por Pedro Echeverría V.
Lunes, 24 de febrero de 2014
1. Ayer domingo 23 quedó integrada, en la ciudad
de México, la Nueva Central de Trabajadores (NCT); aglutinará al Sindicato Mexicano
de Electricistas (SME), a secciones de la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE), a la Alianza de
Tranviarios y al Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad
Autónoma Metropolitana (Situam), entre muchos otros gremios. Pero la mala
noticia fue que coincidió con el festejo del 78 aniversario de la
Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM) fundada en los mejores años
del cardenismo y luego convertida en una central oficial –de tres millones de
asociados- directamente al servicio de los siguientes 14 gobiernos de la
burguesía.
2. La fundación de la Nueva Central es muy buena noticia para los trabajadores
organizados de manera independiente que han estado sufriendo despidos,
represiones y amenazas del gobierno, Estado y empresarios; puede ser un centro
de conjunción y agrupamiento de los trabajadores del país para la defensa de
sus intereses; pero también –y aquí está el peligro- puede convertirse en una organización
más de otras de las 20 que se han creado en los últimos años y han
desaparecido. Y no ha sido por traición de sus dirigentes sino por falta de
claridad ideológica, por intervención gubernamental para dividir, por miedo de
los propios trabajadores y por falta de financiamiento.
3. En otros momentos se vieron muy comprometidos
el FAT, los telefonistas, los empleados del IMSS, los trabajadores de la
UNAM, los de Pascual, los mineros, trabajadores del Metro, etcétera; juraron en
los días de fundación que era la alternativa independiente, pero a pesar de
esas enormes voluntades los gobiernos han seguido reprimiendo y
cesando de su trabajo a decenas de miles de obreros y no ha habido una
organización fuerte para responder. Puedo concebir que se vayan a la calle
8,500 trabajadores de Mexicana, que el gobierno deje abandonados a decenas de
mineros enterrados, que se despidan a 500 profesores pero despedir a 46 mil
electricistas no me cabe en la mente.
4. Los electricistas, por lo menos en sus últimos 20
años como SME, encabezaban todas las marchas del 1° de mayo y de protesta en el
DF; laboraban en un sector estratégico de la política; junto con los petroleros
eran pilares de la economía, ¿cómo fue posible que un gobierno de derecha,
empresarial, muy ignorante en movilización, haya cesado con la mano en la
cintura a miles y miles de trabajadores? ¡Puta!,
46 mil obreros y otros 20 o 30 mil aliados, pudieron paralizar la ciudad de México y el país usando el poder de la
electricidad. Si hubiese sido el gobierno del PRI le hubiera reconocido su
enorme capacidad manipuladora; pero el gobierno del PAN que siempre creí de
imbéciles me demostró lo contrario.
5. La clase dominante no descansa; debe estar
buscando en todo momento la mejor estrategia para dividir y debilitar a esta Nueva Central que anuncia –como en
muchas otras ocasiones- que tendrá una dirección colectiva integrada por los
secretarios generales de los gremios que están en el proyecto; busca el
gobierno cómo intervenir para influir en el plan de acción y movilizaciones que
se han fijado la realización de marchas el próximo 18 de marzo y 1º de mayo,
como arranque de acciones conjuntas. Espero, tengo mucha confianza, en que
ningún nuevo dirigente de la NCT acepte
diputaciones o cargos en partidos políticos (sea del PRI, PAN, PRD o Morena)
porque con ello comenzaría el desprestigio y la falta de confianza que tanto ha
matado la unidad.
6. Los trabajadores electricistas, así como los
ferrocarrileros y del magisterio, vienen de lejos en sus luchas: de los primeros
años de la revolución. Una revolución de las clases medias que mutaron en gran
burguesía. Así que también la burguesía, la clase dominante viene de lejos
creando sindicatos, organizaciones patronales y leyes para ‘conciliar’ los intereses de unos y otros. Por ello en 1918
creó la CROM, en 1936 la CTM, en 1966 el Congreso de Trabajo (CT) y
las leyes del Trabajo con las que ha controlado durante más de un siglo la “lucha de clases”. No ha sido nada fácil
cuestionar seriamente su poder. Por eso hay que seguir ensayando hasta
derrotarla.
7. Esta nueva organización tendrá que ser una
coordinadora de movimientos para evitar que el centralismo la rompa en unos
cuantos meses. Tendrá que estar abierta a toda clase de críticas distinguiendo
a las que llegan de la derecha, del gobierno y de los medios que buscan
destruirla de los críticas de izquierda que buscan consolidarla como una
organización clasista. La NCT debe
educar ideológicamente a sus asociados mediante la discusión de asuntos básicos
y lecturas, así como con las movilizaciones en torno a los mil problemas que
tienen los trabajadores. Hay que prohibir las reuniones en lo oscuro, las
entrevistas particulares con funcionarios e impulsar que en cada una de ellas
acuda la dirección colectiva con un grupo de vigilancia.
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