Solidaridad con lxs NO-TAV
arrestadxs en Italia
En la noche del 13 al 14 de mayo de 2013, unxs treinta anónimxs atacaron la obra de la
futura línea de alta velocidad Lyon (Francia)–Torino (Italia), logrando
penetrar adentro de la zona de construcción, y quemar allá material y
herramientas. Un sabotaje que se inscribe dentro de la lucha, y que fue
públicamente respaldado por el movimiento NoTav.
El 9 de diciembre de 2013, la policía política
obedeciendo a los órdenes de las fiscalías de las ciudades de Torino y Milano,
encarcelaron a cuatro compañerxs, Chiara, Mattia, Niccolo y Claudio,
sospechadxs de participación en la acción de mayo. La acusación es «atentado con finalidades terroristas»,
con el objetivo de «obligar a los poderes
públicos o a una organización internacional a cumplir o abstenerse de cumplir
con un acto cualquiera» (en este caso el financiamiento y la realización de
la línea ferroviaria de alta velocidad Torino-Lyon), «perjudicando severamente a Italia y la Unión Europea» (artículo
270sexties del código penal italiano, que retoma la definición europea).
El 8 de enero de 2014, la asamblea de los comités
No Tav en Italia expresó su solidaridad con lxs inculpadxs, y llamó a una
jornada de solidaridad este 22 de febrero.
Traducción
de un texto de análisis de los hechos publicado en el sitio italiano informa-azione:
«Cuando
el enemigo habla alto y claro. Breves reflexiones sobre las últimas detenciones
No-TAV»
Estaba en el aire, esa operación represiva que llevó a la cárcel a 3
compañeros y una compañera, acusadxs de haber participado en la noche del 13 al
14 de mayo pasado en una acción en contra de las obras de construcción del TAV,
en Chiomonte, Valle de Susa.
Por supuesto no se sabía a quién le tocaría, ni
realmente bajo qué acusaciones. Pero el coro repetido de manera obsesiva desde
hace meses por todos los medios de comunicación italianos y por los
representantes más destacados del partido ecumenista de los pro-TAV no dejaba
dudas.
El anuncio del Fiscal General de Torino, Caselli,
de su jubilación anticipada de unos meses, no escapó a lxs más atentxs, ya que
no dejaba ningún signo de buen auspicio: era difícil imaginar que tal personaje
abandonaría el escenario en silencio.
Es así que después de haber examinado el terreno
este verano, a golpe de investigaciones y de redadas en contra de diversos
activistas No TAV bajo la acusación de «atentado
con finalidades terroristas» (art. 280 del código penal), el inevitable
tándem de los dos fiscales turinenses Padalino-Rinaudo reintentó el golpe unos
meses después, con las detenciones de Chiara, Claudio, Mattia y Niccolò, como
último saludo respetuoso a su Padrino Caselli, y esperando, con eso,
subir unos escalones más en la competencia por su sucesión.
Además del artículo 280 ya citado, las acusaciones
son: «acto de terrorismo con el uso de artefactos capaces de engendrar la
muerte o artefactos explosivos, degradación por medio de incendio, violencia en
contra de agentes de policía, posesión y transporte de armas de guerra».
Con estas acusaciones se impide cualquier
posibilidad de obtener medidas cautelares alternativas (arresto domiciliario,
obligación o prohibición de encontrarse en un territorio determinado, etc.), e
implican además un tiempo de encarcelamiento previo al juicio muy largo, así
que amenazan con transformarse en condenas que podrán superar los 20 años de
cárcel, si las acusaciones quedan iguales durante el juicio.
Para ser más precisxs, lxs 4 compañerxs
encarceladxs son acusadxs, entre otras cosas, de haber participado en grupo y
con otras personas «en proceso de
identificación», haber amenazado la vida y la integridad física de las
personas encargadas de las obras de construcción del túnel de exploración, como
de las personas encargadas de vigilar el orden público, en fin de «obligar a los poderes públicos o a una
organización internacional a cumplir o abstenerse de cumplir cualquier acción»
(en este caso el financiamiento y la realización de la línea ferrocarril de
alta velocidad Torino-Lyon), «causando
así un perjuicio grave en contra de Italia y de la Unión Europea» (artículo
270sexies del código penal).
Un detalle que merece la pena apuntar, es que
nadie, durante esa acción en contra de las obras del TAV, ya sea obrero,
policía o militar, señaló cualquier daño físico, ni declaró una baja laboral.
En cambio, es interesante entrar en el detalle del artículo 270sexies.
Incluida en las reformas judiciales llamadas «paquete seguridad Pisanu» (julio de
2005), este artículo debía reformular la definición de «actitud terrorista», ampliándola de manera significativa. Usaba la
ola de indignación provocada por los atentados de Madrid en 2004 y de Londres
en 2005. Esas nuevas normas, aparentemente creadas en contra de las bombas de
Madrid (que forzaron el gobierno de Zapatero a retirar sus tropas de Irak), se
caracterizaban por ser redactadas de forma voluntariamente vaga.
Compañerxs y abogadxs eran ya conscientes de que
diversos contextos de lucha iban a sufrir esas reformas. La aparición del
artículo 270sexies en una instrucción en contra de los No TAV no es entonces
una anomalía judicial sino una aplicación de un dispositivo pensado desde el
principio en contra del conflicto social.
No es casual que esa carta sea usada por primera
vez propiamente en defensa de la obra del TAV en Chiomonte, donde ya está
previsto el alambre de espino israelí, y los militares y tanques regresados de
Afganistán para hacer cada vez más inexistente la frontera entre guerra interna
y guerra externa.
Aquella noche entonces, un generador de
electricidad, una caja de alimentación eléctrica conectada a una turbina de
aireación, cables eléctricos y canalizaciones de la turbina fueron incendiados.
Unos materiales que servían a la realización del túnel de exploración, cuya
degradación bloquea o retrasa de manera concreta el avance de las obras.
Un acto muy selectivo, un gesto que afirma directamente
su propio objetivo.
Una acción de sabotaje ejemplar, en pocas palabras,
un zueco [en francés, sabot] lanzado a las máquinas de
construcción, para quebrar su funcionamiento.
Algo muy bien entendido por el movimiento No TAV,
como lo demostraron las declaraciones y los comunicados en los días posteriores
a la acción. Por primera vez en Italia desde hace treinta años, un movimiento
de masa reivindicaba el sabotaje como práctica de lucha. En la historia real,
muy diferente de la escrita por la justicia, la práctica del sabotaje ha sido
asumida públicamente por el movimiento. Eso porque las formas constantes y
rotundas de rechazo masivo de esa gran obra han sido sistemáticamente y
rotundamente ignoradas. Como prueba de eso, un túnel de exploración se ha
convertido en «lugar de interés
estratégico nacional» (definición retomada por el expediente judicial de los
fiscales Rinaudo-Padalino, no desde una norma gubernamental, pero desde la
revista de Alta Defensa Estatal). Todo eso ha creado un buen desmadre al
partido pro-TAV, dado la influencia adquirida por la lucha en el Valle de Susa.
De igual forma pensamos en la lucha No Muos [lucha en contra de la instalación
de enormes antenas militares por parte de los Estados Unidos en Sicilia], donde
la palabra sabotaje está de nuevo al orden del día, preocupando aún más a la «madre de todas las preocupaciones» (es
decir a la democracia italiana), como expresó la señora Cancellieri-Ligresti,
encargada de la secretaría de justicia, y politiquera.
Es con esa luz que hay que leer el expediente
judicial.
Después de las detenciones del 9 de diciembre,
muchxs subrayaron que las acusaciones de terrorismo,
retomadas en coro por toda la prensa, intentaban dividir una vez más el
movimiento. Después del «nosotros somos
todos black bloc» gritado
por miles de personas el 3 de julio [1], esta vez de nuevo, el intento de
aislar a lxs 4 compañerxs encarceladxs dividiendo el movimiento entre buenxs y
malxs, habitantes del valle pacifistas y extremistas llegadxs de afuera, ha
fracasado rotundamente.
[1] [El 3 de julio de 2011, miles de personas
manifestaron en contra del desalojo del campamento de la Maddalena, provocando
enfrentamientos de varias horas y mostrando una clara determinación para
retomar el lugar de resistencia desalojado. Siguieron detenciones, y el Estado
y sus medios de comunicación intentaron dividir al movimiento. Un lema es
entonces gritado y retomado por el conjunto del movimiento en lucha: «nosotrxs
somos todxs black bloc»].
En asunto de divisionismo, ya pocas personas podían
todavía tener dudas, y los investigadores mismos no se hacían muchas ilusiones.
A través de esas acusaciones de terrorismo, el objetivo conllevado por las
autoridades parece muy diferente.
En el expediente judicial los investigadores,
insistiendo en el mero plano jurídico, sostienen una tesis claramente política.
Basándose en un breve historial de los actos legales y las cumbres
internacionales que permitieron la instalación de las obras de Chiomonte en el
Valle de Susa, los magistrados defienden la tesis de que se trata de una
elaboración democrática. La acción en contra de las obras -vinculada a la
enumeración de prácticas de oposición cuyo voluminoso expediente abarca una
larga descripción- fue definida como «terrorista», no tanto por sus
características específicas, sino por el hecho de oponerse al democratismo de
una decisión gubernamental.
Seguimos esa lógica. Todas las decisiones impuestas
por el Estado tienen un fundamento legal, lo que quiere decir que son
formalmente basadas en el Derecho. Todo lo que pone realmente en tela de juicio
un proyecto estatal puede ser entonces acusado de «terrorismo». Sólo nos queda entonces el desacuerdo platónico. Dar
un carácter concreto a su propio NO, que en el fondo, es la característica
esencial del movimiento No TAV, se convierte en antidemocrático. Benito
Mussolini hubiera dicho: «Nada fuera
del Estado, nada en contra del Estado». El totalitarismo habla hoy en día
con un lenguaje diferente: «¿Nuestras
decisiones democráticas no te gustan? ¡Eres un terrorista!».
La democracia es una puerta blindada contra todo
tipo de desacuerdo (aparte del concedido, de la denuncia); el desacuerdo no
para, la puerta se encuentra entonces blindada con alambre de espino y
militares; el desacuerdo se vuelve sabotaje, y eso revela las «finalidades terroristas» de la lucha No
TAV. De una manera, los dos fiscales turinenses dicen explícitamente lo que
hasta entonces era implícito: las decisiones de un Estado democrático son
incontestables.
Cualquier lucha que sea, incluso un conflicto
sindical, pretende siempre llevar a la parte adversa a «cumplir o abstenerse de cumplir con un acto cualquiera» (como lo
escribe el art. 270sexies). El bien nombrado pacto social, o la dialéctica
entre los cuerpos sociales, se fundaba sobre eso: lo que hoy es ilegal puede
ser mañana un derecho. Era la época, empezada en la posguerra, durante la cual
se intentaba integrar a lxs campesinxs y lxs obrerxs en el Gran Compromiso: si
me dan su fuerza de trabajo, les concedo derechos. Bueno ya, esa historia se
acabó. Eso es la democracia. Fuera o en contra de eso, está el Mal, está el terrorismo.
Decir que todo eso podría apuntar a cualquier
movimiento de lucha es entonces una banalidad. Lo que lo es menos, es sacar las
consecuencias de eso. Según las épocas, la clase dominante ataca frontalmente
los movimientos en sus puntos fuertes, y no los más débiles. El uso de la
categoría de terrorismo en contra del movimiento No TAV –por lo que expresa y
por su símbolo- es en este sentido una advertencia para todxs.
Si seguimos hasta su final la lógica de los
fiscales Rinaudo y Padalino, la esencia «terrorista»
de la lucha en contra del TAV no se caracteriza tanto por un supuesto «salto cualitativo», sino por sus mismos
fundamentos : este NO con 20 años de experiencia, de saberes, de
enfrentamientos y de acciones que no son más que su desarrollo consecuente.
No haberse resignado ante las porras, los gases
lacrimógenos, las máquinas de obra, los informes económicos y comerciales, los
encarcelamientos y el terrorismo mediático, eso es el crimen que abarca todos
los otros.
En este sentido, la defensa a lxs compañerxs
encarceladxs y acusadxs de «terrorismo»
no es sólo un deber solidario, sino también la reivindicación determinada de la
lucha y de sus propias razones.
Cosechar el reto de esa operación represiva y
reactivar las resistencias, en el Valle como afuera, eso es el asunto de todxs
y de cada unx de nosotrxs.
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