La Voz del Anáhuac
Colectivo Azcapotzalco
26 de mayo de 2015
Han transcurrido ya 8 meses
desde que la policía de Iguala asesinó a 6 personas, 3 de ellas estudiantes
normalistas de Ayotzinapa, 1 de ellos salvajemente desollado, una veintena de
heridos, 1 de ellos en coma y secuestró-desapareció a 43 compañeros.
Desde entonces en todo México y en diversos países del mundo se alzan
voces y puños exigiendo la presentación con vida de estos 43 normalistas,
castigo a los autores materiales e intelectuales de este crimen de Estado y
garantías de no repetición.
El Estado ha pretendido dar carpetazo al asunto, responsabilizando a un
cártel de la droga, con la intención de inducir a la resignación y apostando al
olvido.
Pero esto no sucederá, pese a que ahora todos los medios de comunicación
a su servicio buscan que toda la atención se centre en la farsa electoral en
curso. Pero hoy va quedando muy claro que el Estado y los grupos criminales
están asociados. Que no es sólo en Iguala, que no es sólo Abarca, que no es
sólo el PRD, que son los tres niveles de gobierno, que son todos los partidos
políticos, que es el Estado en su conjunto quien ha constituido una mafia criminal
con los diversos cárteles de la droga, que los grupos criminales son parte del
sistema capitalista, que hacen negocios ilícitos que generan enormes utilidades
y que se han asociado con el poder político.
En México padecemos un sistema capitalista que como tal implica a todos
los giros legales e ilegales. Negocios son negocios. Ganancias son ganancias.
El capitalismo desde su origen chorrea sangre y mierda. La llamada guerra contra el crimen organizado no es
más que un ordenamiento sistémico de esos negocios para que las ganancias que
genera también beneficien al poder político. Ahí no importan las ideologías, no
hay ningún principio ético, acaso sólo de comparte la religión del dios dinero.
Sí hay un pleito a muerte entre los diversos cárteles y el gobierno para
imponer el control de territorios. Pero el enemigo verdadero de cárteles y
gobiernos es el pueblo organizado, por eso han criminalizado a las policías
comunitarias y a las autodefensas. Por eso la lucha a muerte contra las
Normales Rurales, porque son cuna de conciencia social, porque desde su origen
sostienen un compromiso verdadero con las luchas agrarias y hoy acompañan la
resistencia de los pueblos contra el despojo de tierra y territorio. La defensa del territorio por parte de los pueblos originarios enfrenta megaproyectos neoliberales (minería a cielo abierto, carreteras, fracking, parques eólicos, presas) y también a los cárteles de narcos que buscan que los comuneros les trabajen sembrando y cosechando droga, o los despojan de sus tierras, con total impunidad, pues las instituciones del gobierno son cómplices.
Por eso se pretende dar carpetazo al caso Ayotzinapa, para que siga imperando la impunidad
que ha campeado de por sí durante décadas, para que los Guerreros Unidos, los Rojos, los Ardillos o cualquier otro cártel se imponga y siga funcionando como grupo narco-paramilitar golpeando a los movimientos sociales. Está claro que la saña con que actuaron contra Ayotzinapa es por su compromiso con las luchas sociales, en particular al lado del magisterio contra la mal llamada "reforma educativa".
Por todo esto se ha generalizado el repudio a la farsa electoral, pues no hay
diferentes proyectos de nación, lo que hay es la disputa por territorios y
mercados. No hay por quién votar. Votar sólo sirve para dar legitimidad a los
grupos criminales aliados a los cacicazgos locales, regionales o al poder
federal, vinculados a todos los partidos políticos.
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