Noticias Anti
Carcelarias
Nota de CNA México: Difundimos el siguiente comunicado
que nos envían compañeros presos en el Reclusorio Preventivo Norte. Hasta donde
sabemos, la Coordinación está integrada por presos de diferentes áreas del
reclusorio. Una de las primeras acciones que están impulsando es una huelga de hambre escalonada que
iniciaron el 12 de febrero los presos Julio César Núñez Delgadillo y Elías
Landín Bautista, a quienes se les ha segregado de la población en unas celdas
del área de ingreso. Continuaremos pendientes de los acontecimientos.
A lxs rebeldes sociales
Al
pueblo en general
La sociedad es un contrato que reposa
en el miedo, en el miedo a la exclusión, miedo a la justicia, miedo a la
policía, miedo a la autoridad…
Y todo aquel que infrinja las
normatividades será castigadx ejemplarmente para sostener el estado de shock,
pretendiendo atemorizar a lxs individuos con el único fin de mantener su
dominio, a la par de la explotación económica.
Pero debemos preguntarnos… ¿acaso
existe justicia?, ¿Qué es la culpa?
Si lo vemos del lado religioso, es
necesaria la culpa para sostener el sometimiento del individuo ante un régimen
autoritario que reprime desde un absoluto (en este caso Dios), que ata al individuo al yugo de la opresión, de rigurosidad
moral, de mentira existencial
Una característica particular del
hombre moderno como ser histórico y espacio temporal es sin duda alguna el
desinterés hacia todo, que lo impulsa a buscar maneras de evitar enfrentarse
con su realidad.
La angustia que le genera el hecho de
comprender y asimilar la libertad le provoca miedo, miedo a la finitud de su
existencia, miedo a elegir, miedo a la responsabilidad que conlleva ser libre.
La jerarquía que lo moldea, lo
esclaviza y lo condena a una vida banal y sin sentido pues al firmar el contrato
social con el solo hecho de adquirir un registro o una nacionalidad el/la
individuo acepta su sentencia que lo obliga a vivir atado a las cadenas de la
autoridad a cambio de algunas “garantías”,
“derechos” y leyes que entorpecen y
mutilan su libertad, la restringen, la condicionan…
Es para esto que existen diversas y
variadas instituciones. El trabajo real de una institución es el de aniquilar
todo rastro de conciencia y libertad que pudiera haber existido en la mente del
individuo.
Con la institucionalización comienza el
proyecto de domesticación: la familia, la escuela, los tribunales, la cárcel… todas
ellas instituciones fieles y comprometidas con la reproducción y sostenimiento
del sistema social administrado por una elite privilegiada, que se presenta de
manera hipócrita con la promesa de una “vida
digna”, de un trabajo asalariado, con la utopía de la democracia y una
mentira llamada “paz social” que
implica un adormecimiento, una vida encadenada pero con la posibilidad de
pintar al gusto las cadenas.
Y entonces… ¿qué hacer?, cuando la idea
virtual de la legalidad se ve rebasada por la necesidad y el desamparo, por la
vivencia diaria en conflicto con las leyes de exclusión, por la realidad
inevitable que se vive en las calles de las grandes ciudades y en los campos
rurales; realidad a la que pertenecemos lxs oprimidxs y con la que nos
enfrentamos en el día a día…
Es fácil decir hambre, pero no es lo
mismo sentirla, y en condiciones adversas y ante la petrificación del aparato
dominante la ilegalidad es practicada y asimilada como forma de vida y
sobrevivencia. Y al entrar en ella, por buscar alternativas a un sistema en
decadencia, te das cuenta de que existen distintas vías que desenmascaran la
mentira de una sociedad y un Estado pacíficos de ciudadanos honorables…
Y descubres que la corrupción es la vía
de la ilegalidad que el estado propone como alternativa para quienes viven la
pobreza… Con el fomento de la delincuencia y la permisividad para salir del
parámetro legal repetidas veces en complicidad con la autoridad y su silencio y
respaldo a cambio de una ganancia monetaria; los derechos están a la venta y
comienza una lucha precaria por adquirirlos y generar un estado de privilegio y
bienestar, una mentira similar a un anestésico social, que lo hace enfocar en
la competitividad, olvidando que se ha subordinado para aceptar ser un simple
material de producción, que lo ata a la esclavitud perpetua, pues así lo han
moldeado, le han enseñado a ser un rebelde incompleto, a violentar a los de su
misma clase oprimida y a tolerar la violencia de los de arriba, a ser sumiso
con la autoridad. Convierte al individuo en un animal domesticado que velará
por los intereses de su amo y saldrá a defenderlos en cuanto le sea
demandado.
De esta manera, la corrupción al ser
perpetuadora del sistema, no puede ser una vía de lucha y mucho menos en
la cárcel, pues aunque aparentemente “rompe
con los esquemas”, en el fondo no hace más que repetir los ciclos del mismo
y por lo tanto ayuda a su crecimiento y fortalecimiento.
Sin embargo, aún existen rebeldes,
quienes se enfrentan a la oscuridad de las instituciones, sin mediador alguno,
obedeciendo a nadie más que a sí mismo y rebelándose de manera consiente ante
los orígenes de los problemas.
Y es por eso que hemos decidido generar
y compartir momentos de lucha en un espacio común en donde son llevados los
espíritus más libres y menos sumisos; organizados por afinidades y
declarándonos libres en todo momento y en todo lugar hemos decidido actuar y
rechazar la idea misma de una figura autoritaria, sumándonos en una línea
combativa y directa a la lucha antiautoritaria que con la misma determinación
que en las calles, seguimos reivindicando y haciendo nuestra en el cotidiano
andar de las prisiones.
Hoy marcamos la línea con el desconocimiento
de las autoridades penitenciarias asimilándolos como los enemigos inmediatos en
esta etapa de guerra en la que nos tocó ser prisioneros.
¡Por la libertad
de todxs lxs individuxs y seres vivxs!
Contra la represión, el aislamiento y los malos tratos dentro de las
prisiones.
Coordinación
Combativa de Presos en Resistencia (C.C.P.R)
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