Fotografía: Nora Hinojo |
27 junio 2013
Por
Nora Hinojo
El miércoles 26
de junio no fue un día más para el profesor tzotzil Alberto Patishtán -preso
político y de conciencia desde hace 13 años–, ni para los ciudadanos y las
organizaciones de la sociedad civil que desde la prisión de nuestra aparente
libertad, nos reunimos frente a las instalaciones del Consejo de la Judicatura
Federal del D.F para hacer escuchar esas voces de amate que han sido ignoradas
por el sistema de justicia y los gobiernos en un momento crucial para la
resolución de la situación legal y jurídica del profe Alberto.
Desde las 11 de la mañana, las personas
llegaron al lugar para manifestar su apoyo y solidaridad con la causa. Al grito
de ¡Patishtán,
libertad! se alzaron pancartas alrededor del edificio y poco a poco se
fueron cubriendo las rejas del lugar con consignas que se unieron bajo una sola
voz: ¡Justicia
ya, para el profesor Alberto Patishtán! Así, entre aplausos y voces de
apoyo, se leyeron algunos comunicados donde les hicimos sentir a Gabriela y
Héctor, los hijos del Profe, que no estaban solos y que su lucha, también era
nuestra.
Fotografía: Nora Hinojo |
Durante más de 2
horas, Héctor, en compañía con miembros de algunas organizaciones, se reunieron
con el magistrado Fernando Angulo Jacobo, quien les informó sobre el proceso
que se realizaría después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación
(SCJN) emitiera un fallo para no tomar la resolución del caso y trasladarlo al
Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito ubicado en Chiapas, instancia
en donde se esperaría la revisión de algunos documentos y el posterior
dictamen: prisión o libertad. Dos palabras en apariencia sencillas, pero que
quedan inscritas en un proceso viciado del ejercicio de justicia en México.
Después de la reunión con el magistrado, se informó
que el Tribunal ya había solicitado documentos sobre el caso y ahora esperaba a
que los magistrados regresaran de su periodo vacacional para establecer una
resolución; como si la libertad y la justicia fueran un lujo político en eterna
espera y las torturas y las violaciones a los derechos humanos una práctica
política sin descanso.
Alberto Patishtán, quien durante la concentración
afuera de la Comisión se comunicó vía telefónica para agradecernos su apoyo y
recordarnos que debemos mantenernos siempre firmes en libertad ante las
violaciones al debido proceso y a la presunción de inocencia, es consciente de
que los recursos para alcanzar su libertad se agotan. En un país donde lo
importante es demostrar la culpabilidad antes de privilegiar el principio de
inocencia, la justicia se convierte en un privilegio y no en un derecho.
Los recursos se acaban, pero La Voz del Amate sigue
viva y ante una injusticia nunca se apaga.
Fotografía: Xilonen Pérez |
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