Raúl Sendic, dirigente de los trabajadores cañeros, fundador histórico del MLN (Tupamaros), agotadas las posibilidades de la lucha legal pacífica, inicia el proceso de la rebelión popular armada. |
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22/02/2014
Algunos pensarán al ver el título, que esta nota
se iría a referir a los mediáticos miembros del gobierno actual, los ministros,
el presidente y/o varios representantes del MPP, a sus idas y venidas, a sus
agachadas ante el imperialismo y sus empresas multinacionales, ante su
claudicación frente a los reclamos de justicia y de contra la impunidad, ante
su entrega brutal de los recursos nacionales, ante la extranjerización2 y la concentración de la propiedad de la tierra1 que siguen promoviendo3, ante la contaminación de las plantaciones de
soja transgénica que favorecen....
Pues no. Esta nota se va a referir a los tupamaros anónimos, a los que
son herederos de los que soportaron la tortura salvando todo lo que sabían o
salvando algo de lo que sabían para salvaguardar a otros compañeros, o a algún
local o algún contacto en que los militares pudieran capturar a otro militante,
lo que les equivalió a mantener su propia continuidad en tanto seres humanos,
mantener lo más íntimo de su personalidad en desafío al maltrato brutal de los
violadores de los derechos humanos.
¿El MLN actual es tupamaro? El MLN actual es un
núcleo muy restringido, anquilosado, compuesto de una pseudo élite de “cuadros” entre los cuales se cuentan
varios ministros y dirigentes políticos del gobierno actual y que cuenta como
dirigente al histórico Julio Marenales. El obvio apoyo del MLN actual a este
gobierno lo está alejando del concepto clásico de tupamaro como criollo
rebelde, luchador por la liberación nacional, lo que en algún momento se
resumió en el término antiimperialista. Los militantes que seguían en la línea
histórica fueron sistemáticamente congelados fuera del actual MLN. Resulta
bastante obvio que de éste fueron barridos los viejos y vigentes principios
para ser convertido por los actuales gobernantes ex guerrilleros y por el resto
de sus dirigentes en un engranaje de la máquina electoral cosechadora de votos,
una vez vaciado de sus contenidos primigenios y de sus militantes de base.
El principal representante moderno del concepto de
tupamaro, Raúl Sendic, llamado el Bebe
por quienes lo veneramos, se escindió del MLN poco antes de su muerte, en gran
parte debido a las desviaciones ideológicas de esta organización y a los
intentos de sus dirigentes de radiarlo del mismo. Sendic se distanció
palpablemente de Mujica, a golpes, en un episodio conocido. Esto llevó
naturalmente a los tupamaros orientales modernos a enfrentarse con la represión
y la opresión. Ése es el carácter que define a los tupamaros en el imaginario
popular uruguayo.
El tupamaro es por definición enemigo nato de las
fuerzas represivas. Ése es el carácter que llevó sin duda al actual presidente
de la república a encaramarse al sillón presidencial y a calzarse la banda que
le regaló su amigo cuyo nombre se encuentra en la lista aparecida recientemente
sobre las 120 personas súper ricas de Uruguay. Por medio de una
prestidigitación del tipo de la mosqueta clásica los dirigentes pretenden ahora
hacer tragar a los militantes de base del MPP/MLN la fábula fantástica de tomar
partido en contra de la reducción del presupuesto militar, o bien tratan de
ocultarles esta posición, impuesta en las instancias decisivas al congreso6.
El gobierno actual no es tupamaro El gobierno
actual, representado por su máximo líder el presidente Mujica está contrapuesto
a la política de liberación nacional y aun aliado y obsecuente con las fuerzas
armadas. En primer lugar, tolera y hasta promueve la impunidad de los
criminales de lesa humanidad tratando obviamente de enfriar la lucha contra
ella.
Esto se ha visto claramente primero en el episodio
de Mujica solicitando a los legisladores que no votaran por la ley de anulación
propuesta por todas las instancias del Frente Amplio y por su programa. Se vio
luego en el episodio parlamentario en el que Semproni desacató el mandato de
dichas instancias de la coalición. Si es que Semproni no gozara del apoyo
tácito del MPP y por ende, del MLN, ¿por qué entonces fue apoyado luego por los
mismos ante el Frente Amplio? El propio presidente ha repetido hasta el
cansancio que desea que los “viejitos”
terminen de cumplir su sentencia en prisión domiciliaria, aludiendo a los
criminales de lesa humanidad, no conforme con los privilegios de que gozan en
las prisiones favorecidas en las que se encuentran actualmente. Su visita a
Dalmao, procesado por su responsabilidad en la muerte de la militante del PCU
Nibia Sabalsagaray no ha hecho más que subrayar su actitud conciliatoria.
No hablemos del ministro de defensa, el inefable
Eleuterio Fernández Huidobro, que obviamente en la línea del presidente,
primero promueve el envío de tropas uruguayas a Haití en abierta controversia
con Hugo Cores4 y con los sectores populares,
luego defiende a los ahora procesados militares por la muerte del químico
chileno Berríos extraditados a Chile, luego sigue en contra de la anulación de
la ley de caducidad, luego apoya a Dalmao y a Juan Carlos Gómez (a quien logra
hacer excarcelar) y actualmente hasta fomenta y logra conseguir curros para las
fuerzas armadas, no conforme con que las mismas cuentan con los
inconstitucionales recursos de marina mercante, aviación civil, meteorología y
parques nacionales, rapiñados durante la dictadura.
Como frutilla en la torta se ha sabido por el Gral.
Víctor Licandro5 que Huidobro llegó hasta a
proponer enviar tropas uruguayas a Irak “argumentando
que sería una actitud patriótica y que ello lo establecía la Constitución de la
República”. El gobierno actual tolera y promueve las actividades de las
empresas multinacionales de fabricación de pasta de celulosa, llegando a
conceder cláusulas secretas en el contrato de la empresa Montes del Plata,
dominada por las compañías Enso, finlandesa, la sueca Stora y la chilena de
capitales norteamericanos Arauco.
También tolera la propiedad mayoritariamente
argentina de las empresas sojeras, propietarias de 1.200.00 hectáreas de soja
transgénica fumigadas con agrotóxicos como el glifosato prohibidos en algunas
partes del mundo e indudablemente nocivos para la vida humana. El gobierno
soporta o promueve la propiedad extranjera de los frigoríficos, ahora
mayoritariamente en manos de capitales brasileños.
Todos estos factores mencionados anteriormente
determinan un rumbo gubernamental claramente contrapuesto a la idea de
liberación nacional y, por lo tanto, a la idea de tupamaro.
Internacionalidad del concepto de tupamaro Como
hemos dicho, el concepto de tupamaro fue acuñado por los colonizadores
españoles a partir de la Gran Rebelión acaudillada por el inca Tupac Amaru.
Este movimiento de liberación promovía la
independencia de España y la abolición de todas las formas de explotación de
los aborígenes y de los esclavos africanos y su liberación de las cadenas
esclavistas. Este concepto proviene entonces de zonas de Perú, Bolivia y
Argentina pertenecientes a los virreinatos del Río de la Plata y del Perú y es
aún reivindicado en otras partes de América Latina.
Tupamaro es desde el origen del término todo
criollo rebelde, luchador por la liberación nacional. Esto no se debe
circunscribir a las fronteras de nuestra república.
Raíces históricas
nacionales
Las vibraciones del Grito de
Asencio, realizado por un puñado de patriotas con Venancio Benavídez y Pedro
Viera “Perico el bailarín” a la
cabeza, perfilaron sobre las cuchillas orientales un perfil histórico: el
tupamaro de la Banda Oriental. Luego del Grito de Asencio, realizado sobre las orillas
del Río Negro en el actual departamento de Soriano, miles de tupamaros
siguieron a las fuerzas de liberación encabezadas por Artigas y se enfrentaron
con las armas a los colonialistas.
Pero fue durante el Éxodo del Pueblo Oriental en que una multitud de
patriotas que siguieron a Artigas demostraron que no eran sólo los hombres
armados los tupamaros, sino que extendieron el concepto a todos aquellos que
apoyaban sus ideas.
Históricamente los principios orientadores del concepto de tupamaro
fueron liberación nacional y enfrentamiento con las fuerzas represivas con o
sin armas. Luego Artigas profundizó y definió más la ideología tupamara y la
tradujo en términos de democracia y justicia: la soberanía es del pueblo que
delega su poder en sus representantes, reforma agraria y federalismo como forma
de organización.
El credo tupamaro
No es difícil identificar al
programa enunciado por Raúl “Bebe”
Sendic como el resumen de lo que quieren los tupamaros.
En este programa la reforma
agraria, tierra para los que la trabajan, es un punto fundamental. La mayoría
de los tupamaros han aprendido a apreciar la paciencia como valor importante,
por lo tanto no piensan en general, que deba ni pueda ser alcanzada de un
plumazo. Pero la concentración brutal de la tierra es justamente lo opuesto y eso
es justamente lo que promueve o tolera este gobierno1 de acuerdo con las cifras
del censo agropecuario realizado y promovido desde el mismo.
El programa:
UNO: expropiar sin indemnizar los latifundios, estatizar las propiedades
mayores de 2500 has, pasar a administrarlas con formas populares de gestión y
repoblar la campaña con los expulsados de la tierra que pueblan el cinturón
metropolitano;
DOS: impulsar un frente latinoamericano de países deudores para el no pago
de la deuda externa, considerando que fue un negocio para resolver los
problemas del capital ocioso y que ya ha sido suficientemente pagada con el
hambre y la miseria de los pueblos;
TRES: estatizar la banca y los mecanismos de especulación capitalista, para
recuperar el dominio de la economía nacional;
CUATRO: congelar los grandes depósitos bancarios para financiar un aumento
sustantivo de los salarios (que el ingreso de cada familia alcance la canasta
familiar), incentivando de esa manera la demanda interna y creando puestos de
trabajo para abastecerla.
Tampoco es difícil interpretar los argumentos en contra de realismo y de
actualidad que esgrime la dirección del gobernante MPP/MLN como meras excusas
para justificar un giro centrífugo brusco de los principios tupamaros para
adaptarse a las reglas de un neoliberalismo extractivista exportador y, por lo
tanto, saqueador de nuestros recursos naturales.
Cuando a mediados de la década de 1960 otro puñado de patriotas adopta
el nombre de Tupamaros y comienza a actuar con este nombre, está sin duda
reclamando la herencia de los ideales que los tupamaros históricos a partir del
Grito de Asencio habían estampado sobre las cuchillas y los cerros y entre el
monte y las aguas uruguayas y con los cuales se identificaron y se identifican
frente al pueblo oriental.
Los Tupamaros, por medio de sus fuertes vínculos con la lucha de los
cañeros y su líder Raúl Sendic “el Bebe”,
prohijaron tenazmente la idea de “tierra
para quien la trabaja” que lleva a reforma agraria, reivindicación
definitoria de la revolución socialista en nuestro país.
El Movimiento 26 de Marzo histórico y los Comités de Apoyo a Tupamaros
trasladaron, como en el 1800 el Éxodo, el concepto de tupamaro a ser apoyado
por miles de uruguayos que no tomaban las armas, pero coincidían con los
principios tupamaros de liberación nacional y por ende reforma agraria.
El concepto de tupamaro se asoció entonces los atributos centrales y
característicos de idealismo capaz de arriesgar todo-tortura, prisión, exilio,
salud, bienes- por los principios de justicia y por ende reforma agraria como
consecuencia del mismo, liberación nacional y enfrentamiento con las fuerzas
represivas que custodian los privilegios de los poderosos.
Todos los uruguayos opuestos a la dictadura y sus procedimientos
opresivos-el abuso sistemático, el atropello a las libertades y el
sojuzgamiento- tuvieron al ideal tupamaro como su contrapartida, no menos
cuanto que los militares ungieron a éste como su principal enemigo.
Luego de la dictadura, no cabe duda de que éste fue un motivo importante
para el ascenso político de figuras asociadas con este arquetipo. La gente
prefería a figuras asociadas con los principios democráticos, la justicia y el
enfrentamiento con el monstruo militar creado antes y durante el período
dictatorial.
Traducido a un lenguaje popular bien sencillo, el concepto de tupamaro
está asociado al enfrentamiento con las fuerzas represivas con o sin armas.
Pasar de esta posición a la de apoyo a las fuerzas armadas y a sus
personeros es un sortilegio mágico verdaderamente asombroso. Por eso es que una
mayoría de los viejos tupamaros de los años 60 y 70 discrepan con la caduca
organización MLN y sus más conspicuos representantes gubernamentales, ex
guerrilleros arrepentidos, derrotados y culpables, los entreguistas
insospechables de los ideales históricos.
Estos son el regalo que la derecha jamás se atrevió a soñar7. ¿Quiénes mejor que ex guerrilleros arrepentidos
para pregonar las excelencias del capitalismo… “humano”?
Muchas veces la prensa y la opinión pública califican erróneamente de
tupamaros a quienes en realidad representan todo lo opuesto, como el MLN actual
y sus referentes más notorios, y aun al ministro de defensa Eleuterio Fernández
Huidobro, pese al alejamiento de éste ya sea del MLN como de todos los
principios tupamaros.
Combatientes Tupamaros desaparecidos por la dictadura militar uruguaya en los años 70's, desatada la guerra de exterminio contra el Movimiento de Liberación Nacional. |
¿Qué hacen ahora los
tupamaros?
Hay viejos y nuevos tupamaros que
se integran convencidos de los principios históricos, de la lucha por la
liberación nacional y la justicia social, manifestadas en diferentes objetivos
parciales. Adoptamos como criterio en esta nota no mencionar por su nombre a
ninguno, a pesar de que los hay conspicuos y que representan legítimamente el
perfil del criollo rebelde. Lo hacemos en gran parte para subrayar la fuerza
del colectivo sobre las individualidades, de los principios aglutinantes sobre
los hombres.
Muchos se incorporan a la lucha contra la impunidad, con todas sus
instancias, por ejemplo la defensa de la jueza Mariana Mota ante su traslado
que dificulta y enlentece las muchas causas que ella tenía a su cargo.
Otros están trabajando en contra de la instalación de la mega minera
depredadora y de los proyectos e instalaciones a su servicio y/o al servicio de
las grandes empresas multinacionales instaladas en nuestro medio.
La mayoría están tratando de crear conciencia contra el imperialismo en
favor de los intereses nacionales a su manera modesta, desde diferentes medios
alternativos, escribiendo y machacando también en su entorno más inmediato,
formando grupos de opinión con amigos, familiares y allegados.
Hay quienes están en el interior, militando en sus pueblos por los
principios históricos de los tupamaros. Otros militan en favor de la salud
pública y de sus usuarios más vulnerables.
Reivindicamos la existencia de tupamaros anónimos, como aquellos que se
jugaron, algunos hasta su muerte, resistiendo o arriesgando heroicamente todo
por los ideales mencionados: tortura, prisión, exilio, pérdida de bienes y de
salud.
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