Rebelión, 27-03-2014
Desde la puerta del Ministerio de
Agricultura he visto, emocionado y expectante, la entrada en Madrid de miríadas
de personas, de ciudadanos y ciudadanas que en columnas de marcha han dado en
la capital de España el ejemplo que la mayoría de damnificados por este régimen
de corrupción, injustica y violación de Derechos Humanos necesita: la unidad en
la lucha.
Ante
mis ojos han pasado banderas, símbolos clásicos y habituales en estas concentraciones
pero también, y en número incontable, personas de edad avanzada portando
carteles alusivos a la injusticia de las pensiones, el fraude de las
preferentes, los deshaucios, los despidos improcedentes, la permanente estafa
de las eléctricas, el cáncer de la banca o la pérdida de futuro para sus
familiares más jóvenes. Oyendo a unos y a otros he sabido de manifestantes que
desde los rincones más alejados de España han llegado para participar, por
primera vez en su vida, en esta grandiosa concentración que ha desbordado todas
las previsiones.
Cientos
y cientos de miles de personas han sido testigos de su propia fuerza; han
constatado que existen y además que existen en la acción que los une, los
acerca y los multiplica en su decisión de acabar con la indecencia moral que
gobierna. Pero también contra el poder económico que está detrás de este
andamiaje vacío, seco e inútil. Los que ayer nos manifestamos en Madrid nos
constituimos en voluntad de construir el contrapoder que acabe con el robo, el
cinismo, la indigencia moral y la permanente conculcación de la Ley y el
llamado Estado de Derecho. Los que ayer nos manifestamos en Madrid lo hicimos
en nombre de unos DDHH que ellos son incapaces de llevar a la realidad
cotidiana de ciudadanos y ciudadanas. Los que ayer nos manifestamos en Madrid
dejamos constancia de que aspiramos a una soberanía popular y nacional en todos
los terrenos: económico y monetario, social, político y cívico.
El 22 M puede ser el eje que marque un
antes y un después en el devenir de la mayoría social. Pero para ello se hace
necesario trabajar con la energía, la fuerza y los deseos de los y las
manifestantes.
Lo
primero que, a mi juicio, debe quedar claro para lo sucesivo es que la materia
prima, el sujeto del cambio social existe y se manifestó como tal. Y ello se
debió fundamentalmente a varias razones
1. La toma de conciencia de
una mayoría social que soporta unas condiciones de vida impensables en el siglo
XXI.
2. El insulto que supone
para esa mayoría social el espectáculo de robos, de alta delincuencia
organizada y enraizada en las instituciones, el posicionamiento de miembros de
los tres poderes del Estado a favor de depredadores de fondos públicos y en
general la evidencia de que se gobierna en favor de una minoría cada vez más
favorecida en sus actividades de rapiña.
3. La inteligencia de
fuerzas sociales, movimientos, plataformas de todo tipo en haber asumido que la
unidad de la mayoría social, base sobre la que construir el futuro, es el
objetivo al que deben supeditarse cuestiones adjetivas y secundarias de grupo,
organización, o colectivo. Construir el poder de la mayoría social nos agrupa a
todos en una acción de programas, metas, proyectos y actividades.
Tras el 22 M
surge el interrogante ¿Y ahora, qué? A responder a esa pregunta y lo que ello
conlleva dedico mis opiniones desarrolladas puntualmente:
1. El 22 M evidenció, tal y como ya he comentado anteriormente, que el
sujeto social del cambio existe y se evidenció inequívocamente.
2. La siguiente marcha sobe
Madrid solamente puede realizarse cuando estemos en condiciones de asegurar una
asistencia que duplique a la del 22 M.
3. Ese objetivo no puede
conseguirse dedicando los esfuerzos directamente a ello. La futura marcha sobre
Madrid debe ser la consecuencia natural de una necesidad y de una capacidad que
se deriven de un trabajo múltiple de movilizaciones, sectoriales y
territoriales llenas de contenido concreto y ligadas totalmente a las
necesidades y problemas más inmediatos de la ciudadanía. Los esfuerzos
didácticos y la primacía de lo concreto son reglas de oro.
4. En el día a día que vaya
generando mayor cohesión de la mayoría no pueden faltar las explicaciones, los
actos informativos, la aportación de personas y grupos que por su capacidad y
preparación están en condiciones de elevar el nivel de conocimiento y de
conciencia de la mayoría a construir y ampliar incesantemente. No olvidemos que
la mayoría es plural pero que en las actuales circunstancias de excepcionalidad
tiene unas metas comunes entre sus integrantes muy amplias.
5. El centrarse en lo
inmediato, lo local o lo territorial debe ser perfectamente compatible con el
sentido global y estatal de la construcción de la mayoría. Propuestas como la
del impago de la deuda, la eurozona, etc. deben coexistir con otras de carácter
general que afecten al territorio el Estado Español. Sugiero un breve repaso a
los 16 puntos que el Frente Cívico explicitó en su momento y que considero de
plena vigencia.
6. El sentido global del
movimiento y su cohesión creciente también se potencian con movilizaciones de
carácter estatal. Hay toda una gama de actividades de entre la cuales quisiera
sugerir algunas:
1. Boicots a productos,
actividades, conmemoraciones, etc., de manera totalmente pacífica.
2. Acciones de resistencia
pasiva
3. Campañas informativas
con la mayor profusión de métodos y actividades en torno a una propuesta común
para todo el Estado.
4. Uso de los medios de
comunicación propios y ajenos.
5. Campañas en torno a los
DDHH y su obligatoriedad para los poderes públicos. Debe quedar claro para la
opinión pública que buscamos el cumplimiento de la legalidad frente a quien
gobernando no la cumple.
6. Etc. etc. etc.
La actividad en torno a opiniones estimulantes y necesarias
para la inmensa mayoría irán creando las condiciones no sólo para la segunda
marcha sobre Madrid sino para, a partir de ahí, empecemos a pensar en la
desobediencia civil tal y como se contempla en el tercer considerando de la
Declaración de DDHH.
Y quisiera terminar con una consideración acerca de los
medios de comunicación y de la violencia.
Tras lo sucedido el 22
M y las informaciones que sobre él han dado los medios de comunicación han
sido evidentes tres cosas:
1. Para vergüenza de esos
medios (excepción de una minoría) la prensa extranjera ha sido mucha más
imparcial y ha informado a sus lectores.
2. Queda claro que debemos
usar y difundir las informaciones y comentarios de los medios alternativos de
la red.
3. Ya es un hecho que en
estos acontecimientos hay tres tipos de violencia: la de los violentos
infiltrados, la de los violentos infiltrados por la oficialidad y la de la
policía al extralimitarse en sus funciones.
4. Acusarnos de violentos
es, además de una falsedad, una tontería. Si hubiésemos sido violentos, los
1700 policías desplegados habrían sido neutralizados en un santiamén. No digan
estupideces.
Rebelión ha publicado
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