Escrito por
Arsinoé Orihuela
Fuente: Colectivo la
Digna Voz
lunes, 18 de agosto de 2014
Kaos en la red
http://www.kaosenlared.net/america-latina-sp-1870577476/al2/mexico/94269-más-de-lo-mismo-o-¿un-cambio-verdadero-la-oposición-a-debate
“El gato puede equivocarse; es simplemente un manotón en falso. El
ratón no puede equivocarse; es su muerte. Si el ratón vive es porque es mucho
más inteligente que el gato”...
Twitter: @ladignavoz
Es un tema que da para una
extensa discusión en foros públicos y espacios informativos. Y en cierto
sentido esa es la propuesta y expectativa. La oposición política precisa una
reestructuración urgente. El estancamiento es francamente inadmisible. Desde la
perspectiva de los grupos de poder dominantes, se trata de una coyuntura
perfecta para la instrumentación sin freno de las reformas que impulsan con
vigor hace más de cuarenta años. En el presente no existe ninguna fuerza
opositora capaz de frenar la avalancha neoconservadora. La gente sigue
atribuyendo las calamidades nacionales a la corrupción e incompetencia de una
clase política apoltronada en el paroxismo del cinismo. Los relatos
explicatorios no atinan en ubicar la fuente de los males. Si no son los
políticos “traidores” es la “cultura” de los mexicanos, o en no
pocos casos la circunstancia amarga e inalterable que nos tiene reservada la
providencia. Cualquier cosa menos lo que realmente importa: a saber, la
desorganización de los trabajadores, la fragmentación de la oposición, la
ausencia total de un movimiento apto para dotar de direccionalidad la lucha
política. Esa es quizá la diferencia cardinal entre la edad de oro liberal y la
era neoliberal: a saber, la fuerte presencia política de los gremios obreros.
En un aspecto no se discrepa con la izquierda nacionalista: la
neoliberalización del país es especialmente perjudicial para el trabajo, el
salario y el bienestar general de la población. No obstante, la solución
nacionalista-electoral es una no-solución. La socialdemocracia, que en México
se sitúa en esas coordenadas del nacionalismo y la pugna comicial, no es otra
cosa que un programa para administrar el capitalismo, con márgenes más
generosos para la concesión populista, pero nunca un programa sólido,
políticamente eficaz, para la reconfiguración radical de la sociedad,
precisamente para eso que en la cartera de slogans nacionalistas se enuncia
como el “cambio verdadero”.
Y en esta crisis de la oposición, y de slogans igualmente caducos, a
menudo se topa uno con consignas cuya forma y contenido carecen de
correspondencia con la realidad, y que por consiguiente alimentan
involuntariamente la fuerza moral de la reacción. Por ejemplo, la insistencia
en la traición o entreguismo de la clase política, que es un señalamiento
tautológico que sólo aspira a repercutir emocionalmente en el ánimo del
electorado: “serán juzgados por la
historia como entreguistas” (Cuauhtémoc Cárdenas). Curiosamente allí donde
se predica el “cambio verdadero”,
ante la ausencia de alternativas reales se incurre tercamente en “más de lo mismo”. No es accidental el
regreso a la arena política de ciertas figuras como Cuauhtémoc Cárdenas, cuya
reaparición no pocos miran con entusiasmo, o bien, como un acontecimiento
positivo o deseable: “México lo necesita
de regreso para recuperar la esperanza… [usted] es capaz de ponerse por encima de intereses y diferencias para hacer
posible un nuevo polo progresista (¡sic!) que posibilite la reconfiguración del país” (Dante Delgado).
El proyecto de Morena también cojea del mismo pie: reincide en viejas fórmulas
y consignas. Inclusive gente cercana al círculo de Andrés Manuel López Obrador
ha señalado la debilidad o laxitud de su lucha. El ex diputado federal Gerardo
Fernández Noroña cuestionó recientemente las iniciativas del líder tabasqueño,
especialmente la relativa a la consulta popular en torno a la reforma
energética: “¿En verdad crees que
respetarán las firmas y realizarán una consulta una vez que han entregado el
petróleo y la energía eléctrica a las transnacionales?... Si bien no pretendo
descalificar ninguna iniciativa de lucha, creo que un liderazgo de la
importancia y envergadura que ostentas, no tiene permitido jugar con las
expectativas de la gente… Si en lugar de estar recabando firmas, los compañeros
y compañeras que siguen tus iniciativas estuvieran convocando a una rebelión no
violenta, estarías abriendo el camino a la derrota de esas contrarreformas
neoliberales” (SDPnoticias 16-VIII-2014).
Llama la atención que incluso en Estados Unidos se tiene conocimiento de
esta parálisis e ineficacia de la oposición. Don Knowland, columnista de World
Socialist Web Site, advierte: “En
realidad, López Obrador es apenas otro líder nacionalista que la burguesía
mexicana va a utilizar en su esfuerzo por desviar a la clase obrera mexicana de
la revolución social. Él y Morena impulsan vagamente demandas reformistas con
el fin de promover la ilusión de que la pobreza masiva y el desempleo en México
se pueden eliminar mediante la ‘democratización’ del estado mexicano… En el
análisis final, Morena está allí para evitar que la creciente oposición social
se traduzca en un movimiento político consciente, revolucionario, contra el
capitalismo” (WSWS 11-VIII-2014).
Se quiere insistir en lo siguiente: la radicalidad de los dueños del
poder y el dinero no se puede frenar con mociones tibias o simulacros cívicos
infructuosos. Urge un cambio verdadero… pero interno, es decir, dentro de la
propia oposición. El resto son buenos deseos, o iniciativas aparentemente
nobles que esconden un fin socialmente adverso.
En “Filosofía de la Liberación”,
Enrique Dussel alerta acerca de la vulnerabilidad de cualquier resistencia u
oposición, y sitúa una fortaleza que cabría rescatar en la redefinición de la
lucha política: “El gato puede
equivocarse; es simplemente un manotón en falso. El ratón no puede equivocarse;
es su muerte. Si el ratón vive es porque es mucho más inteligente que el gato”.
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