó eso, incluso con todas las mentiras que
Israel metió. ¿Atribuyes esos ataques a una situación de desesperación, de no
ver futuro?
-No se trata de no ver futuro sino al revés, para buscar el
futuro. Porque llegamos a un momento en que son puras discusiones y
negociaciones y no siempre hay una acción en el territorio o los resultados de
estas negociaciones no siempre llegan a lo que queremos y muchas veces
perdemos, ni siquiera logramos adelantar un paso.
Internacionalmente estamos ganando el apoyo de
otros países y gobiernos pero internamente no tenemos cambios dentro del
territorio. La lucha del pueblo palestino hoy en día no es solamente el
conflicto palestino-israelí contra el sionismo, al mismo tiempo somos un pueblo
igual que cualquier otro del mundo con una juventud que lucha por una educación
gratis, que no la tenemos. El mismo ministro de Educación dijo que no es porque
no podemos sino que estamos obligados por acuerdos firmados con Israel, como el
acuerdo de Paris, de pagar mucho dinero al gobierno israelí que evita darles a
nuestros hijos educación gratis.
Somos un pueblo en el cual todo el mundo
quiere ser médico, ingeniero, no todos encuentran trabajo, hay crisis económica
dentro del país, hay conflictos sociales, de una manera u otra relacionados con
la ocupación, no trabajas porque el gobierno no te puede pagar porque Israel no
deja pasar dinero y lo controla por el Banco Central.
–Frente a esa actitud extraña de tener que pagar a
Israel para que te deje tener educación o cosas más graves como compartir temas
de seguridad con Israel por parte de la ANP ¿se plantean algún tipo resistencia
a ese tipo de políticas?
-Claro que hacemos resistencia. Personalmente estoy en contra de
cualquier acuerdo, aunque sea con beneficios para el pueblo palestino, porque
de una manera u otra es un reconocimiento que le estamos dando a Israel. Pero
hay otras personas que ven que si no existen estas relaciones entre la Autoridad
Nacional Palestina y el gobierno actual de Israel no van a dejar que la gente,
aunque sea en algunas ocasiones, pueda pasar a hacer sus oraciones, para
poder trabajar en un lugar que hay más oportunidades, se paga mejor y no
necesitas tantos requisitos para hacerlo, o para poder visitar a otros
familiares y amigos. Entonces, hay gente que ve un beneficio de esto pero al
mismo tiempo estamos reconociendo a nuestro ocupante.
–¿Tienen los jóvenes en Palestina lugares de
esparcimiento, pueden hacer una vida “normal” como tú haces en Cuba, en el
sentido de salir y estar con amigos?
-Si, allá el mundo árabe no entiende como el pueblo palestino
con todo lo que pasa sigue viviendo su vida que para nosotros es “normal”. Tenemos los cafés, hay bares,
lugares de fiesta, sitios donde se puede practicar el deporte, hay muchos
centros culturales para vivir la vida de jóvenes, pero siempre existe el
riesgo. Estamos bajo ocupación, nos controlan permanentemente, nos acosan, pero
los desafiamos reivindicando la vida.
-¿Cuéntanos algo sobre las músicas que
expresan todo eso en Palestina, el conflicto, las broncas, como el rap por
ejemplo?
-Hay rap árabe-palestino que habla de todo los problemas
sociopolíticos de Palestina, un grupo que canta muy lindo que son del
territorio ocupado, hay también un chico que es de Haifa. Los mismos grupos
culturales que hacen presentaciones culturales de bailes y música palestina
típica también presentan la cultura de una forma moderna. Por ejemplo, el grupo
El-Funoun, que es de artes populares palestina, ha presentado la vida cotidiana
palestina de una forma moderna y típica al mismo tiempo en una mezcla súper
bonita, es uno de los más famosos. Hay otro grupo, que también presentó la
causa de una forma muy moderna con música típica y los contenidos y las
palabras de los cantos combinan nuestros orígenes con lo que vivimos hoy en
día.
–¿Tienes en la familia o entre tus amigos alguien que
esté en prisión en Palestina?
-En este momento tengo dos familiares presos, mi tío y mi primo.
Mi tío ha sido encarcelado varias veces durante varios años, esta última vez
fue en octubre pasado, y en la misma situación los arrestaron a los dos. Mi
abuelo anteriormente también fue arrestado.
-¿Es difícil estar en Palestina y no tener
familiares presos?
-Es imposible que una familia no tenga por lo menos un familiar
preso o alguien que haya pasado por las cárceles.
–¿Por qué crees que se llega a una huelga de hambre
en la cual los presos y presas, además de estar en las cárceles, tienen que
poner el cuerpo?
-Porque esa huelga para ellos no es más difícil que todo lo que
están pasando, de no dejarlos ver a sus familiares, de no tener derecho a una
atención médica mínima, de no ser tratados como humanos, de no poder seguir sus
estudios universitarios. Hay una gran cantidad de estudiantes universitarios
que están presos que interrumpen sus estudios, a veces las universidades los
tienen en cuenta porque entienden la situación del país, pero muchas veces la
interrupción de la educación no es la mejor manera de formar profesionales para
una comunidad.
Pero si los presos, por lo menos, tuvieran el
derecho de ver a su familia una vez al mes, si se cubrieran las necesidades
básicas como la ropa o ellos mismos puedan cocinar su comida, porque la que les
dan en las cárceles no es de buena calidad y no les brinda la nutrición que
necesitan. Algunos presos no tienen condena y les aplican la detención
administrativa por seis meses, y se la van renovando. Una compañera de la
secundaria tenía a su papá preso desde que ella era niña y estaba en la
primaria, y a él le aplicaron la detención administrativa y así estuvo años.
-¿Hay
niños y niñas también presos…?
-Si, por supuesto, hay muchos. El niño que tira piedras es un
peligro para Israel y se lo mete preso. Lo mismo ocurre con el niño que grita
en una manifestación o el que sale a la calle para defender a su padre o a su
madre. Hace poco salió un video que llenó todas las redes sociales de un niño
que estaba intentando proteger a su papá de que se lo llevaran encarcelado
y lo detuvieron al niño también.
–¿Vivís con esperanza el futuro?
-Por supuesto, y el presente también. Si no tuviéramos esperanza
en nuestra lucha, ya hubiéramos parado hace años.
–¿Qué panorama ves en el futuro de Palestina, qué
querrías que pase?
-Hay una realidad amarga, difícil, pero no imposible de llegar a
la meta, por lo que hay que luchar más que antes. Lo que más deseo es un
territorio simplemente en paz. Pero paz justa, en la que mi abuelo me diga que
ya se siente que bien, señalando: “nieta
ya volvimos”, porque mi abuelo es de un pueblo que desde el balcón de mi
casa se puede ver su tierra pero no se puede llegar y ahí es donde tenemos que
llegar, a donde nunca hemos podido.
–¿Cuándo escuchas en los medios o a los políticos
israelíes y palestinos hablar de dos pueblos o dos estados como solución, lo
ves como una solución?
-Dos estados no, porque es renunciar a una parte de la tierra
palestina. Yo no renuncio a un pedazo de mi tierra que me pertenece ni voy a
permitir que otro compatriota palestino haga lo mismo. No creo que la solución
sea de dos estados para nada.
En cuento al pueblo, el conflicto es con el sistema sionista, no
es con un pueblo israelí o un pueblo judío. Si vamos a hablar de un derecho
religioso sería Palestina para todo el mundo, porque es derecho de todo
musulmán, cristiano y judío del mundo. Políticamente no creo que exista una
forma en que se pueda dar dos países en una sola tierra.
–Hace un tiempo hubo manifestaciones de jóvenes
palestinos que le pedían a las organizaciones de la resistencia que dejen sus
diferencias de lado y se unan ¿estás de acuerdo con eso?
-Por supuesto. Nuestra primera falla en el momento que no nos
dejan adelantarnos un paso, es la división interna que tenemos. El primer paso
es unirnos, organizarnos internamente, ser todos una sola voz, una sola mano.
Por ejemplo, aquí en Cuba somos estudiantes palestinos y a veces llegamos de
una sola ciudad y tenemos diferentes ideologías, pensamientos o pertenencias políticas,
pero intentamos de una manera u otra trabajar juntos. Aquí me di cuenta más que
en cualquier otro lado de que la unión y la lucha es la solución y estamos
intentando practicarlo como jóvenes entre nosotros y a
lo mejor podemos enseñarles a los mayores o a los viejitos de que esa es la
solución, porque nosotros les enseñamos a ellos no solo ellos a nosotros.
–¿Cuándo te recibas de médica en Cuba vas a volver a
Palestina a trabajar con tu gente?
-Si, por supuesto, por eso estoy aquí, si no, no hubiera durado
un minuto.
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