El tabú del repliegue en el plantón de la CNTE (capitalizar lo ganado y re-lanzar la lucha contra la ofensiva neoliberal)
Rebelión, 23-09-2013
El “fetichismo”
es un concepto fascinante. En El Capital, Marx propuso dicho concepto
para explicar por qué, bajo el capitalismo, los productos del trabajo son
percibidos, una vez que entran al mercado, como pequeños dioses con vida
propia.
“De ahí que para hallar una analogía
pertinente debamos buscar amparo en las neblinosas comarcas del mundo
religioso. En éste los productos de la mente humana parecen figuras autónomas,
dotadas de vida propia, en relación unas con otras y con los hombres. Otro
tanto ocurre en el mundo de las mercancías con los productos de la mano humana”.
¿Por
qué para Marx este fenómeno era importante? Para él, si la clase obrera toma
conciencia de que las mercancías no son “figuras
autónomas”, sino su propia creación, ¿no sería esta toma de conciencia
una invitación para salir de su subordinación dentro de la economía y asumir la
dirección de esta? En efecto, todo El Capital es un esfuerzo por
derrumbar el carácter divino de la mercancía a partir de reconstruir su
aparición desde las relaciones sociales de producción.
Tal vez
hay que radicalizar la noción del fetichismo. Ahora mismo, por ejemplo,
estamos en México a algo que hay que bautizar como fetichismo de la protesta.
El
plantón que tiene la Sección 22 de la CNTE en el Monumento a la Revolución, es
su caso más reciente. Una parte importante de maestros en protesta considera
que hay que mantener el plantón “pase lo
que pase”. Dicha creencia es, hoy por hoy, el principal peligro que
atraviesa el movimiento y que pone en riesgo sus logros.
Un
activista de Oaxaca, “El Alebrije”,
plasmó bien la situación en redes sociales:
“La lucha de la CNTE pasa por un punto de
quiebre. Sus tradiciones de lucha dicen que quien pida repliegue es ‘charro’ y
quien clame seguir de frente es ‘combativo’, pero esto no siempre es así. Hoy
no es así. Seguir adelante en las actuales condiciones garantiza el desgaste,
igual que replegarse sin un llamado para volver [a la ofensiva, garantiza] la derrota.
Si el magisterio supera sus propios paradigmas con decisión, esta lucha se
fortalecerá. Ahora que la Sección 22 llama a consulta de sus bases [para
decidir si seguir el plantón] deben saber que hay otros caminos para seguir
adelante. Un plantón parcial en DF y un llamado bien organizado a la huelga
nacional contra todas las reformas neoliberales es el camino que proponemos”.
Del
mismo modo que Marx invitaba a los trabajadores a tomar el control de la
producción, ellos deben tomar también el control de sus formas de protesta. Si,
por el contrario, el plantón consuma su metamorfosis en un dios intocable, los
maestros habrá perdido el poder de dirigir sus propias acciones a nuevas y
mejores rutas. Por lo demás, el desgaste de la Sección 22 es evidente: en su
punto más álgido, las protestas del DF contaron con 10 mil maestros, mientras
hoy permanecen en el plantón entre 3 y 4 mil, de un total de 70 mil que
conforman todo el gremio.
Así, no
habría que dejar pasar la oportunidad de arrebatar al gobierno lo que ya
aceptó ceder al magisterio oaxaqueño. Está en el interés de la Sección
22 que se difunda este triunfo entre la clase trabajadora. El plantón debería
ceder su lugar a un repliegue táctico que le permita capitalizar lo ganado,
para así re-lanzar la lucha contra la ofensiva neoliberal de Peña Nieto en
mejores condiciones. Y hay que decirlo así, sin miedo y sin ceder a chantajes,
aunque muchos fetichistas lloren.
Rebelión ha publicado
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