Rebelión, 29-04-2013
Prueba de que la reforma
laboral aprobada casi a finales del año pasado por los diputados y senadores
–representantes políticos de los intereses empresariales– no es a favor de los
trabajadores sino a favor del capital en general, es lo que acontece en la
planta automotriz de Honda ubicada en el corredor industrial de Guadalajara–El
Salto, Jalisco.
La
contrarreforma laboral no tiene nada que ver con una mejor legislación de las
condiciones de seguridad en el trabajo, por el contrario, expone más a los
trabajadores a riesgos laborales que en muchas ocasiones son fatales, como es
el caso de Honda, pues el pasado 25 de marzo falleció Armando Arana Torres
víctima de la negligencia de los directivos patronales. Esta empresa de capital
japonés es la primera responsable de tal homicidio laboral, y los segundos
responsables son los líderes charros del sindicato de protección patronal, el
Sindicato de Empleados y Trabajadores en la Estructura, Armadura Motriz e
Industrial (SETEAMI), de la CTM, que detenta el Contrato Colectivo de Trabajo
(CCT). La propia empresa admite que en el percance fatal influyó la ausencia de
avisos preventivos, y que en lo que va del año se han registrado al menos ocho
accidentes menores. Tan sólo en el área de ensamble se han reportado 180 puntos
de riesgo, pero la empresa no toma medidas de seguridad al respecto. El
sindicato patronal, por supuesto, no se preocupa por ninguna seguridad laboral
pues se dedica solamente a cobrar las cuotas sindicales y a recibir la mochada
patronal.
Tres
días después de que Aristóteles Sandoval Díaz, gobernador del estado, visitara
las instalaciones de la planta de ensamblaje automotriz, Arana Torres, de 38
años, murió prensado por el conductor de un tráiler que realizaba maniobras
para enganchar un contenedor. Este trabajador tenía 17 años y siete meses
laborando en la empresa nipona. Es tal el cinismo de los charros sindicales que
“al funeral de Armando acudió Alberto Regalado, delegado del SETEAMI, quien
reprochó al representante sindical de los trabajadores de Honda, José Luis
Solorio Alcalá, su falta de liderazgo para exigir medidas de seguridad al
interior de la planta” (Proceso Jalisco, 13 de abril, reportaje de Jorge Covarrubias).
José Luis Solorio, secretario general del Sindicato de Trabajadores Unidos de
Honda México (STUHM), el gremio independiente, a su vez, acusó a Regalado de
haber traicionado el movimiento obrero, toda vez que abandonó la organización
democrática para pasarse al SETEAMI.
La
nueva reforma laboral faculta a la empresa para mover de área a su gusto a los
trabajadores, convirtiéndolos en multifuncionales. Es clarísimo que la reforma
laboral patronal aprobada por la partidocracia sistémica (PRI, PAN y PRD) y su
Pacto por México, no tiene nada que ver con la intención de promover un proceso
democratizador sindical, por el contrario, se trata de blindar el sistema
corporativo clientelar autoritario para proteger al capital, en este caso, al
capital automotriz. En esta empresa dos sindicatos se disputan el
reconocimiento legal para representar los intereses de los trabajadores: el
SETAMI por un lado, y por otro el STUHM. El primero defiende a la patronal y el
segundo es el sindicato democrático e independiente. En dos meses habrá un
recuento para ver cuál detentará el CCT, a la fecha en manos de los charros.
Aristóteles Sandoval Díaz cuando visitó la planta automotriz con motivo del 25
aniversario de su instalación anunció que habría apoyos fiscales en el uso de
la tierra industrial y se comprometió a impulsar reformas para que haya
justicia laboral. Pero Solorio Alcalá afirma que la asistencia del gobernador a
Honda no es casual, pues fue a dar un espaldarazo a los empresarios porque
saben que el STUHM ha ganado simpatía entre los trabajadores e intentan
desaparecerlo a toda costa.
La
resistencia obrera en Honda se desató más después de la muerte de Arana Torres,
pues la empresa quería dar migajas de utilidades cuando el año pasado otorgó
entre 67 mil pesos y 82 mil pesos al trabajador. La mayoría de los 2800
trabajadores de los tres turnos se fueron al paro laboral el 16 de abril en las
líneas de producción de autos, motos y refacciones. A pesar de un considerable
aumento de la productividad en 2012 –la producción y las ventas fueron mayores
en 2012 que en 2011. En efecto, en 2011 se produjeron 45 mil 390 camionetas
CR-V, frente a 65 mil 256 en 2012– y de sobreganancias, ofrecía utilidades
ridículas. En una primera negociación, la patronal ofreció una participación en
los beneficios de 300 pesos mexicanos por trabajador y un bono de 8 mil 500
pesos. Finalmente se vio obligada a dar un bono de 17 mil pesos. En dos días de
paro laboral se dejaron de fabricar alrededor de 1,700 camionetas del modelo
CR-V. Los obreros superexplotados de Honda respecto al resto de los
trabajadores de las armadoras automotrices en el país son de los peores
pagados, y mucho de ello se debe al contrato de protección laboral a manos de
los charros de la CTM y a la complicidad de las “autoridades” laborales.
Durante la huelga de brazos caídos el delegado federal de la Secretaría del
Trabajo y Previsión Social (STPS), Jaime Zúñiga Hernández, estuvo totalmente
del lado empresarial.
Este
paro laboral es un despertar obrero en México, acompañado por la resistencia
magisterial democrática. Los trabajadores de Honda recibieron el apoyo de la
Cooperativa de Trabajadores Democráticos de Occidente (TRADOC) y del Movimiento
de Trabajadores Democráticos e Independientes (MTDI). La lucha por un sindicalismo
autónomo y democrático está a la orden del día y los obreros de Honda lo saben
muy bien, a pesar de la adversidad de abogadillos charlatanes dizque
sindicalistas, charros y patrones.
Rebelión ha publicado
este artículo con el permiso del autor mediante una licencia
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