Enrique Guerrero Aviña: estudiante de la UNAM torturado y preso sin prueba alguna desde hace dos años
10 de mayo, 2015
Autor: Johana Belén
Sánchez Rojas
[Sección: opinión]
Resisto la tortura, porque la tortura no
terminó aquellos días, vuelve y embiste de nuevo en la intimidad de la memoria
“Carta a
las mujeres y hombres sinceros, a los que buscan la justicia”,
Enrique Guerrero, 25 de agosto de 2013,
Puente Grande, Jalisco
El 19 de
mayo de 2013, el entonces subsecretario de Normatividad de Medios de la
Secretaría de Gobernación, Eduardo Sánchez Hernández, ofreció una conferencia
de prensa en la que informó la detención de 12 presuntos delincuentes que
perpetraron el secuestro de dos sobrinos del presidente del Consejo Coordinador
Empresarial, Gerardo Gutiérrez Candiani, en Oaxaca.
Enrique Guerrero Aviña, ajedrecista y
estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), es una de las 12 personas encarceladas por el plagio
de los niños; además, figuran dos maestros de la Sección 22 en Oaxaca del
Sindicato y de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE y
CNTE, respectivamente), así como tres activistas simpatizantes del gremio.
El viernes 17 de mayo de 2013, a las 23:15
horas aproximadamente, Enrique conducía su vehículo en las inmediaciones del
Estadio Azteca, en la Ciudad de México, cuando una camioneta blanca lo rebasó y
le cerró el paso: bajaron dos hombres vestidos de civil, armados y
disparándole; el estudiante observó una segunda camioneta que estaba atrás de
él, por lo que aceleró, impactándose así contra la camioneta blanca. Las
camionetas lo siguieron hasta la avenida Río Churubusco, donde detuvieron su
vehículo, pues dejó de funcionar por los impactos de bala recibidos. Al
percatarse de que había personal uniformado, Enrique empezó a correr, y se
refugió en una grúa del Distrito Federal que estaba en Río Churubusco y el
cruce con el Eje 8 Sur. Fue ahí donde logró enviar mensajes por teléfono
celular a su madre, avisándole lo que estaba ocurriendo.
Al lugar llegaron varios sujetos de los que
lo perseguían y lo subieron a una de las camionetas. Eran policías federales,
quienes sin orden de aprehensión, localización o presentación, lo detuvieron y
torturaron por casi 30 horas. Con golpes, asfixia, amenazas físicas, sexuales y
sicológicas los policías exigían a Enrique que aceptara su participación en el
secuestro de los niños: “Me interrogó, me
dijo: ‘Dame nombres de gente que ande en la grilla’, insistía, y me preguntó:
‘¿Quiénes se mueven en la Universidad?’; refiriéndose a cuestiones políticas me
preguntó: ‘¿Qué cabrones se oponen a las reformas?’”. Aún con ello resistió
la tortura para defender la verdad de su inocencia.
Contradicción de la Policía Federal
La
inverosímil versión de la Policía Federal consiste en que Enrique se presentó
en las inmediaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de
Delincuencia Organizada (SEIDO) porque la noche anterior habría sufrido un
percance con los agentes federales que lo seguían y había acordado presentarse
en esa ubicación para reclamar los daños del siniestro. Es ahí cuando la
Policía Federal lo detiene por los cargos ya mencionados.
La orden de localización y presentación era
respecto del usuario y portador de un teléfono celular que nunca ha sido
utilizado por Enrique; tan es así que no fue puesto a disposición de la
autoridad investigadora y mucho menos de la autoridad judicial.
Además de ser falsa, la versión se contradice
con las pruebas aportadas por la defensa: el número de folio con el que se
reporta como desaparecido a Enrique ante Locatel, levantado por su mamá el
viernes 17 de mayo cuando perdió contacto con su hijo y comenzó a buscarlo, así
como el registro de llamadas telefónicas que realizó con ella y los mensajes de
texto en los que le informa que está siendo perseguido por personas armadas.
Otra prueba importante es el dictamen del
vehículo en el que viajaba el ajedrecista cuando los policías federales le
dispararon antes de su detención. Este dictamen indica que el auto presenta,
entre otras cosas, rotura de materiales por producto de impacto de arma de
fuego, contradiciéndose nuevamente con el comunicado emitido desde la
Subsecretaría de Normatividad de Medios de la Secretaría de Gobernación, pues
éste refiere que la captura se realizó “sin
efectuarse un solo disparo”.
El Centro de Derechos Humanos Fray Francisco
de Vitoria, OP, AC (Centro Vitoria), expuso el caso de Guerrero Aviña durante
la visita que realizó a nuestro país el relator Especial de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) sobre la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos
o Degradantes, Juan E Méndez.
De acuerdo con los datos que pudo obtener
durante su estancia, el relator concluyó que la tortura y los malos tratos
cometidos por policías municipales, estatales y federales, agentes
ministeriales estatales y federales, y las Fuerzas Armadas son generalizados en
México. Confirmó lo que tanto la sociedad civil, víctimas de tortura así como
sus familias hemos venido sosteniendo: la tortura se utiliza predominantemente
desde la detención y hasta la puesta a disposición de la persona detenida ante
la autoridad judicial, y con motivo de castigar y extraer confesiones o
información incriminatoria, como en el caso de Enrique Guerrero.
La petición de Enrique
A casi 2
años de lo sucedido, Enrique continúa preso en el penal federal de Occidente
(Jalisco), pese a que no existen declaraciones o testimonios fehacientes en su
contra, no se cuenta con informe policial, o algún medio probatorio, que
permita presumir su participación en dicho secuestro o que forme parte de una
organización criminal.
Por ello,
desde prisión, Enrique Guerrero Aviña nos escribe: “De manera franca y humilde pido el apoyo y la solidaridad de quienes
creen en la justicia difundiendo mi caso y uniendo esfuerzos, alzando la voz
contra la injusticia en cualquier medio, lugar o rincón posible; caminemos
juntos hacia un país mejor donde la injusticia, la tortura y la mentira no
prevalezcan”.
Johana Belén Sánchez Rojas*
*Abogada del Centro de Derechos Humanos Fray
Francisco de Vitoria, OP, AC
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