por Pedro Echeverría V.
Martes, 29 de octubre de 2013
1. El domingo 27 escuché (no se si oí bien) a dirigentes de la
Coordinadora (la CNTE) decir en la Asamblea de Hecelchakán que las luchas
masivas en la calles, encabezadas por la Coordinadora, habían logrado la
contratación de miles de egresados de las Normales Rurales de Oaxaca, de
Michoacán y otros lugares. Si esto es una realidad entonces es un magno triunfo
de la lucha magisterial. Pero también en el último discurso de la Asamblea un
viejo luchador señaló que su hija egresada de esa normal hace seis años, carece
de plaza de maestra. En ese contexto están las grandes batallas de los jóvenes
junto a la CNTE, la base de las luchas normalistas para impedir el cierre de
esos centros de estudio creados en los 20 y 30.
2. Cuando caminaba ese día por las calles de la ciudad y al interior de la
Normal Rural de Hecelchakán, después de décadas de no hacerlo (antes y después
de la gran asamblea organizada por el sector Sureste de la Coordinadora (CNTE),
integrado por Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Tabasco y
Chiapas) pude observar cambios radicales en edificios construidos en
la plaza principal de la ciudad, pero también un terrible abandono –por carecer
de presupuesto público- en los edificios, pista, canchas, , que corresponden a
la Normal Rural. Pude conversar con unas diez alumnas del plantel que me
dijeron que apenas eran unos 100 estudiantes en la escuela mixta. “El gobierno ha bloqueado ingresos para
cerrar la escuela”.
3. Un profesor egresado en 1976 me dijo que en los setenta eran alrededor
de cinco mil alumnos y me hablaba de las luchas de la Federación de Estudiantes
Socialistas que entonces eran fuertes y sus demandas de mejoras al edificio, de
la comida, del comedor, los dormitorios, del PRE, de los uniformes, etcétera,
siempre se cumplían. Pero hoy las cosas han cambiado radicalmente porque los
gobiernos han querido cerrar para siempre las Normales Rurales y –no sólo no se
destina presupuesto para arreglar los edificios sino que apenas llega una
cantidad miserable de dinero para malcomer en el internado o para la prácticas
socio-pedagógicas. ¿Cómo permitir que la comunidad necesite a decenas de miles
de maestros y al mismo tiempo no se contraten?
4. Recuerdo que hace dos años, el derechista Alonso Lujambio, entonces
titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), señaló que “nunca le parecerá bien que los estudiantes
de Ayotzinapa, Guerrero, hayan elevado su nivel de demanda y bloqueado la
carretera, porque eso no contribuye en modo alguno a construir una cultura
civilizatoria de diálogo”. Dijo que en beneficio de los estudiantes, las
puertas de las normales se están cerrando para evitarles el fracaso de no
encontrar una plaza. “Es preferible decir
a los jóvenes que no hay espacios antes de que entren a la normal porque el
cambio demográfico es lo que ha llevado a reducir los sitios del normalismo”.
5. Preguntan los estudiantes: ¿Acaso permitiremos que se sigan cerrando
las normales que han sido la única oportunidad de estudio para los campesinos y
esperando diálogos que nunca se dan y que sirven de burla? ¿Permitiremos que
nos cierren espacios de estudio cuando las normales privadas crecen como
enormes negocios? El mismo Lujambio, tras “descubrir”
que en escuelas de pre primaria, primaria y secundaria se cometen “criminales
fechorías”, pronunció un ¡ya basta! y anunció que en todas las escuelas de
educación básica en el Distrito Federal, ya sea públicas como privadas, regirá
un nuevo reglamento que penaliza diversas actitudes y acciones de los menores.
Impondremos nuevas reglas que firmarán los padres y los alumnos.
6. ¿Por qué los gobiernos silencian las causas y esconden a propósito que
los niños van a la escuela sin desayunar, sin dinero para el transporte, en un
contexto de marginación social, literalmente “encabronados” por la violencia que sufren; peor si sus profesores,
que no han superado el autoritarismo, sólo saben maltratarlo. ¡Qué jodidos
están, cuánta ignorancia cargan esos funcionarios de Educación, que sólo hablan
de leyes, criminalización, reglamentos y castigos! ¿Para qué han servido los
estudios, las experiencias nacionales e internacionales de educadores como
Neil, Goodman, Ferrer Guardia, Freire o Ivan Illich que han
defendido la libertad y con los mejores argumentos han combatido el
autoritarismo?
7. No se olvida que la SEP fue creada en 1921, es decir, hace 90 años,
contaba con ideas más o menos progresistas o de izquierda. En ese tiempo tuvo
secretarios de educación distinguidos como José Vasconcelos (su creador
1921-24), Narciso Bassols (1931-34) y Torres Bodet (1943-46 y 1958-64); pero
también decenas de mediocres burócratas, y secretarios de Educación
rematadamente tontos como los cuatro panistas: Reyes Tamez, (2000-06) Vázquez
Mota (2006-09) Alonso Lujambio (2009-2012) Córdoba (2012) y el
actual priísta Emilio Chuayffet a partir de diciembre de 2012) Pero tampoco hay
que silenciar que esos secretarios de Educación sólo han obedecido políticas
sexenales.
8. Además en México la educación ha sufrido la intervención de los
dirigentes de un sindicato charro, es decir, traidor a los intereses de los
profesores y la educación. Los dirigentes espurios no han sido los culpables de
la mala educación, pero ha contribuido con la SEP para que la educación
mexicana esté entre las peores del mundo. Se han aprovechado de la terrible
incapacidad de los altos funcionarios de la SEP y han hecho con ellos lo que
han querido. Se acomodaron al PRI y al PAN, es decir, a los gobernantes en
turno con el objetivo de recibir subsidios millonarios, así como secretarias de
Estado, diputaciones y senadurías. Se han registrado tres cacicazgos que han
pisado a los maestros por el cuello: de 1943 a 1972 los Robles Martínez, desde
1972 los Jonguitud Barrios y a partir de 1989 Esther Gordillo.
9. En México de 115 millones de habitantes se necesitan más maestros,
médicos, ingenieros, artistas, pensadores. Se necesitan decenas o cientos
de miles de profesionistas –principalmente de profesores- para que puedan
trabajar con una plaza en el campo o en sectores urbanos marginados porque
todos se reconcentran en las grandes ciudades. En los años 30, para ser
profesor sólo se requería la primaria de cuatro o seis años; luego en los
sesenta se requería el título de profesor o de bachiller, pero desde 1980 –ante
la crisis- se recortó la inversión social, comenzó el acelerado proceso de
privatización, a los normalistas les impusieron más años de estudio (18 años)
para retrasar su entrada al servicio; se abrieron miles de escuelas privadas o
de negocio y se comenzaron a cerrar las normales públicas.
10. Los estudiantes y los profesores defensores del normalismo deben luchar
juntos frente a la terrible amenaza de cierre de esos centros de estudio. La
única esperanza que tenemos en México para que cambie un poco la educación en
beneficio del 70 por ciento (que es la población más pobre del país) es que
mediante las luchas de los profesores agrupados en la CNTE –la organización
independiente con más de 33 años de lucha en las escuelas, en las plazas y en
las calles y en cuyos congresos educativos ha planteado transformar a fondo la
educación- se logren cambios profundos que obliguen al gobierno a invertir en
la educación pública, gratuita, laica y popular. Las Normales Rurales deben
defenderse con pasión y los estudiantes deben participar de manera masiva en
las luchas convocadas por la CNTE.
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