El Comienzo Periódico II
23 de julio de 2015
La
desaparición del IEEPO forma parte de la ofensiva contra el magisterio nacional
por parte del gobierno federal. Hablamos del desmantelamiento paulatino de la Sección
22 de la CNTE, un gran golpe a uno de los bastiones gremiales que,
históricamente, han estorbado los planes e intereses de los grupos
empresariales que buscan extraer los recursos y explotar al pueblo de Oaxaca.
En los años 80’s la Sección 22 estaba controlada
por el SNTE desde su dirigencia charra creada y promovida por Carlos Jonguitud
Barrios, utilizando los derechos fundamentales del magisterio de manera
oportunista. Las bases comenzaron a organizarse independientes a su dirigencia,
se impulsó la creación de Comités de Lucha cuya labor era impulsar asambleas
regionales, manifestaciones, mítines, brigadeos, escuchar y sobre todo informar
a toda la base magisterial para que se pudiera organizar bajo el respaldo de la
CNTE que había sido creada en 1979. Para el 1 de Mayo de 1980, los profesores y
profesoras tomaron las calles con exigencias básicas: aumento salarial y
democracia sindical. Tras varios años de movilizaciones y unidad en la acción,
el magisterio democrático de Oaxaca arrebató de las manos del SNTE la
dirigencia de la Sección 22 y se marcaba el inicio de un conflicto en que
permanentemente combaten el Estado y la CNTE.
En 1992, el sector democrático de la Sección 22
rechazó la reforma educativa bajo el nombre de Acuerdo Nacional para la
Modernización de la Educación Básica y Normal, que entregaba las
responsabilidades del gobierno federal a la entidad estatal en el terreno
educativo. Con este panorama, el magisterio disidente se planteó la necesidad
de organizarse para arrebatarle al Estado el control y la facultad para
designar diversos puestos que se encontraban en posesión de su aparato
burocrático, y que no tenían vínculo alguno con el sector educativo ni ponía en
consideración la realidad social a la que se enfrentaban las y los docentes.
Las grandes movilizaciones obligaron al Estado a que entregara las jefaturas y
dirección de áreas administrativas del Instituto Estatal de Educación Pública
de Oaxaca (IEEPO) a las bases de la Sección 22.
Actualmente el golpeteo al pueblo oaxaqueño
continúa y el sector educativo sufre una de las embestidas más fuertes a las
que se ha enfrentado; esto no sólo significa un retroceso en los derechos
laborales del magisterio, sino también una amenaza a otros sectores organizados
de la sociedad cuya oposición a las políticas federales de los últimos 3 años,
los colocan en la mira de esta campaña con tintes militares que se observa en
estos días. La reforma educativa ya está cobrando víctimas: empleados del IEEPO
que ahora viven en la incertidumbre sobre su estabilidad laboral, su salario,
prestaciones, y el recurso donde obtienen el sustento diario.
Peña Nieto, diputados, senadores, gobernadores,
hasta la escoria que se aglutina en Mexicanos
Primero, felicitaron a Gabino por desaparecer el IEEPO. El interés
empresarial se enfoca en desvincular la administración de la educación en
Oaxaca del profesorado organizado y consciente; ahora será otro organismo
independiente (SEP), supuestamente situado encima del gobierno y el magisterio,
quien centralizará las funciones administrativas y vendrá a decidir los
contenidos de los planes de estudio; tendrá acceso a la base de datos de todos
los maestros, niños y padres de familia; será el que dictamine quién recibe
salario, quién seguirá en su puesto y para ello se basará en los resultados de
la “indispensable” evaluación
punitiva. El mensaje es claro: imponer
mecanismos de coacción a los profesores, antes que promover la formación
pedagógica. Si se requieren pruebas, las órdenes de aprehensión hablan por
sí mismas, muestran que las actividades sindicales democráticas son castigadas
con cárcel.
Oaxaca se ha llenado de federales, militares y
gendarmes para reprimir cualquier intento de oposición. Paralelamente al
anuncio de la desaparición del IEEPO, las fuerzas armadas resguardan las instalaciones
con equipo antimotines.
Para salvar a la Sección 22, conocer su historia
es una herramienta fundamental. Estudiemos el desarrollo de los procesos en que
la CNTE ha buscado un ejercicio de democracia sindical; luchemos contra la
campaña mediática a través de las brigadas informativas; reivindiquemos los métodos
de lucha y desobediencia civil que integren a la mayoría de las personas a la
movilización. Llamar al pueblo a la defensa de la CNTE significa fomentar el
análisis colectivo entre las bases, promover participación congruente y de
conciencia entre los maestros, que arrastren y obliguen al grueso del gremio
sindical a caminar al mismo paso, al mismo ritmo. Quienes no quieran luchar con
el magisterio democrático, que se hagan a un lado, que no entorpezcan la
defensa legítima de la educación pública y el empleo digno. Es urgente,
aprovechemos el ímpetu prevaleciente en los 26 estados incorporados
recientemente a la disidencia para organizar una respuesta coordinada y
nacional, y presionemos desde las bases por una lucha sindical amplia puesto
que la reforma es a nivel constitucional y una simple lucha a nivel estatal no
podrá hacerle frente.
¡Al gobierno no le importa a los pueblos educar,
le importan la policía y la fuerza militar!
¡EL MAESTRO LUCHANDO TAMBIÉN ESTA ENSEÑANDO!
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