Descarrilamiento de La Bestia: Humanidad descarrilada (al menos siete migrantes fallecidos y otras decenas de heridos).
Fuente original: Contrapunto,
31-08-2013
El
domingo 25 el tren mejor conocido como “La
Bestia” se descarriló en la población de Huimanguillo, Tabasco, dejando
-por el momento- al menos siete migrantes fallecidos y otras decenas de
heridos. Los muertos eran oriundos de Honduras e iban montados sin más
cabalgadura que su propia ropa. Armados únicamente con sus sueños y esperanzas
los casi cincuenta mil indocumentados que cada año usan esta vía, van tratando
de domar la bestia que en su panza lleva chatarra, cemento y cualquier otra
materia prima o residuo que sirva para alimento de la “otra” Bestia mal llamada capitalismo.
Bien decía Bauman: “Los
residuos son producto de esa necesidad de satisfacer deseos rápidos. Ese es el
peligro del capitalismo y de la sociedad de consumo. La economía no tiene como
objetivo satisfacer tus deseos. Su misión es aumentar tus deseos y eso conduce
a la economía del desperdicio (wasteful economy). Esa es la forma en la que el capitalismo sobrevive”.
A pesar de todos los peligros que implica subirse y pactar
con la Bestia de Ferrosur, ello tiene
la ventaja que a los migrantes los lleva más lejos de la pobreza y de la
violencia que cabalga por el triángulo norte y que los persigue ya dentro del
territorio mexicano.
¿Qué fue lo que se descarriló? Aparentemente fue una máquina
y sus ocho vagones pero en el fondo lo que veo es que se descarrila la política
migratoria mexicana incapaz de humanizar el flujo migratorio que alcanza hasta
140 mil indocumentados por año. Algo me dice que este accidente refleja el
descarrilamiento de la política económica y social de los gobiernos de
Honduras, Guatemala y El Salvador; que promueve un orden económico-social
basado en el consumo excesivo que en su raíz cuenta con el seguro envío de
remesas, o mejor dicho, “pobredólares”
que los migrantes envían mes a mes a la región de Centroamérica.
En consonancia con la idea de Bauman, me decía una profesora
de economía que los flujos de migración del sur al norte no son por sí mismos “contestatarios” o algo así como formas
de “subvertir” al sistema capitalista
sino que, según la economista, más bien son funcionales al capitalismo. Sin
embargo con este descarrilamiento es obvio que algo no está funcionando dentro
del sistema, mucha mano de obra barata no podrá llegar a su destino si las
cosas siguen así. Para los Estados Unidos y su política migratoria basada en un
enfoque de militarización de fronteras podríamos decir que este descarrilamiento
está echando por el suelo, desde ya, la no nacida aún y tan desacreditada
reforma migratoria.
Digo esto porque, según los senadores en su proyecto de ley
S744 pretenden “sellar” la entrada de
indocumentados por la frontera mexicana-estadounidense, para tal fin proyectan
gastar casi 50 mil millones de dólares; decenas de economistas y tanques de
pensamiento han dicho que esa medida iría contra la misma economía gringa que
depende de mucha mano de obra que está “en
tránsito” y que proviene de Centroamérica y México; los analistas de
seguridad han concluido que pese a todo ese gasto no se lograría sellar la
frontera y solo contribuirá, en cambio, a enriquecer a los contratistas de
seguridad y grandes compañías que venden tecnologías (GEO Group, Raytheon, Northrop
Grumman, Lockheed Martin y General Dynamics).
En definitiva se descarrila una humanidad insensible que se
empecina en construir un mundo cada vez más excluyente. Hace días conmemoramos
el tercer aniversario de una de las tantas masacres de migrantes en Tamaulipas,
hoy asistimos a otro de los muchos descarrilamientos de la Bestia y seguramente, y dado que, ya las cuadrillas reparan las
vías para habilitar el paso, vendrán más y aquí en el país seguiremos de
testigos mudos sin hacer nada, quizá oremos para que nuestros migrantes tengan
buen viaje.
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