México, un país en manos del crimen organizado (autoridades de los tres niveles, parte de los cárteles)
por Gustavo Aguado
Miércoles, 31 de Julio de 2013
Asesinatos,
violaciones, extorsiones... Éste es el panorama cotidiano en muchos lugares de
México mientras las instituciones miran hacia otro lado. Muchos cargos públicos
forman parte de los cárteles.
José Manuel Mireles Valverde,
consejero general del Consejo Ciudadano de Autodefensa de Tepalcatepec,
Michoacán, reveló en una entrevista que se difunde en YouTube los motivos que
orillaron a la ciudadanía a armarse para defenderse de los embates del crimen
organizado ante la omisión de las autoridades de los tres niveles de gobierno.
De frente a la cámara del
portal de noticias SubVersiones, a
quien concedió la entrevista hace un mes, el médico cirujano afirma que el
problema de la violencia generada por narcotráfico en el estado data de 12 años
atrás.
La lucha entre
narcotraficantes, dice, siempre ha existido pero el problema empezó cuando
llegaron Los Zetas para apropiarse de
la plaza a sangre y fuego.
Luego, prosigue, llegó La Familia Michoacana. Estos ofrecieron
protección a la población ante la violencia desatada por Los Zetas. Tiempo después la Familia
Michoacana se escindió y surgen Los
Caballeros Templarios, quienes convocaron a asambleas.
El grupo se reunió con
personas productivas de la comunidad: ganaderos, empresarios, industriales y
taxistas, a quienes garantizaron su seguridad.
Les prometieron que nadie los
iba a molestar, secuestrar o extorsionar. Incrédulos, recuerda, les preguntaron
de qué iban a vivir entonces.
“Uno
de ellos le dijo a la comunidad que su negocio iba a ser única y exclusivamente
con los narcotraficantes de la región” a lo que la población contestó que mientras no se metieran con ellos
estaba bien.
Sin embargo, relata, la
situación empeoró ya que incrementaron las ejecuciones y muchos criminales
migraron al extranjero, por lo que al no haber narcotraficantes a quienes
explotar, comenzaron a cobrar cuotas, derecho de piso e, incluso, permiso para
vivir.
Los ganaderos tenían que pagar
mil pesos por cada vaca que vendían, los carniceros 15 pesos por cada kilo de
carne que vendían y los tortilleros cuatro pesos por cada kilo.
“Esos
señores de aquí, de Tepalcatepec, se llevaban 30 millones de pesos al mes nada
más de esos tres negocios, sin contar lo que pedían a las familias. Había
familias que tenían que pagar entre 10 mil y 20 mil pesos mensuales.
“Ya
nos tenían medidos los metros de frente de las viviendas porque les iban a
cobrar por metro de vivienda, ya nos habían asignado una cuota de 500 pesos
mensuales por automóvil, los niños desde el kínder hasta la preparatoria tenían
que pagar 20 pesos cada lunes. O sea ya teníamos que pagar por poder vivir”, recuerda.
Sin embargo, Mireles Valverde
afirma que el problema no era pagar el tributo a los Caballeros Templarios, sino cuando el grupo empezó a meterse con la
familia.
“Llegaban
a tocar a la puerta de las casas y decían: ‘me gusta mucho tu mujer, ahorita te
la traigo, pero mientras me bañas a tu niña porque esa sí se va a quedar
conmigo varios días’ y no te la regresaban hasta que estaba embarazada”.
En diciembre de 2012, asegura,
en la secundaria en la que preside la Sociedad de Padres de Familia, fueron
abusadas 14 niñas, de 11 y 12 años de edad, seis de éstas del turno vespertino.
Ese, sostiene el médico
cirujano, fue el problema detonante de la situación en Tepalcatepec que
afectaba a todos por igual, lo mismo a la gente pobre de los ranchos que a los
ganaderos más ricos de Tepejil.
La situación empeoró en los tres
últimos años y las autoridades siempre fueron omisas.
“Ninguna
autoridad pudo cumplir con su función porque todas las autoridades tanto
municipales, estatales y federales eran parte de estos cárteles o estaban en la
nómina de estos cárteles”,
sostiene.
Denunciar tampoco era opción:
“A
las personas que tuvieron el valor de hacerlo, al otro día amanecían muertos
con todo y familia y la demanda que habían presentado, aparecía en el piso,
frente a su puerta, hecha pedazos”,
afirma.
Para los habitantes del pueblo
esa situación no tenía otra razón más que todas las fuerzas municipales,
estatales y federales pertenecen al crimen organizado y no sólo en
Tepalcatepec, sino en todo Michoacán.
“Decidimos
que estaba mal la situación, que teníamos en contra al mismo sistema de
gobierno, el mismo sistema de gobierno que nos debía defender”, critica.
Fue así que empezaron a
organizarse, “de manera sigilosa” porque
nadie se dio cuenta hasta que estalló el levantamiento, el pasado 24 de
febrero, seis meses después de que decenas de hombres de Tepalcatepec, estaban
armados y listos para defender a sus familias.
“El
24 de febrero a las 9:00 de la mañana había 80 ganaderos aquí pero ya con las
camisetas de policías comunitarios. Ya tenían aquí a toda la gente que venían
por las cuotas de todas las vacas que se vendían”, recuerda.
El profesor comenta también
que hubo acuerdos previos simultáneos al 24 de febrero. Se iban a levantar
Tepalcatepec, Buena Vista, Apatzingán y Coalcomán, pero en este último poblado
los descubrieron, los amenazaron y nadie se movió.
En Apatzingán los descubrieron
y los propios delincuentes se disfrazaron de comunitarios para poder entrar.
Incluso, dice Mireles
Valverde, todavía hay algunos que usan la playera de policía comunitaria pero
con la leyenda en letras rojas que dice: “En
contra del mal gobierno”. Esos, asegura, son los Caballeros Templarios.
El profesor recuerda que
cuando se destapó el movimiento, ya tenían gente cuidando las casas de todos
los gatilleros que había.
“Fue un movimiento rápido y simultáneo”, recuerda y el mismo día del levantamiento
detuvieron a varios miembros del crimen organizado, les decomisaron armas y
vehículos, se le entregaron al Ejército y éste al MP de Apatzingán y a la
Policía Judicial Federal. Para las 12 de la noche todos estaban libres.
A pesar de ello, el secretario
general del Consejo Ciudadano de Autodefensa de Tepalcatepec asegura que
lograron limpiar la zona y durante tres meses no se registró un solo asesinato,
secuestro o extorsión.
Luego llegó el Ejército, hubo
todo un “alarde” en el gobierno y los
medios por el despliegue militar en la entidad.
Sin embargo, rememora, todos
destacaban que los militares iban a desarmar a todos los grupos comunitarios “pero no hubo un solo renglón en el que se
dijera que iban a venir a desarmar al crimen organizado y todavía hasta la
fecha”.
El médico cirujano afirma que
pesar de que en incontables ocasiones les han dicho a los militares con
exactitud dónde se encuentran los criminales les responden que la orden que
tienen se limita cuidar su poblado.
“¿A cuidar de qué? Si nosotros ya lo tenemos cuidado”, objeta el profesor y afirma que jamás van a
permitir que regresen los criminales.
Si regresan, advierte, en una
hora después de sonar las campanas y los cuetes estarán listos tres mil hombres
armados.
Y advierte a los gobiernos de
los tres niveles de gobierno y al propio Ejército: “Si su función era desarmarnos, están perdiendo su tiempo”.
Según el líder comunitario, al
menos tres veces al día los criminales intentan retomar el control de las
comunidades, pero ante su organización se han mantenido al margen.
En el video Mireles Valverde
hace un llamado al gobierno federal para que asuma su responsabilidad
constitucional de brindar seguridad en todo el país, a los medios de
comunicación les pide que se conduzcan con verdad y agradece a los migrantes de
Estados Unidos que los han apoyado.
Policía Comunitaria en Aguililla, Michoacán
Video: http://vimeo.com/69674457
El
panorama de la violencia en Michoacán tiene un correlato de respuesta en los
habitantes que, gracias a la necesidad de frenar la desazón en la que se vive,
se han convertido en protagonistas de la seguridad. Lo que no han podido hacer
los representantes del Estado lo han hecho los pobladores. Presentamos una
breve entrevista con uno de estos habitantes michoacanos con el objetivo de
aportar más pistas a esta compleja situación.
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