PRI - PAN - PRD = NARCO-GOBIERNO. Morena: retoño del PRI, segunda generación. |
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por guerrillacmx
Por Ramón I. Centeno
López Obrador no jaló el gatillo de las
pistolas que dispararon a los normalistas, ni tampoco dio la orden a los
verdugos para que lo hicieran. Pero lo que el líder de Morena sí hizo fue
facilitar que la mafia local llegara a la alcaldía de Iguala cuando tuvo la
oportunidad de obstruirlo. AMLO prefirió desestimar las advertencias de la
vieja militancia del PRD en Iguala sobre los vínculos criminales de Abarca, y
optó por confiar en el buen juicio de
Luis Mazón sobre su protegido.
Pero en lugar de explicar estos
hechos, AMLO ha insistido en negarlos. A pesar de su evidente evasión, los
seguidores de su nuevo partido, Morena, parecen estar conformes. ¿Por qué?
Mi hipótesis es que Morena,
más que un partido común, es una comunidad
carismática.
En su trabajo clásico sobre
el tema, Weber definió a la autoridad
carismática como la que “descansa en
la devoción a la santidad específica y excepcional, al heroísmo o al carácter
excepcional de una persona individual, y a las pautas normativas reveladas u
ordenadas por esta”. (¿Algo así como AMLO para sus fieles?) El sociólogo
alemán observó que los seguidores de un líder carismático separan a este de “los hombres ordinarios” y lo tratan “como si poseyera poderes sobrenaturales,
sobrehumanos, o al menos cualidades o poderes específicamente excepcionales”.
De conjunto, Weber definió como “comunidad
carismática” al tipo de grupo sujeto al carisma. (¿Morena?)
De este modo, la defensa de
los seguidores de AMLO en contra de la acusación de que este hizo de alcahuete
del poder en Guerrero, no se basa en la coherencia de sus acciones. Se basa
simplemente en la fe en AMLO y en su inmaculada
“honestidad”. Aunque los hechos
apunten en otra dirección, la autoridad
carismática de AMLO lo protege, por ahora, de las dudas sobre su virginidad política.
Cuando AMLO aún estaba
dentro del PRD, también apoyó al cacique Aguirre en su campaña electoral para
gobernador de Guerrero. Aguirre se había pasado al PRD porque el PRI no lo
quiso lanzar como su candidato. El PRD inmediatamente lo recibió. Aguirre, en
su tiempo como gobernador sólo continuó la dominación priísta sobre Guerrero
pero bajo las siglas del PRD. Entre otros crímenes, en 2011 su policía mató a 2
normalistas de Ayotzinapa y en 2013 metió a la cárcel a líderes de la policía
comunitaria (CRAC-PC), como Néstora Salgado, de Olinalá. AMLO calló.
Si Iguala hubiera estado
protegido por una policía comunitaria en vez de la policía municipal de Abarca,
¿habría ocurrido la reciente tragedia de los normalistas de Ayotzinapa? ¿Por
qué Aguirre dejó operar libremente a esas policías municipales convertidas en
brazos del narco y lanzó toda su furia contra las policías comunitarias
elegidas por los ciudadanos? Estas preguntas admiten varias respuestas
potenciales y ninguna deja bien parado al ex gobernador ni a los que lo
apoyaron.
Por si fuera poco, AMLO
hace poco había proclamado a Luis Mazón, el padrino político del narco-alcalde
de Iguala, como candidato de Morena al gobierno de Guerrero para la elección de
2015. Por cierto, no hubo ningún proceso democrático dentro de Morena para
definir a Mazón como candidato. Fiel al viejo estilo del PRI, AMLO simplemente “destapó” a su gallo: un recordatorio de
que, a final de cuentas, Morena es
también un retoño del PRI de segunda generación.
En el viejo cuento, sólo un
niño podía ser el héroe diciendo que el rey iba desnudo. Por supuesto, si en
ese cuento lo obvio hubiera sido señalado por un adulto, este se habría
convertido en el loco del pueblo, en
el mejor de los casos. Mientras brota ese niño en México, hay que arriesgarse a
cuestionar al dios viviente de la
izquierda en el país, López Obrador. En este caso, el rey no va desnudo
sino que va manchado de sangre. ¿Por
qué casi nadie en la izquierda dice nada?
AMLO destapó como candidato de Morena a gobernador de Guerrero en 2015 a Mazón, padrino político del narco-alcalde Abarca.
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