Nota de La
Voz del Anáhuac:
Recibimos en nuestro correo el escrito que a continuación se reproduce. Nos lo
envió Prensa Independiente “La Voz del
Colibrí”. Les agradecemos.
Salvo
algunas correcciones en la acentuación de las palabras, la reproducción y
publicación es textual.
Coincidimos
plenamente con el análisis que plantea el escrito al referirse al saqueo, la
destrucción, la depredación, la muerte que han perpetrado los señores del dinero
y el poder, desde 1492 los invasores europeos, hasta nuestros días los
imperialistas norteamericanos y capitalistas del mundo. Coincidimos también con
los valores del trabajo comunal, el tequio, la igualdad de todos los seres, el
respeto y la armonía con la Madre Tierra y la Naturaleza, nuestra cultura
originaria como pueblos mesoamericanos.
No
coincidimos con el enfoque teológico del escrito, pero lo respetamos. Así que
aquí lo reproducimos íntegro. Ya los lectores se formarán su propia opinión.
Prensa Independiente “La Voz del Colibrí”
Propiedad Común de los Pueblos
Originarios.
CARTA ABIERTA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS A LOS
LÍDERES POLÍTICOS Y ESPIRITUALES
Cuando
las deidades llamadas AP TEEITH, KONG OY, ANAAEB… terminaron de medir los
ángulos, los niveles del cielo, de la
tierra y de todo el universo; en seguida celebraron el consejo para la creación
y formación de los seres capaces de invocarles y conmemorarlos; después de
varios ensayos lograron perfeccionar la obra con la creación de los hombres de
maíz que fueron de cuatro colores; este fue el origen de los Mesoamericanos (
los toltecas, los teotihuacanos, los olmecas, los mayas…) Ellos fueron muy
sabios, muy agradecidos con los dioses, de corazón justo, de nobles
sentimientos, de espíritu solidario y comunal. Con el trascurso del tiempo
poblaron frente al Trópico de cáncer y
en Mesoamérica; con un proyecto civilizador, de unidad y de reciprocidad
basado en la orientación cosmogónica y cosmológica; una cultura de lo comunal;
un gobierno comunal, la educación comunal, los medios de producción comunal, el
trabajo comunal; una vida sincronizada con los ciclos de la naturaleza y del
universo y las deidades compartidas. Con este proyecto común, materializaron
los conocimientos de las ciencias y de las artes. Entonces hubo muchos sabios y
pensadores; dando prioridad al trabajo de la agricultura qué genero un prodigio
de abundante producción que a su vez propulsó
la industria y el comercio. En cumplimiento del orden cósmico, construyeron
palacios, templos, observatorios, escuelas, casas comunales; todo a base del
tequio y el trabajo comunal. Con esta forma de cooperación alcanzaron la
grandeza cultural.
Todo era dicha y abundancia; no había pobreza ni
tristeza; se daban de una gran variedad y tamaño las frutas y legumbres;
muchísimas verduras y quelites qué crecían solos; las mazorcas se daban de gran
tamaño sin mucho esfuerzo; se producía el algodón de mil colores por
naturaleza; se reproducían las aves y animales de todas las especies; la flora
y la fauna eran innumerables y grandes extensiones de selvas; los manantiales,
los ríos, los lagos eran cristalinos; las flores cubrían los campos en toda su
extensión.
Sin embargo las generaciones espontáneas e
inconscientes, los que se separaron del universo por soberbia,
han deteriorado la armonía y el
equilibrio de la naturaleza; han quebrantado el orden establecido por las
deidades; apropiándose de lo que no es suyo, de cuantiosos bienes y riquezas y la destrucción
del mundo sin misericordia. A estos les decimos; nadie puede apropiarse
de las galaxias, de las pléyades, del sistema solar, de las estrellas ni el
firmamento; como tampoco se puede privatizar el astro Sol, la
Luna, ni la Tierra ni su contenido como la
abundancia biológica, hidrológica y la biodiversidad. Quienes osaran hacerlo es
un grave delito, es un atentado y una profanación al orden establecido por los
dioses originales, la armonía del universo; que
solo provocarían la ira de los creadores, formadores y
de la naturaleza. ¿Cómo alguien puede apropiarse de lo qué no ha creado? De lo
que no ha formado, de lo que no ha construido y de lo que no ha respetado siquiera. Porque todos formamos parte del
universo, tanto el mundo microcosmos como
el mundo macrocosmos, somos como una familia gigantesca o colosal, todo va
enlazado, nada está separado. Por
esta razón el universo es sagrado e improfanable para nosotros, para los
pueblos originarios.
La tierra es considerada como
nuestra madre, por qué de ella obtenemos todos los
productos de lo que es el alimento y lo que es el sustento para la vida; cada
parcela, cada solar, cada ejido y la tierra comunal, por su gran función
social, económica, y cultural; es sagrada y
ella forma parte de nosotros, los arboles gigantes que dan frutas deliciosas; las pequeñas plantas que dan una gran
variedad de frutas de todos los colores y sabores; las flores
de gran diversidad, formas, colores y aromas
armonizan la vida tanto físico como espiritualmente.
Los insectos de todas las especies, tamaños, fulgores y colores; son polinizadores
y medicinales. La fauna silvestre de diversas clases y tamaños como las aves exóticas,
los reptiles y los mamíferos; cumplen una función y una misión; son portadores
del mensaje divino y son sagradas; los grandes mares y
pequeños mares, los lagos, los ríos, los
manantiales y la fresca brizna; generan la vida de las plantas y de los
animales. Las grandes montañas, las pequeñas montañas, la
tundra, la estepa, la sabana, los montes y valles; por su gran
riqueza biológica, hidrológica y de los minerales; satisfacen la vida de todos
los seres. Las grandes selvas, los pequeños y medianos bosques,
los matorrales y de todas las plantas comestibles y curativas; tienen el valor
incuantificable e infinito; además son proveedores del oxígeno que todos
compartimos.
La
energía cósmica, telúrica, solar, del alba, la luminosidad de la luna y de las
estrellas; nos rigen y vigorizan la vida; son
innegociables. El viento, el rayo, las nubes, el campo
magnético, la lluvia y el arcoíris; armonizan, fertilizan y purifican la tierra;
todas estas maravillas del mundo son venerables. Consciente
de la perpetuidad del orden establecido por los verdaderos dioses. Nosotros
hemos llevado la vida armoniosa con el cosmos, con la naturaleza y con la vida
de todos los seres que existen en la superficie de la tierra;
o sea, hemos estado en
constante reciprocidad, en correspondencia y en
sincronía con el universo; sistematizado
en el calendario astronómico de los mayas, y todas las actividades comunales
que se han realizado como las construcciones arqueoastronómicas,
obedecen al orden cósmico.
Esta visión cosmogónica y cosmológica de los pueblos
originarios de México han sido arremetidos por las generaciones inconscientes,
egoístas y perversas; seres qué padecen de una gran fobia, rencor y
resentimiento; cegados de la soberbia, de la codicia, ambición y crueldad;
característica de los occidentales. Ellos nos han estado agrediendo
sistemáticamente, nos han insultado, nos han calumniado y nos han ofendido
diciendo qué somos paganos, idólatras y herejes; para robarnos nuestros bienes
a partir de 1492 qué dio el inicio del genocidio más grande de la historia; por
el solo hecho de que no somos de su condición; porque no hemos sido cómplices
de la destrucción y porque nunca han podido vencernos, y son ellos los que no
han querido superarse ni espiritual ni culturalmente. Pero los comprendemos porque
su vida nómada y depredadora los confinó a la ignorancia; carecen de visión,
entendimiento, sentimientos y razonamiento; debido a que nunca se dedicaron a
la ciencia, ni a la agricultura, ni al arte y no han trabajado; solo buscan la
vida fácil, solo saben de invasión, de despojo y de la destrucción de los que
otros han sembrado, los que otros han construido; apropiarse de los bienes y
riqueza ajena; confundir a los pueblos con otro credo para dominarlos y
tenerlos sometidos a la explotación, marginación y seguir lucrándose con el
trabajo ajeno y continuar con la destrucción del mundo, dejando muerte y
desolación a su paso. ¿Dónde están la manada de búfalos que había en
Norteamérica, de cuya extensión abarcaba de ochenta km de largo y cuarenta de ancho?, ¿dónde están
los 2 mil millones de palomas mensajeras qué volaban por las tierras
norteamericanas? Recientemente, ante los ojos del mundo vimos cómo mataban a
los cuervos en su morada con bombas por millares; lo cual evidencia
que Norteamérica es un lugar de exterminio. Que cuentas les vamos a entregar a
la niñez y a las futuras generaciones; ¿acaso les diremos también qué se
extinguieron por un meteorito? O qué les vamos a dejar
a los hijos de sus hijos; “por el
propio bien razonen un poco”.
Los responsables de la
mega-tragedia son los seres poseídos por los demonios qué se dedican a invadir
lo ajeno, roban, matan, explotan y esclavizan a los pueblos para hacerse ricos
empresarios multinacionales. No solamente nos han declarado la guerra de
exterminio, sino también a las plantas, animales y al medio ambiente en todo el
mundo; ellos representan una amenaza a las especies qué han sobrevivido y qué
hoy están en peligro de extinción como:
el jaguar, el tapir, el cocodrilo, las tortugas, el armadillo, el ocelote, los
rinocerontes, el lobo, las ballenas marinas, la pantera, el reno, el bisonte…
las aves más perseguidas son: el águila arpía, la grulla, la guacamaya, el
pavorreal, el avestruz, el tucán, el quetzal y lo más escalofriante y
terrorífico es el genocidio; la desaparición de muchos pueblos y luchadores por
la justicia universal.
Ya los hemos tolerado
demasiado, por qué sabemos qué no están en plenas facultades mentales, a causa
de qué se desconectaron con el universo. Pero no debemos de legalizar ese
atentado; pues ellos nos siguen aplicando la guerra de baja intensidad con el
afán de destruirnos por todos los medios qué tienen a su alcance y con su
maquinaria bélica más sofisticada; eso ha sido su obsesión y no otra cosa.
A estos les reiteramos. Nadie puede vencer la razón, la libertad, la justicia,
la igualdad, la comunalidad
ni el orden establecido por las deidades; solo podrán manipular, suplantar y
tergiversar la verdad; pero su maldad será efímera y pasajera; porque todo el mal tiene un límite. Y todo lo que
hay en el universo, forman nuestra
familia; por lo tanto somos indestructibles, permanentes e invencibles.
Quienes insisten en seguir atentando contra la naturaleza y contra la
humanidad; solo cosecharan su autodestrucción por qué no tienen la razón, ni
juicio, es la falta a la moral y ética.
Por naturaleza, todos los seres nacen libres e
iguales y deben de vivir libres e iguales, los qué continúan destruyendo la
naturaleza y de todo lo que de ella coexiste, alterando el orden cósmico; se lo
hacen a ellos mismos y a sus hijos, la única vía de que puedan salvarse es qué
sincronicen la vida con el universo; para eso deben de asumir la conciencia
cósmica, ecológica, humanista y comunal por una parte y por la otra es
devolviendo los bienes y riquezas a quienes les han despojado, como a los que
son comuneros por naturaleza; además indemnizar los daños que les han hecho a
los pueblos originarios, a sus mismos hermanos y a la naturaleza. Por ejemplo,
los regímenes burgueses deben de restituir las tierras a los pueblos qué originalmente les
pertenecen y Estados Unidos de Norteamérica debe de devolver el territorio que
le robó a México en el año de 1847; porque la riqueza natural debe de ser
distribuida y disfrutada de manera equitativa y según el trabajo, esto sería
posible si se esfuerzan en auto transformarse; asimilando la conciencia
humanista, socialista y universal; desembarazarse de todos los defectos y
vicios; pero si no revolucionan el pensamiento; entonces se condenarán a la
autodestrucción, confundiéndose entre ellos para devorarse entre sí la mayoría
y el resto desaparecerán de la faz de la tierra por los fenómenos celestiales y
telúricos y por los movimientos
sociales hasta la extinción definitiva. Muy doloroso terminará la humanidad de
flor de mayo si no recapacitan
de manera urgente. Solamente se salvarán los pueblos que no se han dejado de
pervertir ni hayan sido contaminados por las generaciones inconscientes; los que
luchan abnegadamente en defensa de la vida; los de corazón puro y limpio; los
sanos de espíritu, cuerpo y alma; los que han resistido heroica e
históricamente y los que viven en sincronía con el universo. Nosotros solo les
manifestamos lo qué puede y lo qué ha de suceder si no dejan de destruir el
mundo. Los ricos y los autonombrados líderes mundiales, nacionales y locales;
son ellos los que más han robado y explotado a los pueblos originarios, los que
han saqueado la riqueza natural, los que han destruido la vida, la dignidad, la
cultura, a la naturaleza, son ellos quienes deberán de pagar justo sus pecados,
ofensas y profanación de acuerdo a la
magnitud del daño que han causado.
Este
documento puede ser reproducido de tal manera que el mensaje llegue hasta los
últimos confines del mundo.
PRENSA INDEPENDIENTE “LA
VOZ DEL COLIBRÍ”
PROPIEDAD COMÚN DE LOS
PUEBLOS ORIGINARIOS.
FUENTES:
Todos los
libros proféticos de los pueblos originarios de México.
La
historia natural.
El códice
original resguardado por el linaje de los Itzaes.
Consejo
General y el Libro del Consejo de los Pueblos Originarios.
Septiembre
de 2011 México DF.
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