Fuente: Rel-UITA, 28-06-2013
El pasado 6 de mayo el Movimiento Mundial
por los Bosques Tropicales (WRM) en coordinación con SAVIA, organización que
representa en Guatemala a la Red contra los Monocultivos de Árboles en América
Latina, y con la colaboración de la Red Manglar Internacional visitó ese país,
en el marco de la realización de una serie de actividades sobre los impactos de
los monocultivos de palma africana sobre las comunidades locales.
“Además de un levantamiento de testimonios
y datos sobre el tema, se destacó la presentación del documental Bajo Aguán:
Grito por la Tierra, producido por Rel-UITA y Alba Sud”, dijo
a La Rel, Lizzie Díaz, de la Secretaría Internacional del WRM
- Vea el
documental Bajo Aguán: Grito por la Tierra y las versiones
subtituladas en inglés, francés, italiano, portugués y ahora alemán
“La lucha campesina por la tierra y contra
el acaparamiento de la misma en manos de grandes corporaciones -continuó
Lizzie- se da en muchos países de
Centroamérica y Guatemala no es la excepción, partiendo de esa premisa es que
organizamos este cine foro para la presentación del documental, contando con la
experiencia de la visita a Honduras, que se hizo en conjunto con la Rel-UITA y
FIAN Internacional, en febrero del año 2012”.
En
relación a los motivos que llevaron al WRM a Guatemala, la activista señaló que
los objetivos principales de la presentación del documental fueron por una
parte, difundir la situación de desplazamiento que viven los campesinos
hondureños en relación al monocultivo de palma africana, que se profundizó
luego del golpe de Estado de 2009, y por otra parte, llevar esta lucha a otros
países.
“Es fundamental la difusión de este
material para que las comunidades sepan que no están solas, que las situaciones
que viven, vinculadas al monocultivo, se dan en otros lugares y son el producto
del modelo de producción y consumo imperantes; que implica el monocultivo a
gran escala y que generalmente tienen detrás, grandes y poderosas corporaciones
financieras, locales o transnacionales”, manifestó.
“La receptividad fue muy buena
–agregó Lizzie– y creo que se abrió una
puerta para la reflexión y el debate sobre el monocultivo de palma y sus
impactos en las comunidades locales y en el ecosistema”.
Enrique
Bonilla, presidente del COGMANGLAR, organización por la defensa y protección de
los manglares de Guatemala, fue uno de los participantes de este cine foro.
“El testimonio de Enrique fue muy valioso
porque estas comunidades están sufriendo en carne propia los impactos del
cultivo de palma africana y de caña de azúcar, que ya han dejado como saldo el
desvío de los ríos Coyolate y Bolas en la costa manglar, además de sufrir las
consecuencias del uso indiscriminado de agrotóxicos en esas plantaciones”,
explicó Lizzie.
Existen
cuatro empresas palmeras que concentran la producción: La Reforestadora de
Palma S.A. (REPSA), Tikindustrias S.A., La Empresa Nacional Agroindustrial S.A.
(NAISA) y la Empresa Palmas del Ixcán, todas ubicadas en las comunidades del
municipio de Sayaxché, Petén.
“Estas empresas son causantes de una muerte
lenta para las comunidades y los bosques manglares”,
relató Lizzie.
Además
de la visita a la costa, el WRM se entrevistó con Lorenzo Pérez, coordinador de
Consejo Nacional de Desplazados de Guatemala (CONDEG), cuya organización es la
responsable de dar seguimiento y asesoramiento a comunidades campesinas afectadas
por la palma africana.
“Según nos informó Pérez, el discurso de
estas empresas que hablábamos anteriormente, es siempre el mismo, llegan con
grandes promesas de progreso, de empleo, de desarrollo, mostrándose como única
alternativa en comunidades que no tienen otra alternativa”,
explica Lizzie.
Lo que
ocurre actualmente en Guatemala es el triste fenómeno de campesinos que se
vuelven obreros pobres. “Estas empresas
que desembarcan como la gran solución a la falta de trabajo, terminan siendo
las grandes explotadoras imponiendo metas de producción imposibles de cumplir,
para después poder pagar a los trabajadores, salarios de hambre.
Otro
fenómeno frecuente es el número alto de mujeres indígenas trabajando en las
plantaciones de palma africana, a ellas también les exigen cumplir con
determinadas metas para poder alcanzar el salario mínimo, que si no son
alcanzables para los hombres, menos son para las mujeres, es decir que las
mujeres están condenadas a ganar siempre el salario mínimo.
“El video Bajo Aguán: Grito por la Tierra,
es primordial para llevar adelante la difusión de este flagelo en el que se ha
convertido el monocultivo a gran escala. Mostrar la realidad de la comunidad
del Bajo Aguán en otros países, no solo nos ayuda a divulgar las atrocidades
que viven a diario estas personas sino que también colabora en crear un espacio
de reflexión sobre las diferentes realidades que se viven en torno de un mismo
tema: la lucha por la tierra”, acotó Lizzie.
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